C A P Í T U L O . 23

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Noah:

Mi rostro dolía tanto que incluso dolía al verme en el reflejo del espejo.
Tenía varios moretones en mis mejillas, mi labio estaba roto y tenía ojeras que cualquiera que me viese pensaría que soy un mapache. 
Ayer el oficial se encargó de llevarme a casa donde papá me estaba esperando, no logró recordar mucho ya que a penas puse un pie en casa caí rendido en brazos de Morfeo.

(...)

Estaba acostado sobre mi cama con un cigarrillo en mis labios, ya no sé si fumo para calmar la ansiedad o para aumentarla.
Hay días como este que no se me apetece hacer nada, sólo quedarme en cama, me sentía cansado, cansado del mundo. El mundo me está agotando. Mi mente me está agotando. La vida me está agotando... De verdad intentó seguir adelante pero el dolor y la ansiedad han dominado cada parte de mi, a veces, a veces ya no quiero seguir.

—¿Estás bien Noah?— preguntó papá al otro lado de la puerta

—Sí, estoy bien.— dije mientras dejaba ir el humo del cigarro por mi boca. Podía decir que estaba bien, pero lo que él no sabe es que también estoy pensando en suicidarme.

Él no dice nada más. Solamente asiente y se marcha dejándome solo.

Quizás las pastillas sean la opción más fiable.

N O A H © | Terminada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora