D i e c i o c h o

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Aquella fortaleza de piedra se levantaba frente a ellos haciendo que parecieran hormigas inofensivas plantando cara a un gigante.No les importaba,Hari no dejaba de repetir una y otra vez que su alma había sido dañada y ya todos se temían lo peor.Cuando las enormes puertas comenzaron a abrirse,Elias y Erika desenvainaron sus espadas,mientras que Hinun miró de reojo a su bisabuelo.Temía por él,lo necesitaba vivo porque era el único ser vivo en la Tierra que le había enseñado a ser como es actualmente.Le había hablado tantas veces acerca de la profecía del lobo que salvaría a todos que ahora,no podía permitirle marcharse.No,él le había inculcado ese deseo por querer formar parte de ese movimiento contra la guerra que acabaría con su mundo.Gracias a él estaba allí,en ese momento.

-¿Quiénes sois?

Elias miró asqueado al guardián de las puertas y respondió:

-La familia de Gyda.

-No sois bienvenidos aquí.

-Exijimos verla-intervino Erika.

-Esperad aquí fuera-dijo echando un vistazo al "paquete" que Hinun sujetaba tras él-Avisaré al rey de que estáis aquí.

Tras varios minutos de espera a la intemperie,las puertas volvieron a abrirse y esta vez,no solo el rey que se encontraba con una amplia sonrisa les recibió,sino que estaba acompañado por ocho hombres,todos vestidos con su habitual uniforme de asesinos.

-¡Adelante!-exclamó abriendo los brazos-¡Sed bienvenidos a mi hogar!

Tanto Erika como Elias intercambiaron miradas que lo decían todo,no sabían si reír debido a la locura que Hel mostraba o matarlo directamente.Cuando las puertas se cerraron tras ellos,suspiraron de alivio al comprobar que al menos allí de estaba a mejor temperatura,llevaban demasiados días sin dormir en condiciones debido al frío que siempre acompañaba aquel mundo.

-¿Qué os trae por aquí?

-Queremos ver a Gyda-respondió Elias,aunque más que una petición,era una orden y ese tono no le gustó a Hel,que apretó la mandíbula mostrando odio.

Hari se removió en la espalda de su bisnieto,quien dejó que bajara dejando que sus pies tocaran el suelo.Un silencio sepulcral se apoderó del salón y todas las miradas se clavaron en él.Su rostro,que normalmente inspiraba dulzura y sabiduría,se tornó serio,lleno de odio y rabia hacia el hombre que tenía delante.

-Has hecho daño a la chica.

-¿Quién es este?-preguntó Hel mofándose.

-Dirígete a él con más respeto,-exigió Hinun-es el jefe de mi tribu.

-Llegáis a mi casa y lo primero que hacéis es faltarme al respeto y ordenarme,como si yo fuera un súbdito más.Estáis muy equivocados si pensáis que voy a caer en vuestro juego de cordialidad.

-Oh,nadie intenta ser cordial contigo,majestad-intervino Erika resaltando la última palabra y haciendo una reverencia-Las buenas intenciones nunca han estado presentes,y si hubieran existido,desaparecieron cuando masacraste a mi tribu y a miles de personas más.

-Entonces salid de aquí antes de que pueda masacrar a más.

-Papá-la voz de Freyja resonó haciendo eco en el amplio salón,todos dirigieron la mirada hacia ella.-¿Qué ocurre?

-Estos-respondió señalándolos con descaro-han entrado exigiendo ver a Gyda.

-Entonces que así sea.Se supone que pasaríais algún tiempo fuera del castillo pero pensándolo bien,no veo lógico que estéis fuera con el frío que hace.Espero que mi padre os haya puesto al día de lo que ha hecho.

IndomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora