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El corazón de Gyda latía con fuerza.Su respiración estaba agitada.Había llorado durante todo el camino,se había jurado a sí misma parar de hacerlo en más de una ocasión,pero nada dio resultado.El cansancio estaba a punto de hacerla caer así que se apoyó en un árbol e intentó relajarse y descansar un poco.

Dejó que el dolor saliera por su garganta,el bosque se inundó del llanto de una joven que había sido testigo de la maldad humana.Era media noche,llevaba caminando desde antes del atardecer y no tenía ningún recurso que pudiera ayudarla a sobrevivir durante días sola en el bosque.Puede que quizá su objetivo fuera morir en el bosque en lugar de vengarse;aunque siendo honestos,morir de hambre,deshidratada o atacada por algún oso era una forma un poco estúpida de morir.En su pueblo,si alguien moría,tenía que hacerlo con honor.Los guerreros nunca tenían miedo de luchar en las batallas,porque sabían que si morían,honrarían el nombre de su familia.Gyda era todo lo contrario a lo que su pueblo reclamaba,pero ya nada de eso importaba.Todos estaban muertos,incluída ella.A sus veinte años,moriría de una forma patética,sin haber luchado.Su familia se avergonzaría de ella,y también su pueblo.Sabía que aunque ya no estuvieran presentes,la estaban observando desde el Ukko.Gyda,la única superviviente de Otso era frágil como una flor.

Le quemaba por dentro pensar todo eso de ella misma,pero era la verdad.Decidió sentarse y apoyó la espalda en el tronco del árbol,lloró y lloró hasta que sus ojos se hincharon y enrojecieron como si estuvieran inyectados en sangre,pero no volvió a pensar en nada más.Lo único que quería era recibir la llamada de la muerte y estar con Einar y con sus padres.

El silencio por fin reinaba.En medio de la oscuridad,apoyada en ese árbol,se había quedado dormida.Gyda cometió un gran error al quedarse parada en medio del bosque.Ella esperaba con gran ansia morir,pero lo que vino a continuación no fue nada comparado con las cosas que le depararían el futuro.

Sintió el tacto de un arma apretando contra su cuello,abrió los ojos de golpe pero no logró ver a nadie.La oscuridad era demasiado densa,pero una voz le advirtió:

-Si te resistes,te golpearé hasta que me supliques que te mate.

La voz masculina no se andaba con tonterías,sintió como una de sus manos quería apropiarse de la espada de su hermano y también del arco,sus únicas armas y lo único que le quedaba de Einar.Gyda no dejaría que cualquiera pudiera hacerse con la espada de Einar,eso sí que sería una deshonra para él.Daría su propia vida.

Movió una de sus piernas de forma brusca hasta impactar con lo que parecía el estómago de aquel asaltante,ya que emitió un leve quejido y la maldijo sin ningún pudor.

-Te dije que no te resistieras,has cavado tu propia tumba.

Gyda intentaba luchar a oscuras,pero si ni si quiera sabía hacerlo en plena luz del día,jamás vencería a aquel hombre al que todavía no pudo poner rostro.

-Oye,puedes hacerme lo que quieras pero no vas a llevarte la espada-contestó Gyda alerta ante cualquier movimiento.

Recibió un golpe tan fuerte en la cara que la hizo caer contra el suelo.Se levantó en seguida intentando seguir sus movimientos escuchando a su alrededor.Si no podía vencer con fuerza,lo haría con astucia.Agarró la espada con todas sus fuerzas y la desenvainó manteniéndola en alto,alerta ante cualquier posible movimiento de su oponente.Un ruido a su espalda la hizo actuar con rapidez e hirió al hombre,que volvió a emitir un quejido de dolor,esta vez más profundo que el anterior.Gyda se planteó la posibilidad de salir corriendo,pero se escondió tras el árbol y procuró estar muy callada,ni si quiera respiraba.

-No puedes esconderte,puedo oler tu miedo.

Cerró los ojos y se planteó muchas cosas en ese momento.Sí,era débil,más que ninguna otra persona.No sabía luchar,pero lo que no quería era tener miedo.No podía permitirse el lujo de quedarse totalmente paralizada.Esta vez estaba sola,su hermano no podía ayudarla para salir de aquel aprieto,pero tenía que ser fuerte.Sólo el más fuerte vence.

IndomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora