capitulo 4 - Escapada

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Lo primero que sucedió luego de aquella insípida discusión fue que cortamos todo tipo de comunicación bueno, realmente yo corté todo rastro de trato hacia él, desaparecieron los Buenos días, los Hola, los Zahir, los Venus Todo desapareció.

Si antes nuestra relación era distante ahora era nula. Yo quien era la que antes intentaba acercarme a él, ahora era quien huía de mi flamante esposo sé que él había notado el cambio.
El refinado Zahir Corvis, quien usualmente siempre viajaba y se mantenía fuera de casa ahora por las últimas dos semanas estuvo en la mansión día y noche para mi mala suerte me lo topaba en todos los rincones del inmenso hogar como si lo hiciera a propósito.
Menudo cabronazo. En ocasiones cuando estábamos en el mismo lugar y me percataba de reojo, lo observaba mirándome, detallándome, acechándome con la mirada con descaro, Sé que lo hacía para causar alguna reacción en mí, pero para su frustración no sucedía Nada.

Un glorioso viernes me encontraba en la cocina, luego de haber corrido a las empleadas hacer otros oficios santa paz, picaba varias fresas y las colocaba en un bol lleno de helado, cuando escuche la puerta sonar y lo vi de reojo entrar, Tenía un espectacular traje negro de vestir a juego con los zapatos y el pantalón color negro, debajo de este saco negro se había colocado una camisa de vestir vino tinto, se veía muy elegante y aquella ropa le daba un aire de peligro y elegante. Tenía el cabello algo despeinado, como si solo se hubiera pasado los dedos entre ellos y la barba algo larga, me observaba con aquellos malditos ojazos grises tan preciosos que se gastaba el muy canalla desvié la vista a lo que hacía y escuche sus pasos por la cocina me ponía los vellos de punta.

— ¿Así que...— escuché la voz de Zahir retumbar el lugar con imponencia, a mis espaldas y como extendía los brazos a los laterales de mí, apoyando las manos a los lados de mis caderas contra la cerámica del mesón donde estaba picando las frutas. ¡Encerrona, Me acorraló contra el mesón! — Piensas ignorarme por siempre?—. Me preguntó y por primera vez lo sentía tan cerca, que mis manos se congelaron. — Venus, Venus, Venus...— Susurró y sucedió lo imposible, me tensé de pies a cabeza cuando El Sultán, se acercó aún más y metió su nariz entre mi cabello agarrado en un moño olisqueándome, un escalofrío me recorrió la columna. Él esperaba que le respondiera se quedaría con las ganas, Pero mi cuerpo reaccionaba a él. Su nariz descendió hasta mi nuca y por inercia baje el rostro, dándole espacio y exponiendo mi cuello para él.

Se sentía delicioso. Un calor me recorrió el cuerpo y se me agolpó entre las piernas, provocándome un diluvio entre el bikini, simple muestra de la excitación que apareció y mi cuerpo estaba reaccionando solo a su cercanía. Mordí mi labio cuando sentí como me daba un beso húmedo en el cuello y al bajar aún más la vista vi como este apretaba las manos contra el mesón, apegó aún más su cuerpo y contorneo sus caderas. ¡Ay, carajo! sentí su bulto rozándome las nalgas, erección que gritaba las ganas y el deseo que sentía en ese momento hacia mí, su boca fue a mi oído dándome un leve mordisco en el lóbulo de la oreja y su aliento me cosquilleo aún más empuje las caderas contra él, sobándole con mis nalgas, el bulto entre sus piernas que de seguro le palpitaba por salir queriendo sentir más. Presa estaba del deseo que me estaba provocando.

—Señor. — escuché a lo lejos y abrí los ojos de golpe cuando caí en cuenta que lo llamaba uno de los trabajadores, pero, ¿Que cojones estaba haciendo? me alejé de golpe en aquel pequeño espacio y me enderecé. — Disculpen. — nos dijo y tomé aire.

— ¿Qué sucede?—. Le preguntó Zahir, yo ni siquiera podía voltear a verlo. El calor aun lo tenía hasta en las mejillas.

Venus (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora