•All I Want For Christmas• «|KookMin|»

I Need To Know.

Después de navidad y antes de año nuevo —y del cumpleaños de TaeHyung, por supuesto—, hoy era uno de los días preferidos de JungKook en el mes: 28 de diciembre.

Exactamente: Día de los Inocentes.

JungKook aprendió a celebrar correctamente este día cuando conoció al resto de sus amigos al llegar de Busan. El año anterior, su primo YoonGi quiso matarle de un infarto con una broma de un accidente con mucha sangre falsa; Jin bebió toda la noche anterior y junto con NamJoon recorrieron la ciudad gritando idioteces o tocando las puertas de las personas haciendo bromas; TaeHyung junto a HoSeok, fueron de casa en casa intentando recoger dinero alegando a las personas de que milagrosamente había quedado embarazado y su esposo HoSeok no tenía como mantener a la futura criatura en camino. Por su parte, JungKook solo tomó pequeñas participaciones en aquellas travesuras, no sería muy bien visto que el hijo menor de la familia Jeon estuviese involucrado en semejantes "actos vandálicos", o eso dirían los medios.

En el pent-hose, JiMin aún se encontraba durmiendo aferrado a su pecho con una pierna sobre su estómago. JungKook no deseaba arruinar aquella tierna imagen, por lo que con sumo cuidado logró despegarlo de su cuerpo y acomodó mejor en la cama; definitivamente hermoso, no resistió la tentación y le tomó una foto, la cual ahora sería fondo de pantalla, bloqueo, chat y si era preciso haría miles de copias.

—¿Cómo es posible que seas tan endemoniadamente tierno enano? —susurró acariciando uno de sus mofletes.

Se levantó con dirección al baño, se aseó y de nuevo pudo comprobar la profundad con la que dormía el rubio, cuando al salir con una toalla al rededor de su cintura y tropezar con la mesa de noche haciendo un ruido sordo, JiMin seguía durmiendo tranquilamente. JungKook se vistió con ropa ligeramente abrigada, el frío no era tan intenso como los días anteriores, tenía ganas de salir un rato, probablemente probar su nueva cámara y tomar unas fotos de la nevada, comprar el desayuno.

Ya listo, dejó una nota sobre la mesa de noche diciendo que regresaría en menos de quince minutos. Agarró su cámara, bajó a la primera planta, bebió tranquilamente un café, revisó notificaciones en su celular, tomó las llaves y se dirigió a la salida.

Seúl estaba más que hermosa esa mañana, habían algunas farolas y árboles con rastro de la blanquecina nieve sobre sus copas, el ambiente era fantástico la gente caminaba de aquí a allá abrigada y algunos niños se encargaban de hacer graciosos muñecos de nieve. JungKook no tardó ni dos segundos en tomar su nueva cámara y captar las escenas que se le planteaban a medida que caminaba hacia una cafetería cercana —la cual no se encontraba para nada vacía—, JungKook pacientemente hizo la fila demorando casi diez minutos en ella, cuando llegó a la caja ordenó dos chocolates calientes con malvaviscos, una porción de rosquillas y una tartaleta de fresa que tanto le encantaban con crema batida en el tope.

🎄

Ya con el desayuno en sus manos, abrió la puerta del pent-house; dejó sus zapatos en la entrada y revisó el living en busca de JiMin pero no había ningún rastro, llegó a la cocina para dejar la comida imaginando al rubio atracando la nevera, pero tampoco se encontraba ahí.

Subió las escaleras, entró a su habitación y se encontró con su cama perfectamente ordenada, sin señales aún de JiMin; la oleada de preocupación que se desató en su interior disminuyó al ver las puertas del balcón abiertas, se acercó y ahí estaba sentado en el suelo, con su manta amarilla cubriéndole. Un déjà-vu se hizo presente, el recuerdo fugaz de aquella primera noche de su llegada, apareció en su mente haciéndole sonreír.

—Hey... —le llamó JungKook recostándose de una pared cercana.

JiMin suspiró y sin volverse respondió:—Buenos días Kook.