•All I Want For Christmas• «|KookMin|»

My little Gift.

De verdad no me puedo creer haber llegado ya a las ¡100 vistas! tal vez parecerá poco pero para mi es demasiado, eso significa que voy por un buen camino. No creí llegar a este punto y como siempre agradezco mil y un veces que lean mi humilde y loco fic...

Ya dejemos el sentimentalismo y aquí el capítulo...

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"Es hermoso y aparentemente inofensivo" —esa era la primera impresión de JungKook ante aquella extraña personita de rubios cabellos.

Pero en la mente del azabache, como una nueva notificación en su celular, emergió un cartel brillante con el clásico: "LAS APARIENCIAS ENGAÑAN KOOK", escrito en letras enormes con luces titilantes. Solo esa señal le amarró de nuevo al suelo, y se resistió a seguir admirándolo. Arrugó el entrecejo y aclaró su voz asustando al pequeño y tierno chico que al parecer compartía su misma edad.

—¿Quién eres? ¿Por qué estas en mi casa? ¿Y qué buscas aquí? —exigió en tono firme. El pequeño rubio miró por primera vez directamente a JungKook con ojos asustadizos, mismos que empezaron a cristalizarse.

Al azabache se retractó de haberle hablado de tal manera, había sido muy rudo, no debió bombardearlo con tantas preguntas, de por sí el chico estaba más que asustado. Intentó acercarse pero el rubio retrocedió escudándose con la manta.

«Excelente Jeon» —suspiró al ver lo que provocó. Con cautela, se deslizó cerca al pequeño y colocó su mano sobre su cabeza dando ligeros toques para intentar calmarlo. De pronto JungKook se fijó en su propia muñeca observando el brazalete que había encontrado el día anterior y releyó aquel nombre: "JiMin".

«No, es una locura...»

—¿JiMin...? —susurró, a lo que el pequeño chico alzó su cabeza con mirada asombrada y siguiente a eso le regaló una amplia sonrisa ocultando sus ojos detrás de sus regordetas y rosadas mejillas. Se veía aun más adorable todavía, joder. JungKook moriría de ternura definitivamente.

Se aclaró la voz intentando concentrarse, aunque su mente le repetía una y otra vez que sería una misión imposible, con esa figura frente a él que irradiaba ternura y belleza por cada poro.

«¡Contrólate JungKook!»—le abofeteó su conciencia.

«Analicemos la situación. Hay un extraño chico que apareció de un momento a otro, justo en la mañana de navidad, envuelto en una manta, debajo del inmenso árbol, como si fuese un jodido...» —de pronto, su mente se vació, quedó en blanco mientras vagos recuerdos del día anterior volvían dolorosamente. Probó hilar cada uno, en un intento de buscarle un sentido lógico a lo que sucedía, pero nada, no había nada medianamente cuerdo y con sentido que lo explicase.

Pero, ¿y si pensara desde otro punto de vista? ¿Del punto descabellado? ¡Bingo! Generó una idea. En extremo absurda, pero diablos, era una idea.

1) Sus incesantes —por no decir desesperadas— ganas de no estar solo en la víspera de navidad.

2) Después la aparición de ese brazalete con —justamente— el nombre "JiMin" grabado en una placa, como si fuese un indicio. Y aparentemente es el nombre del chico.

3) Última pieza, ese pequeño rubio cachetón que apareció de la nada como si fuese ¡UN JODIDO REGALO NAVIDEÑO!

Mismo que ahora miraba al azabache con una mirada expectante y preocupada por la ensoñación de éste; JungKook simplemente se mantenía mirando al vacío mientras su cabeza estallaba en más posibilidades y teorías.

El chico podía sentir vivamente la inquietud de Jungkook, cosa que le preocupó, no quería verlo así.

Hace un instante ese lindo cachetón se había tranquilizado de manera inmediata con el atento gesto de JungKook, el hecho de que el azabache lo acariciara para darle confianza, sólo ese gesto, le hizo ver que ese pelinegro sentado delante de él con la mirada perdida no era malo, podía confiar ¿Cierto? Por lo que no dudó dos veces en colocar su pequeña mano regordeta en la mejila de JungKook acariciándolo con su pulgar, y con sus ojos cuales rendijas le miraba tímido intentando decir: «Todo está bien».