El cielo con las estrellas son la más mejor decoración junto con la cereza, llamada luna, en una noche hermosa, en una noche especial.
Cuando Natzareth observa la playa y luego el letrero, desliza sus ojos a mí y me mira asombrada.
-¡Es Puerto Viejo! -chilla emocionada.
-Otro lugar secreto -Le guiño el ojo.
Su mirada brilla cuando escucha mi frase, baja la mirada y esboza una sonrisa aunque piensa que no la he visto. Me encanta su timidez, es muy tierna.
-¿En serio? -me pregunta.
-Muy en serio. Ya pronto verás por qué.
Bajamos del auto y nos dirigimos a una de mis playas favoritas. El aire golpea el rostro de Natzareth haciendo que su cabello baile hacia atrás en una sintonía perfecta. Nos establecemos en un punto determinado del área arenosa, ella coloca una manta y nos sentamos. Hemos llegado a las 16:20, y aún nos acompaña el brillante sol.
-¿Has venido antes? -le consulto.
-Un par de veces pero siempre he estado enamorada de este lugar.
-Este lugar es mi santuario -comento con una sonrisa mirando las olas realizar su usual movimiento.
-¿Vienes muy seguido? -consulta.
-Casi todos los fines de semana, cuando hay torneos no me pierdo ninguno.
-¿Torneos? -Frunce el ceño sin entender de lo que hablo.
-Mira mi piel.
La animo a que me mire, sigue con el entrecejo ceñido pero lo alisa cuando capta lo que quiero decirle.
-¿Eres surfista? -dice asombrada pero con una leve sonrisa.
Asiento.
-¿Acaso tienes más profesiones? -interroga divertida.
-Sí pero lo descubrirás luego -Le guiño el ojo sin evitar decirlo.
Sus mejillas se convierten en pequeños círculos rosados, luego retira su mirada de mí. En mi interior el diablillo brinca, no le soy indiferente y eso me agrada. ¡Mierda! Debo estar loco para hacer todo esto, sí, creo que lo estoy pero... por ella.
Miro el mar y tiene unas buenas olas para surfear, la pasión pasa por mis venas, así que decido alquilar una tabla ya que, no traje la mía.
-Ya vengo -le aviso a Natza.
Camino rápido al negocio más cercano y alquilo una tabla, tampoco quiero dejar tanto tiempo sola a Natza. Bueno, solo me tomaron un par de minutos porque se localiza a la vuelta de la playa.
La mirada de Natza está en su celular pero cuando nota mi presencia la eleva y yo le regalo una sonrisa inocente.
-Ven, quiero enseñarte.
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Cerca del cielo. ©️ #GA2018
Romance¿Qué pasaría si un día estuvieras dándote un baño y sientes una masa circular y de un tamaño no adecuado en alguno de tus pechos? Miedo. Miedo es lo que sintió Natzareth aquella tarde en que abrió paso a dos caminos. Dos caminos que la pueden hacer...