capitulo 16- esposo

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                               * * *
Meses después.


— ¿Quien dijo que el amor no era dañino?, creo que Shakespeare en su momento nos enseñó que el amor dura tres días y al final se muere. ¿No? —. Resoplé en una cálida conversación. Zahir se pegó en la frente con el periódico.
— ¿Es en serio? Venus. Por el amor de cristo. ¿Tú has prestado la más mínima atención a tus clases de literatura? O ¿tan siquiera alguna otra clase? —. Aquello me hizo reír lanzándole un beso. Estaba sentada a su lado.
— pero... ¿Es que me equivoco?
— Shakespeare dio a entender que el amor puede ser sublime mente hermoso, trágico, tétrico, condescendiente, fuerte y eterno. Y tú piensas que dura tres días y muere. — me torció los ojos.
— Equis. — rodé los ojos. — El caso es que me voy a raspar literatura.
— ¿En serio? —.dijo con sarcasmo — no puedo creer que exista algún motivo, para que te tires literatura, amor. — Sarcasmo... sarcasmo en su máxima expresión. Solté un bufido.
— Estoy pensando en tomar clases extracurriculares. — anuncié.
— ese no era el trato. Eso es menos tiempo conmigo. — Se quejó él, haciéndome sonreír.
— Es que me voy a tirar el año. — en seguida Zahir bajó el periódico y me miró con ojos saltones. Él quería asesinarme.
— ¿Que carajos dijiste? —.me agazapé ante su fuerte tono, que uso desde en la silla. — ¿Todo el año? O sea... ¿No es solo literatura? —. Negué con la cabeza.
— to...das.
— ¡¿Qué?! —.gritó levantándose del sofá. — Venus Gisell Corvis Moon. ¡¿todas las materias?!
— Zahir....
— pero... ¿Qué has estado haciendo cojonerita? —.estuve a punto de reírme con eso, pero capaz me reía y me asesinaba. — todas las materias... Dios mío. — Parecía que le iba a dar un infarto al pobre. Este infló sus mejillas.
— Bueno... en clases de protocolo no voy tan mal... — me excusé.
— ¿Mal? — Este pegó una carcajada de ira. — Eres fatal... hace dos días te soplaste las narices con la servilleta, para las piernas. — ante aquello fruncí el ceño. — madre mía, sabía que eras un desastre pero.... Vaya.
— pide el divorcio.
— no hagas chistes, que estoy muy molesto contigo. — Me gruñó y rodé los ojos. — no hagas caritas.
— Te dije que necesitaba ayuda... te valió madres. Por andar tras el culo de Keila. —  le solté y este se timbró.
— ¿Vas a seguir con eso?
— Es que la voy a partir donde la vea. — le admití. Sabía que él no estaba con ella. Con el tiempo me hice más amiga de los escoltas, así que mis espías me decían todo. Mi sensual esposo era acosado por sus ex jinetes. Quienes no entendían el desprecio.
— No desvíes el tema. Te estas tirando el año. — Me regañó.
— tu no me paras bolas.
— ¿Te estas excusando?
— No, Hagamos algo.
— Mmm. ¿Qué cosa? — me preguntó.
— Si salvo todas mis materias, ¿podríamos ir a Venezuela? quiero ir a la tumba de mis padres. —pedí y este negó con la cabeza, pero luego asintió. — Si. Además ya tres meses que Ly se fue y la extraño mucho.
— Yo también extraño su alboroto. — confesó. — está bien, trato hecho.
                                                         * * *
ZAHIR
Marcela se quedó atónita al verme llegar al instituto, en horario de clases y un día de semana. Era natural, ¿Qué diablos iba a hacer yo en un lugar así?
Si no fuera por mi esposa que se está rajando todo el año, yo no tuviera que hacer nada aquí. Pero ¿Cómo alguien se jode todo el año? Ya sabía que era un desastre pero no a ese nivel. Usualmente las mujeres eran más aplicadas que los hombres.
Ella iba a matarme de un disgusto.
— Mi sultán. — Dijo esta doña con jocosidad. — ¿Ya supo lo de Venus, que está usted aquí? —preguntó y palidecí. Tan mala era. Ave maría purísima. Tome aire, Esta lo notó. — Vamos a mi oficina. — Me guio por el lugar y vi a más de una chica hiperventilando al verme, me sonreían con coquetería. Rodé los ojos. Solo podía pensar que quería matar a Venus por hacerme pasar esta vergüenza. Una vez en la oficina me senté de golpe y esta saco una hoja e imaginé que era una boleta.
Ya imaginaba los 0 en todos lados. Maldita sea.
— ¿Que tan mal? —. Apenas pude decir.
— ¿Ah? —. Preguntó ella atónita y la miré desconcertado. — ¿De qué hablas Sr. Sultán?
— Sin rodeos.
— pero... ¿No sé de qué me hablas? — Me anunció ella.
— hablo de que Venus se está tirando el año. — le anuncié. Y los ojos de doña marcela se abrieron. Aquí fue... pero lo que ocurrió me dejó atónito. Marcela comenzó a reír y reír.
— Ella es terrible. — Admitió está riendo a carcajadas. ¿Se está burlando de mí? Cuando vio que torcí el gesto dejo de reír. — Yo creo que ella le dijo eso para que le diera vergüenza y no se apareciera por aquí.  — Punto para Marcela.
— ¿Por qué se supone que no debo pasar por aquí? — Tomé aire luego de decir aquello. ¿existía algo peor que rajarse el año?
— esto...  — me pasó una hoja y antes que la viera ella se adelantó. — Tiene el mejor promedio del instituto. — abrí mi boca al ver solamente el mismo resultado en las veinte materias que veía.
Voy a matarla.
Una sonrisa me surcó el rostro. No podía creérmelo. Un regocijo me estremeció el cuerpo como si sus logros me dieran mucha felicidad y de la sana.
— No entiendo.
— En estos momentos Venus está en una sala, optando por una beca. — Al oír aquello el alma me cayó a los pies. — En mi criterio será de ella...
— ¿Beca?
— para un programa de tres meses en Inglaterra. — cerré las manos en puños. Ella me mintió y engaño. Por supuesto que no se ira para Inglaterra tres meses sin mí Y con una estúpida beca. ¿Qué le pasaba por la jodida cabeza? Me levanté de golpe y ella no podía entender nada. — Es la mejor beca que tenemos. Deberías sentirte honrado.
— ¿Dónde está? —. Pregunté con tono serio y ella Lo notó.
— te guio. — Hizo una reverencia. Caminé tras ella por los pasillos y allí venia ella, hablando con dos hombres vestidos de ejecutivos que le palmearon el hombro y siguieron su camino por otro pasillo. — Llegamos tarde. — Cuando Venus alzó la vista, que me vio en el pasillo caminando hacia ella. Se quedó estática. Abrió los ojos de par en par y se mordió el labio con ira. Dios... odiaba cuando se mordía el labio porque se lastimaba. El pecho le empezó a subir y bajar.
— Venus — le musité en voz alta y esta me sonrió hipócritamente.
— hey... — susurró ella y pasó una mano por su cuello. — ¿Qué haces aquí?
— Acompáñame. — Le musité y no movió ni un musculo. Cuando reaccionó asintió y me siguió. Marcela se largó en seguida ya sabía que estaba cabreadísimo. — camina. — le ordené, esta acató. La ira no me cabía en el pecho y estaba haciendo un esfuerzo nivel dios para no demostrarlo a gritos. Se detuvo en seco cuando vio que me la llevé al estacionamiento.
— aún tengo clases. — Me anunció y me giré encarándola.
— Me vale mierda. Es mejor que te montes en el auto o yo mismo te montaré. — Le gruñí bajo. Pero era mentira. Le juré que jamás la volvería a tocar y era así. Pero si no la presionaba ella haría lo que quisiera.
— Pero tengo... — esta me miró y negó. — Esta bien Zahir. Como mandes. — Fue lo único que me dijo. Al subirse al carro el silencio se hizo presente hasta la mansión. Cuando llegamos me bajé del auto y caminé a la sala ella me siguió.
— Así que malas notas... ¿No? — Le pregunté en voz baja. — Así que te ibas a tirar el año... —proseguí esta solo cerró los ojos y pasó una mano por su frente. Negando. — ¡Me mentiste!
— Puedo explicarlo... Zahir. — susurró mirando a otro lado.
— ¿Explicar qué? —. Empecé hablarle alto, sin poder evitarlo. Maldito mal carácter natural. Me odio y odiaré por esto. — ¿Que me engañaste? ¿Que me dijiste que te estabas raspando el año y resulta que eres la mejor del instituto? ¿Que estos meses has fingido ser una ignorante cuando eres súper inteligente, solo para que no supiera lo que tramabas? ¿Que optaste por una beca para irte a Inglaterra y alejarme de ti?
— ¡Eso no es así! — Me dijo intentando defenderse.
— sabía que tarde o temprano buscarías la manera para irte. — Venus simplemente bajo los brazos en signo de rendición y sentí un vacío en el estómago, al ver su expresión de derrota. Simplemente se dio vuelta y se fue, la vi subir las escaleras.
Cállate Zahir. Todo este tiempo ha estado contigo. Ella volvió sola. Volvió a apoyarte, estos meses aunque ha podido salir, ella sigue aquí por ti.
Pero... Estoy tan molesto.
¿Cuándo pensaba decírmelo?
Yo... no... Quiero.... perderla.
¿Qué hago?
Otra vez lo jodio, y yo también.
Maldición.
                                                        * * *
VENUS
Culpable, así me sentía. Mejor dicho la palabra culpabilidad era mínima para como estaba.
Él tenía razón. Le había mentido, lo había engañado, le había ocultado lo de la beca. Pero, ¿En que estaba pensando?
Ah sí, en que no me dejaría ir a conocer Inglaterra. En que tiene una aberración con que salga y conozca. Él solo quiere tenerme cautiva yo... Estaba otra vez reaccionando por impulso y jodiendo todo.
Esperen, No. Jodiendo una mierda. Yo tenía derecho, tenía libertad. Al final si le terminaría diciendo. En algún momento pero lo haría. Yo no me iría para siempre, solo son unos meses y volvería con un buen técnico o certificación, pero él cree que no tengo expectativas. Que porque hay dinero seremos solo eso, unos ricachones. Que él es el único que puede tener títulos y poder.
Yo.... tengo razón....pero....
¿Por qué me siento tan mal?
Es que... él aun no me habla.
Luego de aquella discusión, subí a ducharme y él se fue. Volvió esa misma noche muy tarde ya estaba acostada, pero lo sentí llegar. Llámenlo instinto cuando una vive con un hombre, sabe hasta cuándo destapa las ollas de la cocina, una cosa del diablo.
Esa noche no entró, no durmió conmigo.
Estaba muy cabreado.
La mañana siguiente cuando me levante, me vestí y me coloqué el uniforme del instituto, era de un tono azul marino, pantalón, saco y la camisa era blanca.
Dios la muerte. Bajé a la cocina y él ya estaba desayunando, cuando siempre me esperaba.
— Buenos días. — Anuncié y absolutamente todo el mundo me respondió, menos él.
Uff...Mierda
Me lo merezco.
Me removí inquieta en el asiento, cuando fui a desayunar. En ningún momento, me miró.
Se me hizo un nudo en el estómago. Luego recordé todas las veces que yo se lo hice a él.
Ni hambre tenia, apenas pude probar bocado y aun así cuando deje toda la comida, esperando que me dijera algo... no sucedió nada.
Sentí un vacío en el estómago, alce la vista para verlo pero nada. Él no me miraba, como si fuera invisible, no lo soportaría ni un segundo más.
— ¿Puedes llevarme a clases? —.le pregunté a uno de los escoltas, este miró a Zahir quien ni lo miró y al ver que no había replica. Me asintió sonriente, Lastima que no podía sonreír de vuelta. Simplemente tome mi bolso y salí tras él. Sin ver atrás.

Venus (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora