Indomable

C i n c o

A Gyda el amor siempre le había parecido algo secundario.Jamás se había enamorado y la verdad es que lo había intentado.Más de una vez se había sentado en la hierba para observar a los chicos de su pueblo,pero ninguno de ellos llamaba su atención.Lo mismo ocurría con ella.Las leyes de Otso eran sagradas,por eso las mujeres debían realizar las tareas que se les asignaban.Gyda no seguía ninguna de estas leyes.Siempre había ayudado a su madre,pero todos se fijaban en la "extraña" hija que Daven y Astrid estaban criando.Siempre andaba curioseando por ahí,le gustaba observar a los guerreros en sus entrenamientos,le fascinaba comprobar lo fuertes que eran.Esto,no era algo normal dentro de su pueblo,pero siempre había vivido bajo la protección de Einar,que era la mano derecha del rey,por lo que si alguien advertía al rey de que sentía interés por tareas propias de hombres,no sería castigada.Eran tantas las cosas que deseaba hacer,dentro de Otso lo único que podía hacer era limitarse a mirar y a escabullirse para cazar en el bosque o practicar con su hermano,aunque ésto último no pudo hacerlo por mucho tiempo.

Aunque sus padres y Einar ya no estuvieran,siempre los querría,eso es algo evidente,pero el amor que siente por ellos es completamente diferente al que Kave sentía por esa chica.No era la primera vez que veía un abrazo tan sincero;cuando su padre volvía a casa después de cada batalla,él abrazaba a su esposa como si fuera la última vez,aunque ellos la sintieran como la primera.Astrid,su madre,siempre había sido una mujer fuerte y difícilmente se ponía nerviosa ante cualquier situación complicada,pero cuando Daven se marchaba junto a su hijo en barco rumbo al campo de batalla,se le encogía el estómago y antes de dormir miraba hacia el mar,esperando ver el barco que indicara su vuelta a Otso.Gyda había sido testigo del amor de sus padres y pensaba que jamás iba a ver a nadie quererse como lo hicieron.Todo lo que conocía del amor era gracias a ellos.

-Creía que no iba a volver a verte-le confesó la chica con lágrimas en los ojos.

-Yo pensaba lo mismo,pero ahora estás aquí-Kave la miró a los ojos para observarla mejor y comprobó que había vuelto incluso más guapa de lo que ya era-Te he echado de menos.

Ella le respondió con un beso en los labios.Kave la envolvía entre sus brazos y ella se sentía mejor que nunca.Había extrañado demasiado sus besos,cada noche antes de dormirse,recordaba cada beso que había compartido con él pero no era suficiente.Necesitaba sentir el cariño y la dulzura con la que Kave la besaba.Los dos estaban en su pequeña burbuja donde todo iba bien,era un lugar en el que la guerra no existía y podían ser felices juntos,sin temer por que el otro estuviera en peligro.Aquella burbuja se desvaneció un poco cuando tras el beso,la chica miró a Gyda con una sonrisa de oreja a oreja.Se acercó a ella mientras Kave observaba la escena:

-Hola,soy Erika.

-Gyda.

-Ella es una superviviente de un pueblo caído-Erika se giró hacia Kave para escuchar con atención.Aquí,Gyda se percató de que Erika no era humana,sino que el final puntiagudo de sus orejas indicaban que era una elfa-Einar era su hermano,un gran guerrero y amigo mío.

-No tengo la menor duda de que tu hermano era un gran guerrero,lamento mucho tu pérdida-dijo Erika cogiendo la mano de Gyda y apretándola entre las suyas.

-Muchas gracias,Erika.

Aparentemente,no era de extrañar que Kave estuviera enamorado de ella.Sin duda,era una chica preciosa que desprendía una paz que Gyda no había sentido con ninguna otra persona.Sus ojos rasgados y oscuros,transmitían confianza y quedaban completamente ocultos cuando sonreía mostrando sus dientes.Los elfos eran seres hermosos de por sí,pero Erika tenía algo que hacía querer saber más de ella.Tenía el pelo recogido en un moño,dos únicos mechones negros caían a ambos lados de su rostro aportándole dulzura e inocencia.A pesar de su tranquilidad,Erika iba armada con una espada y un puñal.Gyda sentía curiosidad por verla luchar,seguro que era buena aunque su apariencia pudiera llegar a engañar.