N O A HDejo los platos limpios sobre el estante, y al ver que ya todo está en orden quito mi delantal y lo cuelgo en la pared. Tomo mi mochila que está en el suelo y me despido de todos antes de marcharme. Las pocas horas en el trabajo han transcurrido rápido, y es algo de agradecer ya que no es algo que pasa muy seguido en este lugar.
Con ambas manos en los bolsillos camino por las calles del pueblo a las afueras de la ciudad NewValley. El cielo empieza a oscurecer y el frío es tremendo, me las empeño para cubrirme más con mi chaqueta y calentar un poco mi cuerpo. Poco a poco las personas van desapareciendo; algunas de ellas vuelven con su familias, otros con sus parejas, mientras que otros solamente estarán solos, sin que nadie los espere en casa y los reciba con alegría.
Lamentablemente la última opción es la mía.
Nadie me espera en la puerta de la casa. No hay nadie que me pregunte qué tal estuvo mi día, ceno con el teléfono en la mano y nadie me regaña, puedo andar en ropa interior por la casa y no hay nadie que me vea, puedo llegar o no y nadie se preocupa, y aunque para mucho es lo mejor que les podría pasar, para mí no lo es. La soledad a veces es mala, y te mata de poco a poco...
Miro mi reloj y faltan cinco minutos para las 8pm. Doblo en una esquina, pero me detengo abruptamente y quedo perplejo al escuchar unas voces, que para mi suerte (noten el sarcasmo) son bastante familiares.
—¡Huérfano! ¿A dónde vas?— pregunta Jake. Un chico rubio alto que pertenece a una de las pandillas más temibles de este pueblo.
Lo miro sin decir nada. Si algo he aprendido en todos estos años es a no decirle ni una sola palabra a él y al resto de los chicos que lo acompañan, pero de nada vale porque aún así consiguen lastimarme.
—No es de tu incumbencia.— murmuro y sigo mi camino, pero claro está que Jake no parará de insistir hasta lograr hacerme daño, como todas las veces anteriores...
—Mira, huérfano. ¿Tú crees que puedes escapar de mí así tan fácil? Pues no, quiero divertirme y tú eres mi juguete.— dice sin expresión alguna mientras se acerca lentamente. Por un momento puedo sentir su respiración cerca de mi mejilla, está a escasos metros de mi cara. En un abrir y cerrar de ojos siento como escupe en mi cara y de ríe fuertemente como si fuera lo más gracioso del mundo.
Es entonces cuando todo pasa en cámara lenta, sus "amigos" me acorralan contra la pared de concreto mientras que Jake saca provecho para dejar varios golpes en mi rostro al igual que en mi estómago.
Cuando por fin Jake se siente sastifecho por lo que acaba de ocurrir, hace un mando a sus amigos para que me suelten. Todos salen corriendo dejándome ahí solo y acostado sobre el frío pavimento. Pasan varios minutos cuando al fin puedo controlar mi respiración, y con mis pocas fuerzas consigo ponerme de pie. Recorro la calle con mi cabeza cabizbaja hasta mi destino. Por suerte nadie me ha visto mientras me dirijo a casa. Lo menos que quiero en estos momentos es espantar a la gente, porque estoy seguro que mi rostro debe de ser un completo desastre.
Debo admitir que el ruido de la ciudad aturden mis pensamientos. Y que mi mente no ha dejado de lastimarme y cada vez cava un hoyo más profundo.
Saco las llaves de mi mochila y abro lentamente la puerta. Cierro esta detrás de mí y me dejó caer al frío piso. Como de costumbre, lágrimas empiezan a caer por mis mejillas como si fuesen una cascada.
Todo se ha vuelto una mierda, cada vez el cansancio se va haciendo más grande, pero yo no me quiero rendir, al menos no ahora.
Me levanto y camino hacia el baño para limpiar mi rostro. Contemplo mi reflejo en el pedazo de espejo que cuelga en la pared y rió sin ganas al verme, cualquiera que me viese sentiría temor, e incluso pensarían que soy un monstruo por la cara tan lastimada que llevaba ahora mismo.
Mi rostro está totalmente demacrado, mi piel está pálida y hay rastros de sangre en mi nariz y boca. Saco el botiquín del armario y con unas toallas limpio cada rincón de mi cara. Al terminar, pongo todo en su lugar y camino a mi habitación
Elapetito se ha ido por completo y lo más que deseo en estos momentos es cerrar mis ojos y dormir, o mejor dicho, desaparecer y soñar que nada de esto es mi triste realidad.
Suspiro soltando todo el aire que llevaba cargando. Como si de esa manera liberará todo el lío que llevaba en mi camisa.
Me desvisto y me dejo caer sobre la cama. Iba a contar ovejas, pero ya he contado tantas las últimas tres noches, que creo que el rebaño ya está cansado de eso. Así que simplemente me quedo ahí.
Quiero caer en un sueño lento, y despacio.
Hundirme poco a poco en un sueño leve y luego profundo, sin molestias, sin sobresaltos, sin malos sueños. Despertar como si me hubiera acostado borracho, perdido, pero sin estarlo.
Me quedo mirando el techo, mientras mi cuerpo se relaja por completo y de poco a poco voy quedando inconsciente, y sumergido en un profundo sueño.
Y así es como otro maldito día repleto de depresión va llegando a su fin... sólo faltan otros cuantos miles y todo habrá acabado.
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N O A H © | Terminada ✓
Teen FictionSe dice que la vida es como un barco. Y el único responsable en que el barco avance eres tú. Tú decides si quieres remar, o que el barco permanezca ahí y se hunda con el pasar del tiempo. Y al parecer, Noah se encontraba en medio de esas dos decisi...