Todo tiene límite pero de vez en cuando hay que mandarlos a la mierda.
-Allan.
Mi cuerpo se queda estático al escuchar su voz, le doy una mirada a Don Geovanny y él me sonríe motivándome a hacer lo correcto. Me levanto de la silla en la cual me encontraba sentado. Me giro y saludo:
-Hola Ross.
-¿Podemos hablar? -me pregunta sin devolverme el saludo, mi única respuesta es un asentamiento, luego miro al padre de Natza despidiéndome para seguirla a su consultorio.
Pero antes, le informo a las enfermeras de mi ausencia que no durará mucho tiempo. Después de esto, ambos nos encaminamos a la salida pero Ross se detiene cuando alguien desea entrar por la estrecha puerta de Cuidados Intensivos, mi corazón se congela. Su mirada se posa en Ross, luego se localiza hacia atrás, mirándome y su mirada se transforma al vernos salir juntos, debe imaginarse lo peor del mundo pero ya tendré tiempo de aclarar todo pero no me libro de su asesina mirada.
¡Maldita sea!
Porque teníamos que juntarnos en este preciso momento.
No pasa un segundo más cuando pasa de nosotros, adentrándose al área visitando a su padre.
Doy un leve suspiro y camino cuando Ross ya no se encuentra allí pero logro alcanzarla antes de que entre a su consultorio, cierro la puerta detrás de mí y me mantengo de pie pero sin embargo, mi mirada se encuentra gacha.
-Eres libre.
Mi mirada se alza mirándola con los ojos abiertos y expreso asombrado:
-¿Qué?
-El compromiso se cancela, no más ataduras, Allan. No quiero alguien a mi lado que quiere y piensa en otra. Te amo como nunca lo hice pero me amo más a mí misma y por ello, eres totalmente libre, sin odio, sin rencor, ni nada.
Durante unos nanosegundos me encuentro en shock. Esas palabras me alivian el alma, el corazón ya que, sinceramente sentía que todo iba a ser difícil si ella se negaba, no podría soportar verla sufrir y en este momento, sé que lo hace pero no me lo demuestra y eso en parte, me alivia porque sé que ella es fuerte para seguir adelante. En el camino encontrará a un hombre que pueda valorarla y amarla como ella se lo merece.
-Gracias. De hecho, iba a hablar contigo porque no podía seguir con esto, no te quiero hacer infeliz ni serlo yo tampoco. Es lo mejor para los dos.
Me entrega una sonrisa triste.
-Lo sé, Allan. Sufría más sabiendo que estabas conmigo pero tu mente estaba puesta en ella. Incluso, comencé sentir odio hacia ella -confiesa-, pero tampoco tiene la culpa, ella no sabía nada.
Frunzo mi entrecejo.
-¿Cómo tú sabes eso? -le interrogo.
-Hable con Estela. ¿Quién crees que me hizo entrar en razón? Ella me vio destrozada en el baño, el día que los vi en la entrada de Cuidados Intensivos. Me hizo ver las cosas desde otra perspectiva.
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Cerca del cielo. ©️ #GA2018
Romance¿Qué pasaría si un día estuvieras dándote un baño y sientes una masa circular y de un tamaño no adecuado en alguno de tus pechos? Miedo. Miedo es lo que sintió Natzareth aquella tarde en que abrió paso a dos caminos. Dos caminos que la pueden hacer...