Alec se encontraba caminando por la calle de Brooklyn de camino a la casa del gran brujo para hablar sobre asuntos del submundo y la Reina Seelie. Subió las escaleras pensando que decir o que hacer cuando se encontrara con el moreno. Llegó a la puerta y tocó.
- ¿Qué quieres, Shadowhunter? - dijo Magnus cortante.
- Magnus, quería hablar sobre tu unión con la Reina Seelie.
- No tengo porque compartir lo que haga con un Shadowhunter que no tiene a su mundo y su gente en peligro.
- Me preocupo por el submundo -Alec intentó tocarlo pero Magnus no se dejó -me preocupo por ti también.
- No necesito tus mentiras y excusas. El submundo ha vivido muy bien sin vuestra ayuda, nos sabemos defender muy bien.
- Magnus...
- ¿Necesita algo más, señor Lightwood?
Alec no sabía que responder, solo se quedó ahí, parado, intentando que las palabras salieran de su boca, pero no lo hicieron. Magnus se dispuso a cerrar la puerta, sin importarle que el ojiazul estuviera ahí. Alec lo dutuvo antes de que la puerta se cerrara por completo.
- ¿Sabes qué? Si tengo cosas que hablar contigo Magnus, ¿me dejas pasar?
- No se si sea buena idea.
- Entonces te hablaré desde aquí.
- Puedes hacer lo que quieras, Lightwood.
- Escucha, se muy bien que no debí mentirte y debí decirte sobre la Espada Alma. Pero no podía decirte, sentía que le estarías mintiendo a tu pueblo, a tu gente; venias los días diciéndome que te preguntaban sobre la Espada y les contestabas que estaba en un lugar seguro, cuando no era así. No quería que le mintieras a tu gente.
- ¿Y Mentirme a mi era lo mejor?
- No, claro que no. No quería mentirte.
- Pero lo hiciste, y no puedo creer que no decidieras decirme, que me tuve que enterar por otra persona.
- ¡No fue mi intención! Quería decírtelo.
- ¿Cuándo? ¿Cuándo recuperarás la Espada?
- Magnus me estoy disculpando. Lamento mucho lo que hice, no fue con intención de dañarte o algo, no quería que le mintieras a tu propia gente.
- Alec nunca te he mentido y siempre intenté no hacerlo, pero tu me has mentido varías veces y te he perdonado. Las mentiras no duran mucho y cuando se descubren, las personas no saben si volver a confiar.
- No volveré a mentirte, quiero que las cosas vuelvan a como estaban antes.
- No puedes esperar que después de la tormenta venga la calma así por así. Las tormentas dejan marcas, heridas, debes dejar que yo decida. No puedes esperar que todo esté normal con nosotros después de tu mentira.
Alec estaba perdiendo, se quedaba sin argumentos y Magnus no parecía que cambiaría de opinión, se sentía dolido por las mentiras del pelinegro, perdonarlo se le ponía difícil en estos momentos.
- Quiero perdonarte Alec, pero se que volveremos a esto otra vez. Me has prometido que no me mentirías más y lo has vuelto a hacer, no se si sea bueno esto.
- Quiero cambiar por ti, no quiero perderte Magnus.
- Y no lo harás, después de todo, eres mi garbancito.
- ¿Eso significa?
- Que no podemos volver, por lo menos no ahora. Necesito tiempo para pensar en que haré, tengo a un mundo en peligro y no puedo decidir que es mejor ahora.
- Magnus...
- Mi corazón quiere perdonarte, pero, mi cabeza me dice que dejemos esto aquí hasta que pase todo esto. Será mejor que escuche a mi cabeza.
- Magnus, no quiero estar sin ti.
- Será mejor que te vayas, Lightwood.
Alec iba a responder, pero Magnus le cerró la puerta. No podía dejar que su corazón decidiera en un momento así.
- Arreglaré las cosas Magnus, no puedes hacer esto.
Pero no hubo respuestas detrás de la puerta, ambos se encontraban pegados del marco, pero ninguno decía nada.
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Se necesitaban, pero Alec había cometido un error, tenía que asumir las consecuencias de sus actos, él lo sabía y Magnus también.
- Voy a conseguir tu perdón Magnus, estoy siendo muy molesto con esto, pero lo voy a conseguir. Acabo de perder dos cosas importantes, pero las voy a recuperar -dijo Alec antes de irse- después de todo soy un Lightwood, me esfuerzo al máximo para conseguir lo que quiero. Voy a recuperarte a ti y a tu confianza, gatito.
Magnus lloraba del otro lado de la puerta, ambos pasaban noches malas, pero era lo mejor. Alec terminó alejándose, con una lágrima escapando de sus ojos.
