Capítulo 4

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A pesar de todo aquello que tiene pinta de hacernos caer varias veces en nuestra vida, siempre habrá algo por más pequeño que sea, nos hará esbozar una sonrisa aunque sea con lágrimas incluidas

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A pesar de todo aquello que tiene pinta de hacernos caer varias veces en nuestra vida, siempre habrá algo por más pequeño que sea, nos hará esbozar una sonrisa aunque sea con lágrimas incluidas. Eso diminuto que te hace brotar de felicidad, es lo que debemos valorar. Igualmente, aquellas personas fuente de alegría, de risas y sonrisas.

Así me siento en este momento, feliz, enamorada nuevamente de la vida, Dios me ha dado una nueva oportunidad de vida, quizá sea un tumor benigno y hay posibilidad de riesgo a cáncer pero, es mucho mejor que tener un diagnóstico de cáncer, una enfermedad que puede llevarme al cielo, a veces lo deseo, ya que quisiera tener a mi madre cerca pero, no puedo ser egoísta con mi padre.

Lo mejor de mi vida, lo más valioso de mi existencia, si le llegara a pasar algo, juro que me muero. No podría vivir sin mis padres, sin su amor, sin sus preocupaciones, sin sus sonrisas, sus risas, sus regaños; aunque no sea muy frecuentemente, hay muchos más momentos de amor y diversión. Realmente doy gracias a Dios por el padre que me ha tocado, es el mejor de todos.

Abro la puerta de casa, la cierro a mis espaldas, observo a mi padre sentado en el sillón pensativo con los codos apoyados en sus rodillas, las manos juntas en su frente. Cuando me escucha llegar se levanta veloz, sé que está esperando la noticia, decido hacerme la triste para darle dramatismo a la cuestión.

-Hola -digo sin ninguna expresión en mi rostro.

-¿Cómo te fue, hija? -pregunta con preocupación en sus ojos.

Bajo la mirada, luego la subo y hablo:

-¡Es benigno! -grito con toda la felicidad a flote.

-¡Dios! ¡Gracias! -Alza sus manos y después, abre sus brazos hacia mí, yo me adentro en ellos, y nos damos un abrazo muy fuerte-. Te amo, mi pequeña.

-También te amo, papito -susurro sintiendo como se me cristalizan los ojos.

Nos separamos y me jala hacia el sofá, me siento a su lado pero su brazo me sigue abrazando.

-Dime, ¿Qué te dijo el doctor? ¿Qué te harán? Dímelo todo -me interroga con rapidez.

-Me dijo que tiene características de fibroadenoma. En la siguiente cita me dirán el tratamiento junto con otra doctora -le cuento.

-¿Sabes cuáles son? -Asiento.

-Pastillas, cirugía y no hacer nada, esperar que se deshaga. Él me dijo que quiere operarme para quitarme un dolor, ya que tengo otra en el pecho izquierda pero más pequeña.

-¿Otra? -pregunta asombrado.

-Sí, me preocupe mucho pero luego cuando me dijo que eran benignas, me sentí mejor.

-Gracias a Dios, hija -dice contento y me vuelve a abrazar.

Los brazos de mi padre son los mejores, son cálidos, protectores y me da mucha seguridad. Los amo tanto como a él.

Cerca del cielo. ©️ #GA2018 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora