Capítulo 7

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Y sorpresas da la vida pero no siempre son buenas, las sorpresas pueden ser malas, tristes e incluso te pueden marcar

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Y sorpresas da la vida pero no siempre son buenas, las sorpresas pueden ser malas, tristes e incluso te pueden marcar. La vida es impredecible, no sabes lo que puede suceder por más que se desee o se planee, la vida te pone a prueba muchas veces y en otras ocasiones, la única solución es seguir y sonreír sin importar qué.

Camino cuando el doctor me ha llamado sintiendo las piernas como gelatina pero recién hecha, me encuentro con los nervios a flote, yo sigo sin poder olvidar la noche anterior, creo que es lo más bonito que me ha pasado a lo largo de mi vida, fue un instante mágico.

Esta vez, Allan no me espera afuera lo cual, me hace fruncir el ceño, se encuentra dentro del consultorio con otra doctora, supongo que la colega con la que determinará mi tratamiento. La cara del doctor guaperas se encuentra seria y de la misma forma me saluda.

-Buenas tardes, señorita Bevanent. Le presento a la doctora, Ross Larsson -La señala-. Ella tiene su especialidad en ginecología. Hoy nos ayudará con su diagnóstico.

-Buenas tardes, señorita Benavent. Un gusto conocerla y participar en su proceso -saluda la doctora con una bonita sonrisa.

Es muy hermosa por cierto, tiene el cabello negro corto y ondulado, sus ojos son verdes como una esmeralda, su tez es blanca como una hoja, facciones muy sofisticadas, de cuerpo delgado pero no es plana como una tabla de surf, está balanceada la mujer.

-Buenas tardes. Igualmente -Le sonrió un poco incómoda.

Claro, no le tengo confianza si apenas la conozco y tampoco puedo pueda pasar por alto el hecho de que Allan se están comportando como la primera vez e incluso evita mirarme. Sé perfectamente que está en el trabajo e incluso con una compañera de trabajo, si se comporta de una manera especial, por así decirlo, puede peligrar su trabajo.

Así que por cierta parte, en serio que lo entiendo pero es inevitable sentirme invisible, como si no le importara, como si no compartimos un momento bonito ayer, realmente me siento mal y no debería. Aunque tal vez ahorita los consejos de mi papá, no estén muy ajustados a la situación.

-Pase a la camilla -me pide Allan dándome una mirada rápida mientras teclea en su computador.

Mientras que la única que me acompaña es la doctora Ross, realmente se ve muy amable, me regala un par de sonrisas de vez en cuando, observo cómo hace el mismo procedimiento que el doctor guaperas realizaba en las anteriores citas.

Me alzo la blusa y el sostén, ya he pasado mucho por esto, he tenido que enseñar más veces de lo que esperaba, en realidad; mientras ella se encuentra a mi lado y a la espera, me recuesto en la acolchonada camilla.

-¿Cuántos años tienes? -Entabla una conversación mientras me revisa.

-19 años -contesto con una sonrisa.

-¡Qué jovencita! -exclama la doctora.

Escucho como Allan se levanta y se encamina hacia acá, se coloca al lado de la doctora. Ella lo mira y le sonríe, este le devuelve una sonrisa un poco forzada, ella no lo nota porque sigue palpando mi seno derecho.

Cerca del cielo. ©️ #GA2018 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora