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Era época de Halloween y Alec se encontraba en el loft de su novio jugando con Presidente Miau. Escuchó entrar a Magnus y lo vio usando una camisa morada con brillo y purpurina en en cabello. Alec alaba a ese chico, su chico.

— Hola, amor — dijo Alec.

— Garbancito — empezó Magnus muy alegre — se que no te gusta celebrar esas festividades mundanas, y que la última vez que te pedí celebrar una, casi quemas mi armario.

— Magnus — dejó a Presidente a un lado — no doy limosna, no hago caridades, no compro dulces y ten por seguro que no me pondré un disfraz.

— ¡Vamos, aguafiestas! — el moreno puso ojos de cachorro — quiero hacer algo, y lo quiero hacer contigo. Por favor, no tiene que ser nada grande.

— Dime qué quieres hacer — Alec no quería hacerlo, pero por ver a su novio feliz, soportaría todas las festividades mundanas en el mundo.

— Decoremos calabazas, solo eso.

— Está bien.

Magnus abrazó a su novio y le dio un beso en la mejilla.

— Voy a torturarme con esto y solo recibo ternura — susurró Alec — por eso uno no es bueno hoy en día.

Magnus hizo aparecer muchas calabazas. Ambos tomaron una y empezaron a decorarlas.

Alec las decoraba como un experto con su cuchillo, mientras que Magnus no les salían nada bien. El moreno empezó a molestarse y obligó al pelinegro a entrar en una competencia para ver quien las hacía mejor.

Magnus estaba perdiendo y Alec no aguantaba la risa por ver a su novio tan molesto.

— Magnus, si sigues así, tu magia provocará que las calabazas exploten.

— Silencio Alexander, te voy a ganar, ya lo verás.

Alec seguía advirtiendo a su novio, pero el brujo no le hacía caso. Las calabazas empezaron a temblar y está vez, Alec puso su mano en el hombro de Magnus para calmarlo. Pero fue demasiado tarde.

Todas las calabazas del lugar explotaron, dejando a los chicos cubiertos de y partes de calabazas. Solo sobrevivió una y era la que le pertenecía a Alec.

— Te lo dije Magnus — Alec vio el desastre causado por su novio — pero yo gané, amor

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— Te lo dije Magnus — Alec vio el desastre causado por su novio — pero yo gané, amor.

— No es justo, no es justo, no es... — el ojiazul silencio a Magnus con un beso.

— Sabes a calabaza — lo besó otra vez — como recompensa, yo limpiaré todo esto.

— No, garbancito — negó el moreno — yo lo causé, yo lo impío.

— Amor, quiero hacerlo. Además, es tarde, tienes que descansar un poco.

Magnus volvió a negarx pero Alec lo convenció con una sesión de besos y caricias. Al final, el moreno se fue a dormir y el ojiazul se quedó limpiando el mar de calabazas que provocó su novio. Presidente miraba como Alec limpiaba.

— Presidente, prometo no acercar una calabaza a Magnus otra vez — el gato lo miró confundido — Lo que se hace por amor, y yo si que estoy enamorado de ese brujo loquito.

*Y yo estoy todavía más enamorado de ti, mi garbancito* dijo Magnus, antes de irse a acostar con una sonrisa en los labios.

Malec (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora