I will take care of you.

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JungKook seguía estático en medio de la sala, Hye Soo había desaparecido en la cocina mientras reprendía a "JiMin" por comer tantos dulces a la vez.

Pero obviamente no podía ser el mismo de su sueño, pues ¡fue un sueño! Además existen muchas personas en Corea con ese nombre. Dah...

Sin embargo, dudoso de aquello, se arrastró hacia la cocina, encontrándese a su noona quien le daba la espalda en tanto se ocupaba de desenvolver un caramelo de leche. JungKook desde su punto podía ver unos pies colgando sentado en la encimera de la cocina y unos rubios cabellos que sobresalían mientras más se acercaba.

—JiMin, si comes muchos al mismo tiempo te dolerá la panza —sonaba el plástico entre dedos—, ya llevas diez de estos. Éste es el último.

Cuando Hye Soo se movió hacia el cesto para deshacerse del envoltorio, el azabache pudo ver la identidad del individuo.

— No puede ser... —ese pequeño chico que juraba haber soñado y echado de su casa, se encotraba masticando graciosamente un caramelo entre sus regordetas mejillas, mientras balanceaba sus piernas al borde de la encimera, cual columpio—. O-oye... Tú...

— ¡Oh Kookie! Él es JiMin —dijo Hye Soo, tan natural como si le presentara un familiar cualquiera. El susodicho levantó la mirada conectándola con la del pelinegro, para después regalarle una sonrisa que hacía desaparecer sus ojitos, estremeciendo al más alto.

«¿Por qué me sonríes? ¿Por qué lo haces si te eché de mi casa? No entiendo...» —sus pensamientos eran un remolino total.

— ¡JungKook! —la ama de llaves chasqueó de nuevo delante de los ojos del pelinegro— ¿Qué sucede cariño? Te perdiste por un instante.

— Yo... Eh... Él... —las palabras se convertían en balbuceos. Aún no podía asimilarlo correctamente.

Eso quería decir, que nada había sido una ilusión, todo era real, pero... ¿Cómo?

— Al llegar lo encontré afuera Kook —dijo Hye Soo al notar que Jeon no podía armar una oración coherente—. El pobre estaba arrinconado en la puerta abrazando sus piernas, temblaba de frío, ¿y quién no? con la temperatura en la que estamos...

A JungKook se le hizo un nudo en la garganta con tan sólo pensarlo. Lo había sacado cuando aún era de día, subió a la habitación y se acurrucó en sus sábanas tibias hasta dormirse. ¿Cuántas horas habrá pasado en esa posición, hasta que su noona lo encontró?

"Sip, definitivamente, Jeon JungKook eres el peor ser humano de la historia. No, del universo" —su conciencia lo abrumaba cada vez más.

— ...Soy madre JungKook no podía dejarlo allá afuera —prosiguió la mujer mientras acariciaba los cabellos del chico—. Así que lo invité a pasar, lo calenté y me ha estado haciendo compañía desde entonces... Es muy callado ¿Sabes?, ni siquiera me respondió cuando le pregunté su nombre. Lo supe cuando le vi esto —tomó la muñeca del chico y mostró el brazalete de cuero—. JiMin...

JungKook revisó su propia muñeca, donde se supone que debía de estar el accesorio, probablemente lo dejó caer cuando sacó al chico—. «Y aquí viene de nuevo... Culpabilidad». 

—Oh... —es lo único que pudo responder.

—No lo conoces ¿O sí, Kookie? —inquirió la mujer mientras arreglaba la estantería de especias—. ¿Conquista de una noche?

JungKook se sintió como si hubiese cometido algún asesinato y ahora los oficiales debían interrogarlo.

—Noona...

—Solo quiero saber, es inusual que él estuviese recostado en tu puerta, como si esperara que le abrieran ¿no crees?

Sí, efectivamente no podía mentirle a esa mujer. Debía decirle lo que había ocurrido, aunque temía que lo tomara por loco.

•All I Want For Christmas• «|KookMin|»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora