Venus (COMPLETA)

capitulo 23 - Extrañar

Zahir

Miré a Helena y luego a Cley, ambos estábamos en shock con lo que ella nos estaba diciendo. Esto no podía ser cierto. Negué con la cabeza y ella vio mi expresión.
— Es cierto Sultán. — Dijo escandalizada. — Fui en persona a reclamar la herencia de Ángel por parte de Virgil y me dijeron que toda la jodida herencia estaba a nombre de Venus Moon. — Rechinó ella. — ¡Exijo que tu mujer me devuelva la herencia que es mía! — me dijo con mucha certeza y yo solo estaba dejando que se desahogara, porque en otra ocasión me habla así y le suelto un cachetón. Giré la vista a Cley.
— Confírmame lo que ella está diciendo. — aquel rubio asintió una vez.
— Seguro que sí, Sultán. — Este no tardó en salir de la sala dejándome solo con Helena. Me levanté y ella se relajó enseguida. Intentó acercarse a mí pero vio lo mezquino que me puse. Aunque mi cuerpo si reclamaba por algo de cariño que incluso venus estaba negándome y Helena lo sabía. Negué varias veces con la cabeza, cuando vi a Helena desnudarse, la mente me dio una cachetada mental ella era hermosa, sus piernas eran magistrales, la vi acercarse pero tan siquiera su olor, no podía.
— Sultán. — dijo y vi acercar sus manos a mí, la retuve en seco. Esquivándola, evadiéndola.
— Vístete y sal de mi despacho Helena. — dije en tono fuerte. — ¡Ahora! — Ella me miró fijo y en sus ojos reinó la decepción, en seguida se colocó el vestido suelto que traía puesto. Ella venía a eso pero las cosas nunca salen como uno quiere.
— Veo que realmente eres capaz de abstenerte sexualmente por ella.
— Ella me llena sin necesidad del sexo. Eso es algo que nadie había hecho. — admití. — Puedo esperar unos meses más, a que mi esposa decida.
— Ya no le gustas Sultán, es todo. — anuncio como una puñalada trapera que si me dolió. Acaso Venus, ¿Le habrá dicho eso? no, helena tiene interés por mí. No puedo caer en su juego.
— Eres tan preocupada por mi matrimonio que eso enternece. — Le anuncié cruzándome de brazos y di un paso hacia ella, la vi temblar.
— Es una vividora, cuando te descuides te quitará tu fortuna. Mató a Virgil y se quedó con su dinero.
— No abuses. No me hagas recordarte quien soy yo. A mí no me manejaras como lo hacías con Virgil, a mí me respetas o te pico y te mando en una bolsa de basura. Ya me has visto hacerlo Helena. De la que estás hablando es de la mamá de mi hija. — Ante mi comentario, la vi cristalizar la mirada, aquella mujer tomó su bolso y salió como alma que llevaba el diablo de la oficina.
El teléfono sonó y en seguida supe que era Cley. Presioné el botón del altavoz.
— Dime.
— confirmado. Helena dice la verdad. — Me anunció y solté un golpe en el escritorio. Venus nuevamente me está ocultando algo. En seguida recordé los papeles que le había preguntado que eran, cuando había visto los tres hombres salir de la mansión. ¡Que imbécil soy!
"Es una vividora, cuando te descuides te quitara tu fortuna. Mató a Virgil y se quedó con su dinero."
Las palabras de Helena me retumbaron en la cabeza. Negué, no puede ser. Ella jamás ha intentado atacarme. ¿Por qué mierdas estoy dudando de Venus?
Una hora después vi a Cley entrar, él me trajo una copia de la herencia de Virgil y un centenar de propiedades y cuentas bancarias. Era mucha, mucha plata y el nombre de Venus Moon sobresalía en todos lados. Pasé una mano por mi rostro exasperado.
— Acabo de llamar a la mansión. Venus está durmiendo y Helena no se ha aparecido por allá, como esperábamos. — me explicó y yo asentí con la cabeza, viendo la fotocopia de todos aquellos papeles. — ¿Qué piensa hacer? — preguntó.
— Venus debe explicarme esto. — Anuncié y decidí ir a casa.
En el camino estuve pensando en que iba a decirle, sin que termináramos matándonos. Éramos muy explosivos y cuando me molestaba no pensaba en lo que decía y eso era algo que ella siempre me reprochaba una y otra vez. Siempre así tuviera razón terminaba pidiendo disculpa.
Una vez en la entrada, lo primero que vi en la entrada era el spark gris de Helena, ambos nos miramos la cara.
¡Maldición!, cuando se detuvo la camioneta, me bajé y al entrar no pude oír a ninguna de las dos.