Malec (One Shots)

31★(AU){1}

Los Subterráneos se encontraban preparándose para atacar otra vez, eran conocidos por todos como los mejores ladrones de todos, ya que son reconocidos como los que nunca han fallado o los han descubierto. Sin mencionar que sus robos ---según los periódicos y las revistas--- son los mejores realizados, ya que ni rastros dejan.

--- ¿Preparados? ¿Lo tienen todo? ---preguntó Magnus--- Ya que tu Ragnor decidiste irte por las ramas cuando le robamos al presidente.

--- Deberías sentirte orgulloso de que dejara el arma, de no ser así no hubiera conseguido este increíble cuadro de oro y este reloj de oro con diamantes incrustado ---dijo Ragnor---, así que déjame ser brillitos.

--- Suficiente ---mencionó Catarina---, tomen todo lo que teníamos planeado para hacer el robo, no quiero errores.

--- ¡Sí, capitán! ---dijeron todos.

A pesar de robar cada vez que la líder de Los Subterráneos lo indicaba, cada uno tenía trabajos propios para no llamar la atención, después de todo, ¿quién sospecharía de una humilde enfermera? A pesar de todo, cada uno de ellos intenta no tener ningún sentimiento romántico por cualquier persona, ya que eso representa un gran problema y gran debilidad a su trabajo, además de tener constantes secretos de en dónde estaba o qué hacía.

Un día, después del trabajo, Magnus decidió ir a su cafetería favorita, a pasar el rato y tomar un cóctel. Después de tomar asiento se dispuso a observar a las personas, era algo que le gustaba y se le daba muy bien, ya que eso lo ayudaba a investigar y saber más sobre su enemigo ---y las personas en sí---.

--- Disculpa ---un chico pelinegro se le acercó, llevaba con él un batido---, hola, me preguntaba si me podría sentar contigo.

--- ¿Conmigo?

--- Sí, contigo ---sonrió, al moreno le pareció hermosa esa sonrisa---, es que, todo está lleno y al parecer eres el único sentado en una mesa para dos, pero completamente solo.

--- Puedes sentarte, yo ya me iba.

--- ¿En serio? Quédate un rato, te aseguro que no muerdo.

--- Y que te asegura de que no soy yo quien muerde y solo te protejo.

--- Pues ser completamente brilloso y llamativo me da la impresión de que no eres peligroso, a parte de hermoso ---el pelinegro se sonrojó---. Dime por favor que eso lo pensé y no lo dije en voz alta.

--- Lo siento, pero como soy una criatura muy hermosa no puedo estar diciendo mentiras por la vida ---mencionó el moreno con una sonrisa---, eso lo dijiste, pelinegro.

--- Eso es cruel, ---el pelinegro le sacó la lengua de la manera más infantil que podía--- creí que teníamos una amistad.

--- ¿Cuál es tu nombre? ---preguntó el moreno.

--- Me llamo Alec Lightwood ---contestó--- ¿y el tuyo?

--- Creo que no eres una persona muy cuidadosa, le dices tu nombre a un extraño, yo podría ser un ladrón profesional e investigarte y robar tu casa, o un asesino serial ---puede que el moreno esté mintiendo con la verdad---, aunque no me sorprende tanto, ya que fuiste tu quien vino a hablar conmigo.

--- No creo que un ladrón profesional acepte tan animadamente a un extraño con batido que se siente en su mesa ---"que niño tan inocente y bueno" pensó Magnus--- pero dime cómo te llamas.

--- Para dejar de ser extraños, te lo diré, me llamo... ---el teléfono del moreno sonó, se disculpó y contestó---. Lo siento, me tengo que ir, fue un gusto Alec.

--- ¡Espera! ¿Me vas a dejar con la intriga de no saber tu nombre?

--- ¡Sí! El misterio es el fruto de mi alma ---mencionó y le guiñó el ojo---, tal vez y nos volvamos a ver, Alec.