T r e s

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El frío se calaba en los huesos de Gyda y se convertía en un terrible dolor que no podía calmar ni con el mejor de los abrigos.Le dolía mucho ver a todas aquellas personas lejos de su hogar.Como ella,ninguno tenía familia,habían perdido a todos sus seres queridos a manos de aquellos jinetes.Esperaba que ver a personas que también lo habían perdido todo le haría sentirme menos sola,pero no fue así.Su dolor se incrementó al verse rodeada de desconocidos,recordaba una y otra vez los ojos verdes de su madre mirándola con cariño antes de abrazarla.Recordaba a su padre,preparándose para la batalla y despidiéndose de su madre para luego volver junto a ellas.Recordaba a Einar,protegiéndola en todo momento y dándole lecciones que eran tan útiles para poder sobrevivir.Lo recordaba todo a la perfección,pero eran sólo eso,recuerdos.

Comenzó a nevar justo cuando Elias la llevó al interior de una choza custodiada por dos guerreros en la entrada.Gyda estaba absorta en sus pensamientos,pero cuando miró a su alrededor,pudo comprobar que allí había alguien más.

-Logramos capturar a uno de ellos mientras masacraban una aldea-dijo Elias con una mano en su espada,preparado para usarla en cualquier momento-Acabaría con él ahora mismo,pero nos es más útil vivo que muerto.

Gyda se quedó petrificada.En el suelo,atado y amordazado,había un hombre vestido con la misma armadura negra que llevaban los jinetes que habían masacrado a su pueblo.No podía creerse que aquel muchacho que era tan joven fuera uno de ellos.

-¿Cómo es posible?-preguntó Gyda en un susurro-Tú...

Miró el alma de aquel asesino,porque sí,también se puede mirar el interior del alma de las personas,pero lo único que vio Gyda fue de todo menos arrepentimiento.En sus ojos verdes no había nada,eran fríos y no mostraban sentimiento alguno.La expresión de su rostro no expresaba nada,por eso no pudo seguir mirándolo por mucho tiempo.Gyda salió de la choza porque estaba a punto de vomitar,sentía cómo la bilis subía hasta llegar a su garganta y una vez allí se agachó y vomitó.Jamás se había sentido tan débil y estúpida.Uno de los jinetes responsables de todas aquellas masacres había estado delante de sus narices y no había tenido el valor ni de golpearle hasta dejarle inconsciente.Sabía que merecía la muerte pero no era capaz,no se sentía con fuerzas.

De nuevo,las lágrimas amenazaban con salir pero la voz de Elias la mantuvo con el nudo en la garganta.No podía mostrar esa debilidad ante nadie,ya no le quedaba ninguna persona en quien confiar por lo que mostrar sus debilidades sería cavar su propia tumba.

-Gyda-Elias la levantó del suelo y la cogió en brazos caminando de nuevo hacia la cabaña donde había despertado-Necesitas descansar.

No dijo ni una palabra más.La dejó en la cama y Gyda se acurrucó abrazando sus piernas.Elias la dejó sola y por fin,pudo llorar hasta quedarse dormida.

Cuando despertó,vio a Kave junto al fuego que había en el centro de la cabaña.Miraba las llamas serio,hasta que se percató de que Gyda se había despertado y lo estaba observando.

-Elias me ha mandado para que me asegure de que estás bien-Gyda asintió,pero no tenía intenciones de levantarse nunca.No quería levantarse y enfrentarse a su nueva vida,a la cruda realidad que le tocaba vivir.-¿Estás bien?-preguntó por obligación.

-No-respondió con un hijo de voz y volvió a darse la vuelta para cerrar los ojos y esperar a que Kave se marchara.

-Deberías comer algo,hay formas más rápidas de morir si es lo que quieres.

Kave se marchó y la dejó sola.Tenía razón,había formas más rápidas de morir pero Gyda no tenía el valor suficiente como para acabar con su propia vida.Jamás tendría valor para nada,estaba en un lugar desconocido y lejos de casa,rodeada de desconocidos con intenciones desconocidas.¿Y si allí tampoco estaba segura?Einar había luchado en las batallas muchas veces y le contaba a Gyda miles de historias vividas en el campo de batalla,pero nunca había mencionado a Elias y Kave.

IndomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora