Capitulo 8- Las jinetes del apocalipsis

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¿Han escuchado ese dicho que dice: A los amigos hay que tenerlos cercas, pero a los enemigos aún más cerca?

Solté un sonoro y notable suspiro cuando las vi.

¿Han escuchado esa música que le ponen a las muñecas Barbie girls o la que ponen a los ángeles de Charlie en la película? tal cual. Venían alegres riendo entre ellas, jóvenes pero no tanto como yo, Se conocían entre sí, es más, eran las más amigas por lo que se veía y yo solo estaba en la entrada de la mansión dándoles la bienvenida cuando debía echarles agua hirviendo.

Una era pelirroja con una larga melena, de piel blanca y pecas rojas, con unos ojazos almendrados. La segunda era una morenota de dos metros, con una melena de león color miel y unos ojazos grises. La tercera era una rubia de ojos azules, cabello liso corto y labios pronunciados. La cuarta era una mestiza de cabello castaño, ojos verdes y piel tostadita, Parecía una gitana. Mi boca cayó abierta, estaban buenísimas tenían unos cuerpos esculturales, ignorando el hecho de que tenían unos rostros hermosos, Se veían tan llenas vida y Zahir tan opaco y misterioso. Me pegue un golpe en la frente todo empezaba a tener sentido.

— Con razón, ni me querías tocar un pelo. — le dije con firmeza a Zahir parado a un lado mío. —con unas amantes así.
— No digas estupideces Venus. ¿Aun quieres seguir con el acuerdo?
— claro que si —. Dije viéndolas subir por las escaleras cuchicheándose cosas. —Yo me calo a tus amantes y tú me dejaras ir al instituto y salir.
— Con supervisión mía— Gruñó.
— No quieres perder una, sultán.
— Jamás pierdo.
— A mí, ya me perdiste—. Le dije con firmeza, dejando el tono de broma y mirándolo sería.
— Tú siempre serás mía.
— Obligada. ¿Eso también se lo dices a ellas?

Resulta que las cuatro jinetes del apocalipsis era el nombre que le habían asignado a las cuatro amantes más allegadas del sultán, como sus fichas Premium, como todo árabe, no le bastaba una mujer sino que tenía cuatro.
Cuatro amantes que había mantenido ocultas de mí, quizás por respeto, por no verme hecha una fiera o para que no lo extorsionara como lo estaba haciendo en este preciso momento.
Ese era el comentario que me había soltado aquella rubia:
"No temas de mí, sino de las cuatro jinetes del apocalipsis"
Estos cojoneros pueblerinos y sus sobrenombres.

— No, Solo a ti—. Dijo con seguridad. — Definitivamente no entiendes nada.
— solo entiendo que esas mamacitas vendrán aquí, te las vas a coger en mi casa, y dices que no entiendo nada.
—Venus...
— Lo único bueno de todo esto, es que voy ser libre
— No hagas que cambie de opinión.
— Esto será la casita play boy. — musité bajo, cuando se acercaron y Zahir negó varias veces.

Las cuatros llegaron frente a nosotros y miraron a Zahir, pude verlo, con... Amor.
Maldita sea. Las cuatro más que sexualmente estaban empepadas, hasta los teque teque ósea, en términos normales enamoradizas, le sonrieron y a mí me dio un vació en el estómago y una ira asesina.
Vamos a calmarnos...Si vas a poder con esto Venus. Tú eres la patrona.

— Venus, Ella es Lany — señaló a la pelirroja. — Carry. — La morenota imponente.
—Jen-. La rubia. — Y Keila—. La castaña — Mis jinetes... Ella es Venus, Mi esposa.
— Vaya con razón te casaste con ella. — saltó la morena con una voz... esa caraja era toda exuberante hasta en la manera de pestañear. ¿Qué significaba eso?

— Vaya pero es más chiquita que yo. — musitó la rubia mirándome de arriba abajo. — Mira esa piel — dijo intentando acercar su mano a mi mejilla, pero Zahir la detuvo tomándole la muñeca.
— Holis. —dije sonriéndoles. — Como ya saben este individuo… — señalé con la mano a Zahir, que le soltó la mano a la rubia y me miró de reojo. —  es mi esposo. Pero yo no me encargo de satisfacer sus deseos carnales y para eso están ustedes aquí, se les ha llamado.
— Yo necesito una mujer así de clara en mi vida. ¿Dónde la compro? —. Musitó la pelirroja, yo reí suave.
— Quiero… — dije en voz alta y mire a Zahir para corregir. — Queremos que empiecen a frecuentar...
— Que vivan aquí. — anunció el sultán y todas lo miraron sorprendidas, pero ninguna como yo. Que le quería arrancar la cabeza.

Venus (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora