¿Tarde cierto? Lo sé, pero antes que nada deseo agradecer a las personas que siguen, votan y comentan la historia, de verdad no tengo cómo agradecerles sino dándoles un nuevo capítulo. Así que aquí tienen...
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Las manecillas del reloj marcaban las cuatro y media de la tarde, del 25 de diciembre.
Así es, ¡Feliz navidad!
Y la mejor manera que JungKook consiguió para festejarlo, fue una resaca que aún lo tenía tumbado en su cama.
—¡Ohh..! —se revolvió entre sus sábanas, quejándose del fuerte dolor de cabeza que comenzaba a hacer acto de presencia—. ¿Pero qué...? Ohh... Dios, cómo duele —JungKook aún sin abrir sus ojos sobó una y otra vez su sien en un intento fallido de apaciguar el dolor, y como su pesado cuerpo le permitió se sentó en la orilla de la cama abriendo sus ojos lentamente. Todo empezó a dar vueltas a su alrededor, cerró de nuevo los ojos tirándose de vuelta a la cama colocando sus manos sobre su rostro.
«¿Qué pasó anoche?» —se preguntó. Lo último que llegaba a recordar era estar en el bar, hablando con SeokJin el cual después de unas ¿cinco botellas de Soju? Hacía malos chistes, pero aún así ambos se carcajeaba hasta que su estómagos dolieran. De allí en adelante solo simples borrones.
Después de permanecer acostado, intentado recopilar información de su cerebro, su cabeza se estabilizó hasta cierto punto, puesto que el dolor de cabeza se rehusaba a abandonarlo. Se levantó —tambaleándose—, se arrastró por las paredes del cuarto con dirección al baño, no titubeó al sacarse la ropa tan rápido como pudo y se adentró a la ducha dejando que el agua lo recorriera por completo. Cuando su cuerpo se volvió un poco más ligero, salió del baño y vistió lo primero que encontró en el armario: camiseta y pantalón de chandal.
Se sentó en la orilla de su cama y halló su celular enredado entre las sábanas. Marcó rápidamente el número de Jin, era el único que había estado ahí para verlo y probablemente quien lo trajo a casa también.
Después del segundo tono atendió.
—¡Hyung! —se apresuró a gritar, arrepintiéndose puesto que se ejerció presión en su sien—. Por favor... Dime que me acosté con alguien anoche y no fui como los estúpidos borrachos de cantina que se duermen sobre la barra, por favor dime que tuve acción anoche.
—Jeon JungKook... ¿Acaso no te advertí que te alejaras de SeokJin? De verdad me estás hartando mocoso —era NamJoon quien estaba al teléfono—. Supéralo, Jin se consiguió a alguien mejor ¿O debo recordarte que esta conmigo ahora?
Kook sabía que NamJoon no era mal tipo, pero le jodía cuando empezaba con sus amenazas estúpidas. El moreno aún no podía superar la corta relación de semana y media que compartieron el pelinegro y su actual pareja.
—A ver Kim NamJoon... —respiró lentamente, midiendo sus palabras para que no produjeran una nueva migraña—. Me alegra de que puedas tener una mejor relación con mi hyung de la que él y yo pudimos tener. ¡Pero en este jodido momento necesito a Jin contestando el jodido celular! ¡AHORA!
—¡NamJoon! —JungKook se relajó al escuchar la voz de Jin—.¿Cuántas veces te he dicho que no toques mis cosas, eh? ¿Acaso yo invado tu privacidad? ¿O es que no confías en mí? No me des explicaciones, espera afuera —rió dándose cuentas quién llevaba el látigo en la relación—. ¿Kookie? Lo siento, supuse que llamarías. Idiota irresponsable... Te quedaste dormido en la barra y junto a JaeBum te llevamos a casa en su auto. Tuve que pagar por tus ocho botellas de soju, de nada.
JungKook suspiró sonoramente irritado, no esperaba esa respuesta. Esperaba que le dijera que había tenido una noche tan alocada y salvaje que sería el héroe patrio para cada hombre en el mundo. Pero no, terminó como un idiota ahogando las penas en alcohol.
—Oye, no te quiero dejar así —comentó el mayor debido al silencio que se generó en la línea—, pero NamJinie intenta cocinar y sabes que la cocina y él... No se llevan. Adiós Kookie, sé más responsable por favor, cuida- ¡Santo Cristo, perdónalo! ¿Kim NamJoon qué estás haci-? —Cortó la llamada.
—Si hyung, gracias... —habló para sí. Se quedó en silencio unos instantes soportando el fuerte palpitar de sus neuronas. Necesitaba una aspirina.
Se acercó hasta la gaveta de la mesa de noche, sacó el frasco de medicamentos y extrajo dos píldoras —una sola no era lo suficientemente potente—. Cuando las acercó a sus labios un estruendo proveniente de la primera planta lo hizo sobresaltar, haciendo que las cápsulas cayeran de sus manos, a quién sabe donde.
—¿Qué diablos...? —no terminó de cuestionarse cuando el estruendo se repitió, asustándolo. Su ama de llaves no volvería hasta después de la primera semana de enero, sus padres estaban en un viaje a Japón y TaekWoon no era de hacer visitas. El pelinegro tomó lo primero que tuvo a la mano en defensa: una almohada.
— ¡Oh perfecto! Harás una dulce pijamada y golpearás al tipo hasta que el relleno se salga, que inteligente —se dijo a sí mismo irónico—. Bueno, tal vez me de ventaja para escapar —dijo poco convencido.
Bajó lentamente las escaleras, con todos sus sentidos alertas ante cualquier amenaza. Al llegar al último escalón se encontró con los adornos y bambalinas del árbol regados por todo el suelo —quería escapar en ese instante, pero igual continuó—. Observó el árbol y parecía que le hubieran dado una buena sacudida, pocos adornos aún se mantenían ilesos. Además del atentado contra los adornos, el lugar estaba intacto y la puerta aún cerrada; no tenía pinta de que fuera algún robo, todo seguía en su lugar.
Se acercó temeroso al árbol cuando observó que se sacudía levemente, se preparó con su almohada listo para atacar, esperaba encontrarse con el malhechor ahí escondido esperándolo con toda la cara de asesino serial, sin embargo solo encontró una manta amarilla en los pies del mismo y un gran bulto que se removía debajo. No entendía nada. Hasta que unos pequeños ojos cafés se asomaron tímidamente bajo la manta, JungKook se asustó —de igual manera asustando a lo que sea que estuviese ahí—. Soltó la almohada y se escondió detrás del sofá, si el ladrón quería llevarse algo que lo hiciera ahora y lo dejara en paz.
Aunque... Un ladrón nunca se escondería, menos en el pie de un árbol de navidad bajo una sábana.
JungKook se volvió a armar con algo de valor y se acercó una vez más a la manta, que se seguía moviendo como si estuviera ¿temblando?
—¿Quién eres? —intentó sonar osado, pero su voz flaqueó—. ¿Por qué te escondes? ¿Quién eres?
Con cada pregunta el bulto se sobresaltaba.
El azabache se hartó de no conseguir respuesta y se agachó frente a la sábana, y lo que sea que estuviese escondido ahí abajo le tenía más miedo a JungKook, que él al bulto. Así que tomó una esquina de la manta e intento jalar de ella pero no lo consiguió, de verdad estaba asustado lo que ahí abajo se escondía.
—Yo... n-no te haré daño —no se veía para nada como una amenaza—. Ven, sal, no te haré daño, no soy malo lo prometo. Solo quiero verte, ¿sí?
El bulto se incorporó, sentándose correctamente y JungKook pudo notar como sobresalían de la manta unas manos pequeñas y regordetas parecidas a las de un niño, pero aún no podía observar el rostro. Así que tiró de nuevo, destapando por fin el enigma.
El pelinegro no esperaba para nada lo que descubriría allí abajo: un pequeño chico vestido de blanco cual jodido ángel, piel como porcelana, cabellos amarillos pálidos y ondulados, mejillas regordetas y rosadas, sus ojos no lo miraban directamente pero sabía que eran castaños, y pudo notar como el chico se mordía unos gruesos labios carmesí.
No les iba a mentir, para Jeon JungKook lo que se encontraba ante sus ojos era la imagen más hermosa y tierna que haya podido ver a sus cortos veinte años de vida...
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Primer fanfic y me siento emocionada...
Dejen su opinión en los comentarios y no olviden de votar si les gusta la historia y si no también XD
Peace out.
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•All I Want For Christmas• «|KookMin|»
FanficJungKook se siente muy solo en la víspera de navidad y lo que más desea es tener a alguien con quien compartir en estas fiestas. Así que, un simple deseo navideño podría llegar a cambiarlo todo. ➳Pareja principal: KookMin ➳Mención de: VHope y NamJi...