S i e t e

6.1K 551 15
                                    

Las preguntas se formulaban una tras otra en forma de terror.La muerte les pisaba los talones,mientras que otros ya habían traspasado ese límite en manos de los hombres que no tenían alma.Así era como ella los veía.El ser humano tiene corazón,pero si ni si quiera tiene alma no importa el resto.El alma es todo tu interior,te hacer ser quien eres y es el reflejo de tus actos.Aquello no eran seres humanos porque carecían de alma,eran monstruos que asesinaban sin un motivo concreto todavía,al menos el motivo era totalmente desconocido para Gyda,quien gritaba desesperada a Kave para que se detuviera.En ese momento,lo único que tenía claro era que debía entregarse.Solo así evitaría muertes innecesarias,inocentes.A pesar de lo que ella considerara correcto,entregarse era una opción estúpida para Kave,ya que entonces la promesa que le hizo a Einar quedaría rota,al igual que todas las personas que habían muerto.No,no podían ser en vano.No dejaría que Gyda se entregase,la ataría al tronco de un árbol si era necesario.Atada de manos era como seguía,intentaba con todas sus fuerzas no caerse del caballo aunque era una tarea difícil;pero lo que les dejó sin respiración fue la brusca aparición de la nada de un jinete empuñando una espada dispuesto a acabar con la vida de ambos.Kave sabía que no había otra opción,estaban acorralados,les perseguían por detrás y ahora también tenían a uno de frente con sed de su sangre.Soltó las riendas del caballo y agarró a Gyda por la cintura dejándose caer junto a ella del caballo.Aprovechó el hecho de que había una parte del bosque bastante frondosa para tirarse al suelo y escapar.

—¡Corre!—le ordenó a Gyda a la vez que esta se zafaba de la cuerda que aprisionaba sus manos.

Los dos corrían tanto como podían,los jinetes no esperaban que fuera tan estúpidos como para dejarse caer del caballo.Con este temporal y la situación tan peligrosa por la que estaban pasando, un caballo era la mejor vía de escape.A pesar de todo,dejaron que se fueran.

—¿No volvemos a por la chica?—preguntó el que por poco les alcanza por detrás.

—No—contestó el otro guardando su espada—Buscaremos al resto,puede que incluso ya tengamos a alguno.

—Vamos a averiguarlo.

Los hombres cabalgaron hasta el punto del bosque donde había empezado todo y tal y como uno de ellos había previsto,tenían rehenes.Mara y Deb se encontraban arrodilladas en el suelo,maniatadas y amordazadas para que no pudieran maldecir a los ancestros de aquellos miserables asesinos.Las capuchas ya no cubrían los rostros de aquellos hombres,ahora se dejaban ver.Mara observó a los que se acercaron en caballo hasta ellas.Uno de ellos era de mediana edad,con el pelo negro y corto,sus facciones eran duras.La nariz aguileña no resultaba tan desagradable al observar el color de sus ojos,eran oscuros pero su mirada era intensa.Una densa barba le aportaba una apariencia más madura,a pesar de que no fuera joven del todo,se notaba que no llegaba a los cuarenta años.Bajó del caballo y posó su mirada en Mara,quien sentía ganas de escupirle en los pies pero la mordaza que cubría su boca se lo impedía.Deb por otro lado,estaba alerta ante cualquier movimiento que hiciera.Estaba dispuesta a morir por su hermana,sabía que quizás ese fuera su último día sobre la tierra.

—¿Qué vamos a hacer con ellas?—preguntó el que todavía seguía a lomos de su caballo.

Al parecer,le preguntaba porque era el que mandaba.Dirigía a los jinetes en aquel viaje,pero no era ni la mitad de poderoso que su rey.Ni tan poderoso,ni tan temible.Los que estaban allí presentes no eran nada comparados con lo que vendría después.

—Se vienen con nosotros.Él sabrá qué hacer con ellas.

Cogió del brazo a Deb,sin embargo Mara,en un acto reflejo por querer apartar a su hermana de las garras del jinete,le dio una patada haciéndolo caer.En ese mismo instante,las dos hermanas se miraron y se dieron cuenta de lo que pasaría.

IndomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora