A Call.

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JiMin quería olvidar, quería solo cerrar sus ojos y olvidar toda esa jodida semana. No quería recordar lo feliz que se había sentido junto a JungKook, tampoco quería recordar sus besos, sus caricias, los motes de cariño o la primera vez que durmieron juntos, y mucho menos recordar cuando le escuchó decir por primera vez: "Te quiero JiMinie". Solo esas imágenes atormentaban su mente y corazón; quería correr tras JungKook, pedirle olvidar todo y solo vivir el tiempo que quedaba amándose mutuamente, pero no podía, no sería tan insensible como para ilusionar al azabache por segundos y luego en un abrir y cerrar de ojos ya no existiría más, dejando un vacío irremediable. Nadie se merecía ser traicionado de esa forma.

Ya no había nada que le pudiese importar, lo que haría a continuación sería buscar un lugar alejado y tranquilo, se recostaría con los ojos cerrados y trataría de dormir hasta que ya no pueda despertar de nuevo.

Mientras arrastraba sus pies sin rumbo, extrañamente se sintió húmedo y luego empapado, fue cuando notó que a su alrededor llovía a cántaros, ni de eso se había percatado; como tampoco notó las cegantes luces aproximarse hacia su escuálido cuerpo. Solo pudo fijar su mirada en los intensos destellos que cada vez se acercaban y después ya no había nada.

JiMinie... —Jungkook acariciaba su cabello mientras repartía besos por todo su rostro—. Amor, es hora de despertar... —el olor a café recién hecho era tan dulce y embriagante—. JiMinie vamos, abre los ojos hay que despertar.

Kookie... —se revolvió entre las sábanas sin abrir sus ojos—. Dame otros minutos más... Tengo sueño.

No, no, no —JungKook rozaba la punta de su nariz en la curvatura de su cuello inhalando el dulce aroma que el más bajo desprendía—. Debes despertar... Abre los ojos amor, por favor...

La calidez que JiMin sentía en ese instante se expandía por cada extremidad de su cuerpo, haciendo sus vellos erizar. Esto es lo que necesitaba, estar con JungKook, estar a su lado y no volver a alejarse.

—¡Abre los ojos! —le escuchaba gritar—. Vamos, por favor, abre los ojos —su cuerpo recibió otra sacudida, haciéndolo reaccionar—. Por favor, por favor, por favor... ¡Abre los ojos!

El recuerdo desvaneció llevándose consigo la calidez, abriendo paso a la fría oscuridad. Lo primero que sus ojos pudieron observar, fue de nuevo el rostro de aquel chico con cabellos grises, estaba mojado y su mirada expresaba temor y desespero.

—¿J-JungKook? —logró articular intentando mejorar el enfoque, ese chico compartía cierta similitud con el azabache. Pero para su decepción no era él.

—¡Gracias a Dios estas bien! —expresó el muchacho quitando las gotas de lluvia que caían de su rostro. Tomó a JiMin del suelo y logró ponerlo de pie—. Ven, vamos. Estar a mitad de una avenida no es buena idea.

YuGyeom lo introdujo con delicadeza en el auto que hace unos instantes estuvo a punto de atropellarlo y tomó lugar en el asiento del piloto, aferrando sus manos en el volante y observando a un empapado JiMin quien tenía su mente en otro lugar.

—¿Estas bien? —pronunció después de unos segundos de silencio. Pero no recibió respuesta alguna del pelinaranja a su lado—. ¿JiMin, cierto?... Te llevaré a mi casa.

El de mejillas abultadas le importaba una mierda lo que hicieran con él, podían barrer el piso con su cuerpo las veces que quisieran y no opondría resistencia; además de que le valía muy poco, su mente tampoco se hallaba donde se supone que debería. Aún sus pensamientos flotaban en el recuerdo de hace unos instantes, de lo feliz que se había sentido al tener al pelinegro a su lado, llamándole tan dulcemente y obsequiándole mimos; esos eran lo pensamientos que quería conservar, no aquellos donde la desolación y culpabilidad se apoderaba de su cuerpo diciendo una y otra vez contradicciones: "no debiste romperle el corazón, ni hablarle de esa manera", "es lo mejor para ambos, sería un error continuar", "debiste callar y ocultarle todo, si así fuese tal vez seguirías a su lado".

•All I Want For Christmas• «|KookMin|»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora