C A P Í T U L O . 3

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Al despertar, puedo notar como las gotas de lluvia chocan contra el cristal de la ventana, al parecer había una fuerte tormenta. Sin muchas ganas enciendo el televisor y me dispongo a buscar el canal de noticias. Al encontrarlo se visualiza un presentador informando sobre que habría una fuerte tormenta en los próximos días y que era recomendable no salir de casa.

Decido llamar a mi jefe y preguntarle si hoy tendría que trabajar en la cafetería, a lo que me responde con un "no", que permanezca tranquilo en casa. Así que disimulando mi felicidad, me despido de él.

Apago el televisor y camino hacia la cocina donde proviene un delicioso olor. Al principio pensé que se trataba de un ladrón hambriento, pero luego recordé que la chica estaba aquí.

—¡Buenos días, dormilón! Preparé el desayuno, espero que no te moleste— dice la rubia mientras limpia sus manos con una servilleta. 

—Huele bien, ¿qué hiciste?— pregunto con interés mientras miro con atención la sartén. Me acerco un poco más y contemplo la comida.

Se ve exquisito. Como comida de verdad y no las chucherías que tiendo a desayunar.

—Pancakes de avena.— responde sonriendo —Son deliciosos— admite mientras sirve un poco de café en mi jarra.

Mis mandíbula se tensa , y mi corazón parece dejar de latir. Mamá solía hacer pancakes de avena, cada mañana los preparaba porque sabía que a papá y a mí nos encantaba.

—Pruébalos— dice extendiendo un plato con un pancake, no estaba seguro si debía comerlo, pero sin pensarlo dos veces clavo el tenedor sobre él, para luego tomar un pedazo y saborearlo. Cierro mis ojos y de poco a poco puedo notar como mi corazón empieza a latir con rapidez. Es exactamente el mismo sabor, tal como lo recuerdo.

—Quedaron deliciosos.— sonrío —¿En dónde aprendiste hacerlos? —pregunto curioso.

—Aprendí hacerlos sola, o bueno, con ayuda de mi madre. Son muy buenos ¿verdad? —cuestiona sonriendo. Asiento. —Noah, creo que debo irme, no quiero ser molestia, fue muy amable de tu parte dejarme pasar la noche aquí— dice mientras coloca de nuevo su sweater rojo.

—¿Acaso estas loca?— pregunto riendo, a lo que extraña frunce el ceño —Hay una fuerte tormenta allá afuera, no puedes salir así a la calle, a menos de que quieras resfriarte, de ser así, anda, ve a correr a las calles.— me encojo de hombro. Ella me mira sin saber qué decir —Anda! Quédate y cuando termine la lluvia yo te acompañaré a casa— propongo mientras termino de comer.

Pasan unos segundos y ella asiente con una pequeña sonrisa.

(...)

Cuando al fin la tormenta parece haber terminado, me propongo a hacer lo que dije. Llevo a Charlotte a su casa, donde la están esperando sus padres en la puerta.

Tengo que admitir que la chica es agradable y en el fondo desearía volver a verla alguna vez.

—¡Gracias por todo, Noah!— dice mientras deposita un cálido beso en mi mejilla para luego marcharse hasta su casa.

—¡Adiós!— susurro, para luego marcharme por el mismo camino donde venía, cuando al fin llego a casa, pudo divisar un papel sobre la mesa, leo lo que dice y sonrío al ver un número impreso en él.

Subo los escalones y camino hasta mi habitación. Quito los zapatos de mis pies y la camisa negra que llevo puesta.
Antes de acostarme camino hacia el baño y miro mi apariencia, donde no me sorprende ver los moretones que se han formado en mi cara.

Aún me sorprende que Charlotte no haya preguntado acerca de qué me había sucedido. Creo que después de la pregunta de mis padres, prefirió no meter las narices donde no debía.

Apago la luz y camino hasta mi cama, donde un olor bastante peculiar me envuelve. Ha dejado su olor en mis sábanas y creo que eso es lo que hace que pronto caiga en un profundo sueño.

N O A H © | Terminada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora