Worry - Brad Simpson.

17. Es mi culpa.

 Emily. 

Procuré limpiar las lágrimas que corrían por mis mejillas antes de entrar a la habitación donde se encontraba mi sobrina. 

Habían unos tres niños en esta habitación, y Farrah estaba en la ultima camilla. Estuve al borde del llanto — Otra vez. — cuando la vi. Tenía rasguños y hematomas por sus brazos y piernas; su carita estaba sucia y su cabello despeinado. Estaba cabizbaja, triste y yo no puedo soportar verla así. 

— Debería hablar con ella. — Me dijo la enfermera. — Apenas habló conmigo o mis compañeras. 

Asentí y la chica fue hacía la otra camilla, haciéndole algunas preguntas al niño junto a mi pequeña. 

Me senté frente a ella en la camilla y acaricié sus rodillas, ella levantó su cabeza y me miró. 

— Hola, corazón. — Le dije, intentando hacer mi mejor sonrisa para la situación. Ella se lanzó en mis brazos de inmediato y yo le correspondí, la abracé fuerte mientras hacía suaves caricias en su espalda. — Todo está bien ¿Si, amor? Estoy aquí contigo, no voy a dejarte sola. 

Ella no me dijo nada, solo se aferraba más a mí — Si eso era posible. —. 

— ¿Como están mami y papi? — Preguntó, luego de unos minutos de silencio. 

Solté un suspiro. 

— No lo sé, Farrah. Aún no puedo verlos, pero la enfermera me dijo que James está bien. Irá contigo a casa en unas horas. 

— ¿Y mamá? 

Tengo que ser sincera con ella, pero se me esta dificultando ¿Como se supone que voy a hablar de esto con una niña de cinco años? 

— Ella está bien, te lo prometo. 

No dijo nada más. Recostó su cabeza en mis piernas y yo seguí acariciando su espalda, hasta que terminó durmiéndose. Sequé las lágrimas que corrían por su rostro y la acomodé en la camilla. 

Volví al pasillo con Tris cuando me aseguré de que Farrah no iba a despertar. Mi amigo seguía ahí, esperándome con un vaso de café en sus manos, que me entregó en cuanto estuve junto a él. 

— ¿Como está ella? — Preguntó. 

Esta vez si estallé en llanto, sobre el pecho de mi mejor amigo. Él me rodeó protectoramente con sus brazos, sin importarle que empapara ni ensuciara con maquillaje su camisa favorita. 

— Esta mal, muy mal, Tristan. Solo quiere estar con James y Jo. — Le dije entre lágrimas. — O-oye ¿Pudiste ver a mi hermano? 

— No, me dijeron que esta en revisión aún. — Respondió, acariciando mi espalda como yo lo hacía con Farrah hace unos minutos. — Llamé a los chicos, están en camino. 

Un hombre en bata de doctor salió de la habitación de James, mirando la carpeta que traía entre sus manos. 

— ¿Familiares de James McVey? — Preguntó en voz alta. 

Me acerqué a él rápidamente, necesitaba escuchar buenas noticias. 

— Es mi hermano. — Me apresuré a decir. — ¿Como está él? 

Dio una veloz repasada a la carpeta y me miró. — Tiene un esguince en el tobillo. Tuvimos que poner yeso y tendrá que mantenerlo por al menos 10 días; pasados los días, lo revisaré y determinaré si seguirá necesitandolo o no. Además, necesito que haga descanso absoluto por 30 días como mínimo. — Tristan y yo nos miramos, ay no. — ¿Sucede algo?