Malec (One Shots)

12★

Magnus se encontraba subiendo las escaleras del instituto en dirección a la nueva “oficina” de Alec, después de que su padre se fuera a Idris, el pelinegro quedó como jefe del Instituto de manera temporarl. Llegó a la puerta y tocó.

— Adelante.

El moreno entró pensando en que decirle, ya ni se acordaba con exactitud a que había venido a verle, pero no se veían desde el día anterior y solo fueron unos minutos antes de que pasara lo que diario le estaba sucediendo al ojiazul.

— Me sorprende que aún no tengas la palabra “Clave” tatuada en la mano.

— Cariño, ¿qué haces aquí? Creí que a estas horas estarías en casa.

— Pues me dirigía a casa cuando recordé que un pelinegro me dejó plantado en nuestra cita.

Alec dejó el bolígrafo a un lado para luego golpearse la cabeza por lo tonto que había sido.

— No, lo olvidé otra vez, ¿cierto?

— Si, es la cuarta vez que tenemos una cita y me dejas esperando. Y es raro, soy Magnus Bane, nadie me deja plantado, yo soy quien deja plantado, deberías sentirte afortunado.

— Magnus, lo siento mucho.

— No te preocupes, lo entiendo, solo venía a saludarte y despedirme. Con permiso.

Antes de que Magnus saliera del cuarto, Alec le agarró del brazo para que no se fuera.

— Te oyes molesto, decepcionado.

— No estoy decepcionado Alec, no lo niego, me gustaría ver a mi novio más de 10 minutos diarios y no a través de inmensos montones de cartas y cosas que hacer.

— Lo sé, pero tengo trabajo, son órdenes de La Clave.

— Alexander, siempre tendrás órdenes de ellos, pero no debes olvidar que también eres una persona que debe descansar y hacer otras cosas.

— Lo intento, pero La Clave me manda más y más cartas diarias.

— ¿Quieres que te resuma tu día? Es estar sentado todo el día en ese escritorio respondiendo cartas, asignando misiones, leyendo informes y reportes. Es lo único que importa ahora en tu vida, más nada.

— ¡Eso no es cierto, no es lo único importante!

— Alec, sabes que me importas y por eso te digo la verdad. Tienes tiempo así, y es un ciclo, no haces más nada. Ya no pasas tiempo con Max, con Jace, con Izzy; ellos han pasado a estar en un cuarto plano.

— No te mencionaste.

— No tendría por qué, solo soy el novio que es a veces que deberías prestarle atención, como lo estás haciendo ahora.

— No te digas así, también eres importante. Esto que hago me gusta hacerlo, por eso me esfuerzo al máximo, no creo que entiendas.

Magnus ya no sabía que decir, obvio que lo entendía, pero cuando ese ojiazul se le metía algo en la cabeza se volvía el hombre más complicado del universo.

— Claro que te entiendo, pero debes recordar que no puedes resumir tu vida a tres cosas diarias. ¿Hace cuánto ya no entrenas con Jace? Hace tiempo; ¿Hace cuánto no estás siendo torturado por Izzy con las compras? También hace tiempo. No es que te estoy diciendo que dejes de hacer eso, pero debes darte cuenta que no es lo único que puede llenar tu vida ahora.

— Pues esto me gusta hacerlo, soy bueno en el. Tal vez, con el tiempo, me asignen a ser jefe permanentemente. Eso sería increíble.

— Veo que no estamos de acuerdo con esto, te dejaré estar así. Cuando estás así, te pones muy complicado y cortante. Es tarde, me voy a casa. Adiós, Alexander.

— Espera...

— Y para la próxima, avisa antes si no vas a poder venir. Recuerda que existe un mundo y otras cosas a parte de estas cuatro paredes y esos papeles.

Magnus salió del Instituto, se fue a casa, a jugar con Presidente y ha planearle una que otra broma a Jace con un pato, Alexander se había metido tanto en ese mundo, que se había olvidado de lo que hay afuera, esperemos que vuelva a recordar que no es lo único en el mundo.