Se dice que la vida es como un barco. Y el único responsable en que el barco avance eres tú.
Tú decides si quieres remar, o que el barco permanezca ahí y se hunda con el pasar del tiempo. Y al parecer, Noah se encontraba en medio de esas dos decisi...
Caminaba por el campo en busca de tranquilidad, a veces estar sola era la mejor opción. Mientras caminaba pensaba en Noah y en la forma tan grande que ha cambiado mi vida desde el primer momento en que lo vi, pero luego recuerdo todo lo malo por lo que él ha pasado. Se me forma un vacío en el pecho al pensar que él mismo se está autodestruyendo con los cigarrillos y el alcohol. Mi mayor deseo era ayudarlo a salir de esta y de muchas más.
Al notar que la noche empezaba a caer, decidí volver a casa. Pude observar a Noah apoyado sobre la cerca de madera, cuando notó mi presencia sonrió.
-Pensé que no ibas a volver, ya empezaba a preocuparme- dijo mientras depositaba un beso en mi mejilla.
-Bueno, tampoco es que me haya ido mucho tiempo, solo un par de horas- afirme mientras colocaba mi cabeza en su pecho y así poder respirar su perfume.
- Para mi no fue lo mismo, sentí como si te hubieras ido un día completo... joder, empiezo a creer que no puedo vivir sin ti- negó con una enorme sonrisa a lo que yo emití su acción.
- Te quiero.- dije sin pensar
- Y yo a ti, Sofía- susurró.
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