Capítulo 38

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El cielo llora, puede ser con furia o con tristeza pero al final de todo, el cielo sonríe deslumbrando y siendo la mejor vista que se haya podido percibir

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El cielo llora, puede ser con furia o con tristeza pero al final de todo, el cielo sonríe deslumbrando y siendo la mejor vista que se haya podido percibir.

Abro los ojos impactada y asombrada de ver a mi mejor amiga de esa manera, no puedo medir los segundos en que ella se echa a mis brazos abrazándome fuerte, reacciono inmediatamente y la rodeo con mis brazos. Escucho sollozos dolorosos, me encuentro en un estado de shock ya que, Andrea no es una mujer que se la pase llorando todo el tiempo, menos dejar que la vean llorar, ella no es como yo. Pero cuando llega el momento en que se quiebra, su cobertura es abierta dejando ver su interior destrozado, es cuando muestra su verdadero ser.

El caerse no es de débiles, siempre y cuando logre levantarse de cada ruina, somos seres humanos que luchan cada segundo de nuestras vidas por seguir en pie, en cada obstáculo que se atraviesa sin parar. Porque cada día es un nuevo reto, una nueva experiencia.

Salgo de mi estado y decido preguntar:

-¿Qué es lo que pasa, bebé? -murmuro y la guío hacia el sofá.

-Mis papás, Natza. Se enteraron de Jonathan -responde en medio de las lágrimas-. Me quieren transferir a la sede de San Pedro.

-Pero ¿qué dices? ¿Hasta ese extremo han llegado? -interrogo desconcertada.

-No te imaginas lo intransigentes que fueron conmigo. No pueden pretender que todos los Donaire son iguales, Jonathan no lo es. Te juro que nunca en mi puta vida había confiado en algún hombre pero él, me lo ha demostrado, Natza. De verdad que lo ha hecho -expresa con muchas gotas rodando por sus mejillas.

Odio verla de esta manera, en serio que lo hago. Son pocas las veces que llora y esas veces siento como mi corazón se apretuja con sólo el hecho de que está sufriendo.

-No me sucederá lo mismo que mi hermana, no soy ella. Jonathan no es su hermano, él es completamente diferente -Ríe levemente al recordarlo.

-Bari aunque vivas en el techo de tus padres, eres mayor de edad. No te pueden transferir sin tu firma, no eres una niña a la que quieren cambiar de escuela. Sé que es difícil porque la relación con tus padres es muy buena, no estoy justificando sus acciones pero sólo quieren protegerte, no quieren que pases lo mismo que Karina. Lo único que puedes hacer es, decirle a Johis que hablé con ellos, estoy segura que se darán cuenta que es un buen muchacho y te dará el futuro que tanto ellos quieren para sus hijos.

-¿Crees que hablando se solucionará todo?

-Si no te arriesgas, nunca lo sabrás, nena -Ladeo mis labios en una sonrisa-, pero cuéntame. ¿Cómo es que se enteraron?

-Mis padres se fueron de viaje a la capital, se supone que regresaban dentro de tres días y pues, regresaron hoy muy temprano. Johis se quedó a dormir en casa, justamente hoy. Primero se enojaron por tener un chico en su casa pero luego, recordaron su rostro porque ellos sí conocían a todos los Donaire. Y se enojaron mucho peor. Lo hicieron echado, Johis se alistó pero no quiso irse, no quería dejarme sola pero le pedí que se fuera porque mis padres estaban alterados, iba a empeorar las cosas, por eso no sé si hablar con ellos sea una buena idea -Ladea sus labios entristecida.

Cerca del cielo. ©️ #GA2018 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora