Ahí estaba él... había venido a salvarme. Había llegado muy tarde.
Porque...Ya era el verdugo.Tenía los ojos enrojecidos, simple muestra del desastre. Zahir me miró con sorpresa, estaba en shock. Dios mío, Virgil él debe creer que...
- Dios mío Venus... mírate. - Dijo dando un paso demasiado rápido sobre mí, yo me agazapé en el suelo, en seguida Stefians se acercó aún más protectoramente. Y alzó una mano deteniendo a Zahir. El corazón se me iba a salir del pecho en un ataque de miedo. Pero, ¿Por qué sentía miedo de Zahir?, ¿Que hacia allí?
- Disculpe Señor. Pero no puede acercarse así a ella... - me miró y yo solo la observé para luego abrazarla. - ella no está bien. - murmuró bajo y sé que ella se refería a que todo me daba miedo. Sonidos altos, movimientos bruscos, muchas personas. Sentí un vacío en el estómago fuerte, la pérdida de sangre estaba haciendo de las suyas conmigo, porque sentí un bajón de tensión y todo se volvió oscuro.
Uno debe ser el héroe de su propia historia.
Al abrir los ojos, miré desconcertada el techo. No era el típico techo color gris pálido del apartamento.
¡¿Dónde estaba?!
Me levanté de golpe y un quejido se me escapó, cuando vi todo tan iluminado usualmente Stefians me mantenía las luces bajas por los ojos. El ardor me hizo dar un grito y oía unas puerta sonar mientras yo me ponía las manos encima para evitar sentir la vista quemarme.
- listo...listo. - Sentí las manos de Stefians quitarme las manos del rostro, miraba todo borroso. - lo siento, habíamos dejado las cortinas abiertas. Estabas muy amarilla.
- ¿Dejamos? -. Pregunté demasiado ronca, pero sé que ella podía oírme siempre lo hacía.
- estamos en la mansión Corvis.
* * *
Diez días despues...
Diez días que nadie entró. Diez días con las luces tenues porque casi quedaba ciega, tenía demasiada retención de líquido en ambos ojos.
Diez días de médicos, traumatólogos, enfermeras, un intento de psicóloga, porque jamás hablé con ella. Tres días en la mansión donde siempre viví, la mansión de la que quería huir y que a última hora me moría por volver. Solo entraba Stefians pero sé que por fuera estaba Zahir. Estaba él....
No supe que paso con Virgil, ni con los dos escoltas, pero ver a Stefians conmigo fue un alivio. Comida, eso fue una de las cosas que más insistían en que hiciera y por dentro una alegría me colmaba porque sé que todos insistían en comida porque Zahir los mandaba.
Quería y no quería verlo.
- ¿Que ves? -. Me preguntó Stefians, tendiendo mi cama mientras yo me miraba en el espejo de perfil. - tendrás una barrigota. - Me musitó y una sonrisa se me escapó. Cuando negué porque aún no se veía nada. Ella adivinaba todo.
- ¿Varón o hembra? -. Pregunté curiosa mirándome los pies, entre la tenue luz.
- Varón. - dijo en seguida.
- Hembra y que se parezca a ti. - Soltó una tercera voz. Me giré alzando la vista, para luego ver a Zahir en la entrada de la habitación, me removí inquieta ante el nerviosismo. - ¿Puedo pasar? -. Me preguntó y en seguida sentí la mirada de Stefians sobre mí, la miré y luego a él, que esperó con paciencia. Asentí con la cabeza. Stefians le dio un asentamiento de cabeza y salió, este pasó cerrando la puerta. Apenas podía verle los ojazos que se gastaba por lo oscuro de todo. - ¿Aun no puedes aclarar la luz? -. Me preguntó y aunque sé que él sabía perfectamente la respuesta. Porque lo imaginaba azotando a pregunta a los doctores cada vez que salían de mi habitación, sé que me buscaba conversacion. Me acerqué a uno de los encendedores de la luz que daba vuelta y la aclaré un poco más, me quejé un poco y la bajé de nuevo. Sé que él me miraba y negué con la cabeza restregándome los ojos que me lagrimeaban. - ¿Te puedes sentar aquí conmigo? -. Me preguntó y asentí acercándome a la cama, donde segundos antes él se había sentando en una de las esquinas, me trepé con cuidado en ella. - ¿Sigues muy ronca? -. Una sonrisa se me escapó y sé que lo notó. Me estaba violando con la mirada.
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Venus (COMPLETA)
RomanceSinopsis Un matrimonio negociado... Un hombre millonario, poderoso y peligroso... Un contrato de por vida... Una mujer de armas tomar... Con lo que Zahir Corvis, no contaba, era que su esposa Venus aparte de darle dolores de cabeza por sus actitudes...