Tan sólo bastó un segundo para que la vida de Gyda cambiara por completo.Aquella noche,unos jinetes encapuchados asaltaron su aldea y la hicieron arder en llamas.Lo único que quedó del lugar donde creció eran las cenizas.Sus padres,su hermano y todo...
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Pocas personas conocen Hel.No al rey,sino al mundo que es gobernado por él.Desde sus orígenes,el hombre siempre ha necesitado creer que hay un ser superior a él que lo protegerá y le dará fuerza cuando más lo necesite.A pesar de que la guerra enfrente a los dos mundos,tienen algo en común:sus creencias.
No importa cuán lejos nos encontremos unos de otros.Lo distintos que seamos es solo una característica más que nos hace únicos,sin embargo,todos los pueblos,clanes o tribus tienen algo en común:creen en un dios o dioses.
El mundo gobernado por el rey Hel,adoptó su propio nombre.Decidió bautizarlo así porque su madre también tomó la decisión de que su hijo,debía tener el mismo nombre que el dios del Inframundo.Siempre se había preguntado porqué lo llamaría así,hasta que un día,su madre le dijo:"Incluso los de tu propia sangre intentarán traicionarte,pero cuando te pregunten tu nombre,temblarán de miedo por haberse topado con el mismísimo dios Hel".
Jamás olvidaría a su madre.Murió joven,cuando dio a luz a su hermana.Su padre se vio obligado a hacerse cargo de la familia,aunque no fue un buen padre,era excepcional como rey.Llevó a su mundo a una época de gran esplendor,pero Hel se sentía solo.Añoraba a su madre y la atención que necesitaba de su padre era depositada enteramente en su hermana pequeña.Tenía seis años cuando un sentimiento dentro de él empezó a hacerle sentir odio.Furia,rabia,rencor...Todos se mezclaban.Cada día que pasaba odiaba más a su padre y sentía la necesidad de deshacerse de su hermana.La odiaba,ella había provocado la muerte de su madre y haría lo mismo que hizo con ella.
La mató.Cuando la pequeña del reino apareció ahogada en el río,el rey se llevó las manos a la cabeza y todos lamentaron aquel terrible "accidente".Pasaron dos,tres,cuatro y hasta cinco meses desde aquello,pero su padre no levantaba cabeza.Hel lo observaba desde el umbral de la puerta,estaba sumido en la bebida y un día,su cuerpo apareció en los jardines del castillo.De había quitado la vida.
Hel no lloró la muerte de su padre.No lloraba desde que era pequeño.Con catorce años,fue proclamado rey.Su entrenamiento en la batalla desde que era pequeño lo había convertido en el mejor guerrero.Los estudiosos del reino le enseñaron a gobernar,pero él sabía que un rey debía tener su propia forma y él quería hacerlo a su manera.Cuando conoció el pasado de su mundo,a punto de desaparecer,decidió darle un nombre nuevo en memoria de su madre.
-¿Por qué Hel,mi rey?-le preguntó uno de los ancianos que se encargaba de estudiar la historia de su mundo.
-Porque cuando alguien venga alzando su espada y pregunte cuál es el nombre de este lugar,podremos decir que es el mismísimo infierno.Nadie querrá luchar para morir aquí.
Cada noche,antes de dormir,se sentaba en su trono y respiraba tranquilo,sintiéndose poderoso.Odiaba muchas cosas.Entre ellas,el amor.Las mujeres nunca le habían tratado bien.Su hija había traicionado su propia sangre y había escapado.Su esposa no había sabido cuidar de su familia,por su culpa su única hija ahora había muerto.Su hermana le había arrebatado lo que más quería.Las odiaba,y por ello,dejó claro cuál era su lugar.No había cabida para ella en la batalla,no existía lugar para las mujeres en aquel mundo excepto en los hogares.
