No quiero que llegue la hora de despertar.
No quiero que llegue la hora de tener que levantarme de mi cama.No quiero que llegue la hora en la que tenga que salir y enfrentarme al mundo, pero lamentablemente abro mis ojos haciendo que el sueño desaparezca. Frunzo el ceño al percatarme que todavía es de noche por la gran oscuridad que se refleja por mi ventana y opaca toda la habitación.
Miro la hora en el pequeño reloj que está colgado en la pared. 1:12 am. ¿Qué hago despierto a estas horas inhumanas? Ah, sí, el insomnio existe.
Paso ambas manos por mi rostro, pero suelto un quejido al sentir un leve dolor cerca de mi labio inferior. Me coloco de pie y camino hasta el baño, y de nuevo veo mi reflejo en el espejo. Puedo ver como mi labio está rojo e hinchado, y abajo de mi ojo izquierdo hay un gran moretón.
Empapo mi rostro con agua fría, pero me detengo al escuchar un raro sonido. Tomo la camiseta blanca desgastada que cuelga en la pared y me la coloco topermente.
Salgo silenciosamente del baño y camino hasta los escalones, y bajo despacio. De nuevo escucho ese sonido el cual proviene de afuera. Tomo el bate que se encuentra cerca de la puerta y camino hacia la ventana donde puedo observar una sombra de una figura. Por un momento pienso que es Jake, pero no lo es.
Mi mandíbula se tensa al ver una chica escondida entre los arbustos. Abro silenciosamente la puerta y camino hacia ella sin hacer ruido.
—¿Qué demonios haces en mi casa?— pregunto con mi ceño fruncido. La chica voltea a verme y quedo plasmado al ver sus ojos celestes.
Quizás hayan sido los ojos más bellos que he visto y no miento, no puedo dejar de mirarle fijamente.
—La policía...— susurra mientras aparta su mirada de la mía para luego volver a ver hacia la calle. —La policía me busca. Se dieron cuenta que maté a mis padres...—una sonrisa algo se dibuja en sus labios. Mi mandíbula se tensa nuevamente y pronto el miedo se apodera de mí. Tomo con más fuerza el bate en mis manos y ella se ríe. —Es broma, pero sí, la policía me busca, me encontraron garabateando en una pared vieja que hay a unas cuadras de aquí.—dice señalando una bolsa donde se encuentra dos sprays de color rojo. Relajo mi mandíbula y camino de nuevo a casa sin preocupación, pero su voz me detiene.
—Sé que recién te conozco y que no debería de hacer esto, pero ¿Me dejarías pasar la noche en tu casa?— pregunta nerviosa. Me volteo y la miro de nuevo.
Si le digo que no, probablemente me sentiré mal toda la noche con mi conciencia torturandome por haber dejado a la chica en la calle.
—Sinceramente te diría que no, pero ya es muy tarde como para que te quedes ahí afuera sola.—suspiro en derrota y abro la puerta. La chica agarra la bolsa con sprays y camina detrás de mí. Cierro la puerta y enciendo la luz.
—¡Gracias!— agradece con una pequeña sonrisa. —¿Y tus padres?— pregunta mientras se sienta en el sofá. —¿Están durmiendo?— su inocente voz inunda mis oídos. La miro por un segundos. ¿En serio acabo de escuchar bien?
—No tengo.— digo con cierto tono cortante mientras saco una cerveza del frigorífico y la empiezo a beber. La chica me mira estupefacta y raramente me siento incómodo por su mirada tan penetrante. Esquivo su mirada y me apoyo sobre la pared.
—Lo siento.— se disculpa mientras agacha su cabeza. —Soy muy tonta. No tenía que haberte preguntado eso.
—No te disculpes.— le resto importancia mientras levanto los hombros. Le doy un sobró largo a la cerveza y dejo la lata sobre la encimera. —Ya es tarde y supongo que tienes sueño. Ve dormir a mi cama, yo dormiré en el sofá.— digo para cambiar de tema. Ella asiente lentamente y un silencio incómodo nos invade. Rasco mi cuello sin saber muy bien qué decir.
—Oh, cierto!— dice mientras se da un ligero golpesio en su frente. —Me llamo Charlotte, pero dime Lottie. Así me dicen mis amigos.— dice de repente y extiende su mano.
—Lindo nombre, Charlotte. Yo soy Noah, pero dime Noah.—estrecho su mano y sin evitarlo, una risita sale de mi boca. Ella me mira con una sonrisa. —Bien, ve a mi habitación, queda en el piso de arriba, la encontrarás con facilidad.— Camino hacia el sofá, pero antes quito mi camiseta para poder dormir cómodo. Charlotte contempla mi cuerpo embobada y me esfuerzo para no reírme. —Mis ojos están aquí.
—Eh sí... lo siento. Iré a dormir.— ríe nerviosa y camina hacia arriba sin decir nada más. Me acuesto en el sofá escuchando como sube los escalones y llega a la planta alta.
Definitivamente las personas de este pueblo no dejan de sorprenderme.
Algo cansado, paso una mano abajo de mi cabeza y me las empeño para conciliar el sueño nuevamente. Para mi suerte caigo con facilidad y de pronto me veo envuelto en los brazos de Morfeo.
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N O A H © | Terminada ✓
Novela JuvenilSe dice que la vida es como un barco. Y el único responsable en que el barco avance eres tú. Tú decides si quieres remar, o que el barco permanezca ahí y se hunda con el pasar del tiempo. Y al parecer, Noah se encontraba en medio de esas dos decisi...