Epilogo

66.5K 4.1K 278
                                    

— ¡Venus! — los gritos de Zahir revoloteaban por toda la casa. Y no cesaban. Estaba histérico. Cerré la laptop en la habitación y caminé hacia la sala, que era de donde provenían los gritos.
— Jesucristo. — Dije alto. — dame paciencia porque si me das fuerza. Voy a matar a toda esta gente. — Al bajar las escaleras vi a Zahir como un troglodita típico de él, de brazos cruzados mirando a las tres cabezas semi-rubias que giraron a verme. — ¿Que pasa ahora? no pueden estar cinco minutos sin matarse. Me voy a ir y por Dios que no voy a volver. — vi a los cuatros torcerme los ojos al mismo tiempo. ¡Estos coños de su ...
¡Son igualitos los cuatro!
— mamá. — dijeron las tres adolescentes al mismo tiempo. Mientras terminaba de bajar las escaleras.
Las tres sorprendentemente parecían trillizas. Eran del mismo tamaño, tenían unos magníficos ojos claros, espectaculares. Eran de teces blancas, pecosas y sorpresivamente con el pasar de los años, el parecido con Zahir se alejaba y se habían vuelto tres copias mías, con el pelo castaño rubio.
Giss la tremenda niña que corría de un lado a otro, ahora tenía 17 años y era más alta que yo. Bueno, en realidad yo era la enana de aquella casa. Tenía un rostro magnifico, unos enormes ojosos grises, un rostro perfilado hermoso y un cuerpo de miss, atlético, delgado y estilizado. Tenía el cabello largo por las caderas liso, bastante hermoso.
Por otro lado estaban las gemelas Grecia y Athenea, estas tenían el cabello del mismo color que Giss, pero en cambio tenían ojos azul cielo, similares a los de su abuela. Tenían los labios gruesos y eran delgadas. Grecia tenía el cabello largo en grandes rulos, en cambio Athenea tenía el cabello por los hombros liso, que le daban un aspecto elegante.
Las tres eran... excesivamente hermosas y demasiado inteligentes.
— Aquí vamos... — dije en un susurro.
— Dile a papa que nos distes permiso. — saltó Athenea tan imperativa como siempre.
— ¿Tú le distes permiso? — me gruñó Zahir y nuevamente estaba en medio del ring.
— Zahir dijimos que si sacaban excelente notas estos meses, las dejarías salir. ¿Recuerdas? — Miré con los ojos entrecerrados a la fiera de mi marido.
— ¡Míralas como están vestidas! — Soltó en seguida y vi a las tres con vestidos cortos, de distintos colores muy sexis por cierto. Así que ya entendía la urticaria del sultán. — Así vestidas. ¡No salen!
— papá, pero.... estamos bien vestidas. — chilló Giss
— Pasa una ventolera y se te ve hasta el alma. — Le rugió el a las tres.
— Mentira... — soltó Grecia.
— ¿Me estas llamando mentiroso? Grecia. — le gruñó Zahir y vi a las tres temblar.
— Zahir. — Lo regañé. — ¿Cuántos años tienes? ¿15? — Le solté en seguida y el me miró con ganas de matarme.
— papá, Lo prometiste. —dijo Giss y las vi intentar aplicar la infalible. Enamorar a su padre para huir, pero por los vientos que soplaban en serio, no serviría.  Su vestimenta le hacía ruido a zahir. Esta al ver que no lo doblegaban me volteo a ver. — Mama, mi novio viene a buscarme.
Agua bendita pal diablo.
— ¡¿Novio?! — gritó furioso Zahir haciendo temblar a todos allí, incluyéndome. Agh, se formó la cochina. — ¿Que novio? —  las tres bajaron la cabeza.
— ay Zahir, es solo un chico que la corteja. — dije intentando suavizar la cosa, acercándome hacia él. — No seas cascarrabias.
— No se sabe limpiar el rabo y ya tiene novio. ¡Genial!
— mamá me dio permiso. — Le soltó Giss ofendida por las palabras de su padre y la miré con los ojos como platos. Estas harán que un dia de estos este hombre me arranque la cabeza.
— ¡¿Qué?! — me gritó en la pata del oído.
La puerta sonó y vi a Cley entrar escoltando a alguien. Palidecí cuando vi al chico.
— Se prendió, lo que no se apaga. — Dije en voz alta sonriendo al ver al chico de cabellos negros, piel tostada y bastante buen mozo que venía llegando. Zahir en seguida supo que era el novio de Giss, pero fue más el saber quién era lo que lo trastornó.
— ¡¿Estas saliendo con Ángel?! — Gritó directo hacia ellas.
— Creo que llegué en mal momento.
— Oh no... Ven acá. — Dijo estirando su mano hacia él y me metí en medio mirándolo con cara de pocos amigos.
— Zahir. Por favor, Suficiente. Estas modo cavernícola. Míralas, míralas... — las señalé y giró a verlas. — Están temblando. Déjalas quietas.
— me va a dar un infarto. ¿En serio con el hijo de Helena? — Me dijo sin poder creérselo. Incluso a mí me costó procesarlo. Pero a mí no me engañaba Zahir, el cojonero ya lo sabía.
— Sabemos que pelabolas no es... — le susurré y una risa se le escapó ante mi elocuente comentario, pero negó.
— ¿Por qué me hacen esto? — Dijo mirándonos a las cuatro. — van a matarme algún dia.
— papi... — corrió Gis a abrazarlo y más atrás las otras dos. Yo las miré rodando los ojos. — Nosotras te amamos. Eres el amor de nuestras vidas.
— ¿No crees que exageras un poquito? — le preguntó Athenea.
— nos matamos estudiando todo el año. Déjanos salir ¿sí?
— prometemos estar aquí temprano. — le dijo Giss. — Yo cuido a mis hermanas. Además conoces a Ángel. Él sabe que si hace algo malo le arrancaras la cabeza.
— es cierto. — interrumpió Ángel. — yo soy muy responsable y más con Giss. — zahir ante su comentario entrecerró los ojos.
— a las 3:00 am aquí. — anunció él.
— 5:00 am. — Salto Athenea.
— 3:30 am. — Soltó rápido Zahir.
— 4:30 am. — le rezongó Giss.
— 4:30 am. — Soltó Zahir.
— 4:50 am. — Chilló Grecia.
— bien. — dijo sin más zahir.
Y así las tres cojoneras lograron sacar el permiso, elegir la hora y joder a Zahir. Como siempre a ese se le caían los pantalones con ellas y yo no dejaba de sorprenderme. Pero era justo porque esas tres babeaban por su padre. Capaz hasta lo amaban más que a mí.
— Te amamos papi. — Gritó una y las demás la siguieron besándole las mejillas a Zahir, para alejarse hacia la entrada.
— Cley, llévalas y tráelas a la hora. — dije en tono alto y las tres se voltearon a verme.
— Má... — chilló una y alcé la mano, las tres se callaron en seguida.
— tómenlo o déjenlo. — Dije seria y se resignaron, asintiéndome sonriéndome. Les guiñé el ojo viéndolas marcharse con Cley y Ángel. — Zahir se posicionó a mi lado, viéndolas marcharse en la noche.
— Un dia de estos van a matarme. — Me anunció, yo negué sonriendo. — me va a dar una urticaria. Un infarto, una gastritis.
— te aman demasiado como para eso. — le susurré.
— ¿Puedo saber qué te pasa?
— Creo que ahora entiendo a Michael y a ti. Entiendo ese miedo irracional por su seguridad a consecuencia de su belleza. — Miré a Zahir — estoy aterrorizada. — el al oírme se colocó atrás mío, para abrazarme.
— Nadie tocará a nuestras hijas, te lo juro. Además son más inteligente que ambos, no se dejaran. En serio ¿les dimos permiso?
— Zahir....
— Mmmm
— esta es la primera vez en ocho meses que estamos solos en la casa. En serio ¿No las ibas a dejar ir? — me giré abrazándolo por el cuello, este sonrió.
— ¿Aun me amas?
— Siempre Zahir.
— Siempre Venus.

**************
Mi instagram:
@jhoanagvargas_
Edicion;
@lavecinanaranja

¿Amaron esta historia?
Los invito a ver su segundo libro.
VENUS II

Esta en mis historias publicadas.

Venus (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora