EJECUCIÓN

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Apenas el sol asomo sus primero rayos al amanecer, 2 Guardias entraron a la celda de los calabozos buscando a Diana y William, bruscamente los sujetaron por los brazos y les quitaron las cadenas conectadas al piso para ponerles cadenas individuales y llevarlos como priscioneros, una vez que los tomaron los llevaron encadenados a la plaza principal de la ciudad de los Ángeles, donde había un escenario especial donde se realizaban las ejecuciones a los priscioneros, alrededor de el escenario, había asientos donde juntaban todos los seres sobrenaturales que vivían en la ciudad, algunos acompañados de sus esclavos para presenciar la ejecución, enfrente de el escenario había un balcón especial que daba vista perfecta a todo el lugar, donde se encontraban el Rey de el mundo, acompañado por sus amigos de más confianza, tales como Kevin, su esposa, Mondred, ente otros.

Diana y William entraron a la plaza siendo tirados de sus respectivas cadenas por los guardias de el castillo, comenzaron a caminar en dirección a el escenario mientras todos los seres presentes los miraban con desprecio y algunos arrojaban basura en su dirección mientras gritaban maldiciones e insultos a los priscioneros, una vez sobre el escenario, a William lo pusieron de rodillas mientras a Diana le amarraban fuertemente las manos sobre la cabeza a un poste de madera.

-Al ser declarados culpables... Hoy los priscioneros se encuentran aquí... Listos para cumplir su sentencia de pena de muerte... ¿Hay algunas últimas palabras que quieran decir?...- Abel hablo sentado en su asiento desde lo alto de el balcón.

-De echo si.... Si hoy voy a morir... Quiero morir después de decirte que... Creo que hablo en el nombre de todos los seres humanos cuando te digo... Te odio.... ¿Crees que tienes derecho a tratarnos como basura solo porque eres más fuerte que nosotros?... No eres un Dios.... No eres digno de gobernar nuestro mundo... Nisiquiera eres digno de el poder que se te fue dado... Solo eres un monstruo asesino y un idiota supremo que cree que por ser el más fuerte de todos merece adoración y alabanzas...- Diana escupió con odio sus palabras de desprecio mientras trataba desesperadamente de safar sus manos de las cuerdas, pero era inútil, los guardias la habían amarrado demasiado fuerte como para que pudiera soltarse sola.

-Interesante... Y que hay de ti... Traidor malagradecido... Que desperdicio de fuerza y de poder... ¿Algo que decir antes de enviarte al bosque sagrado?.- Abel se dirigió a William.

-Vete al infierno.....- William arrodillado hablo con la cabeza baja.

-Espérame en el.- Abel alzó la mano y los guardias sacaron la jeringa de sus ropas llenas de el líquido plateado y la enterraron en el cuello de William, solo esperaban la orden para inyectar el nitrato de plata directo en su sangre.

-A su orden su majestad.- Ambos guardias hablaron al unisonido.

-No lo creo...- William mordió con sus dientes humanos al guardia quién soltó la jeringa de la sorpresa y William aprovecho eso para agitar la cabeza y sacar la aguja de su cuello y que la jeringa cayera al piso, rápidamente se puso de pie y trato de golpear a los guardias con la cadena que sobraba a la que sujetaba sus manos pero sin su fuerza de lobo apenas y logró causarles una molestia, los guardias golpearon con fuerza el abdomen de William causando que vuelva a arrodillarse de el dolor y escupa algo de sangre.

-NOO.- Diana lucho con más desesperación por safar sus manos de los amarres pero lo único que consiguió fue una cachetada por parte de uno de los guardias.

-Lo lamento Diana... Lo intente...- William sintió la aguja entrando en su cuello nuevamente y cerró los ojos aceptando su final.

En ese momento un delicioso aroma llegó a la nariz de el Alfa supremo, causando que alzará una de sus manos en señal de que detuvieran la ejecución... Abel se concentro más en reconocer ese aroma, en un agradable y dulce olor a vainilla mezclado con frutas y flores tropicales que le daba a el rey una felicidad inexplicable cada vez que inhalaba para sentir ese espléndido aroma en su organismo, Abel salto desde su balcón y aterrizó rodando en el piso para empezar a rastrear de dónde venía ese aroma tan delicioso, busco entre la multitud  mientras sus súbditos bajaban la cabeza en señal de respeto una vez que su rey se acercaba a ellos, cuando se alejaba murmuraban entre ellos sin entender el extraño comportamiento de el Alfa supremo, después de unos minutos de búsqueda por fin encontró a un demonio que llevaba consigo a su esclava encadenada, la esclava era una joven que aparentaba tener alrededor de 16 años, con piel blanca de cabello naranja/rojizo natural y unos grandes y brillantes ojos azules que reflejaban una ternura única, al ver a la joven, Abel se acercó a ella lentamente maravillado por su belleza y ternura, una vez que se encontraron frente a frente la chica se arrodilló ante el y el demonio que era su amo bajo la cabeza.

-Mi rey... Es un honor estar frente ah...

-¡Silencio!.- El demonio interrumpió a la chica tirando de las cadenas que sujetaban sus manos.- No hables miserable esclava... Perdone su majestad.

-Tienes encadenada a mi mate...- Abel hizo brillar sus imponentes ojos rojos.

-Su.... ¿Su mate?...- El demonio abrió los ojos tanto que casi salieron de sus cuencas, empezó a tartamudear con miedo y sin saber que decir.

-Supongo que no es tu culpa... Tú no lo sabías... Dime algo demonio... ¿Cuánto pagaste por ella?.- Abel apaga el brillo de sus ojos y se relaja.

-La compré por 200$.- el dollar ahora era la única moneda que se utilizaba en todo el planeta.

-Te daré 600$ por ella justo ahora.

-Mi señor por favor.- El demonio aún con miedo extendió la mano donde tenía las cadenas que sujetaban a su esclava en dirección a Abel.- si está humana es su mate entonces le pertenece por derecho... Le pido disculpas por haberla tenido... Por favor aceptela y no me de nada a cambio más que su perdón.

-Eres un buen súbdito...-Abel toma la cadena y tira de ella para que la chica se levanté y se ponga a su lado.- Tienes mi perdón.

-Se lo agradezco enormemente mi Alfa.- El demonio bajo la cabeza y retrocedió.

-¿Cuál es tu nombre?.- Abel se dirigió a la chica.

-Selene...- La chica hablo con la cabeza baja.

-Selene no tienes que temer.- Abel delicadamente retiro las cadenas que sujetaban las manos de Selene y ella empezó a frotarse las muñecas por el dolor que le habían producido las cadenas.- yo no voy a lastimarte.

-Gracias.- Una lágrima de felicidad de ser libre de las cadenas empezó a recorrer la mejilla de la hermosa chica.- ¿Puedo pedirte... Perdón... Pedirle algo?...

-Puedes hablarme de tu... Somos mates.... Y pídeme cualquier cosa que desees y te lo voy a conseder.- Abel puso una sonrisa en su rostro.

-Perdón la vida a mi hermano...- La chica señaló a William quien miraba la escena con sus ojos llenos de lágrimas de rabia y odio mientras trataba de soltar el agarre de los guardias.

-¿William es tu hermano?.- Abel abrio mucho los ojos.

-Si le perdonas la vida... Aceptare voluntariamente ser tu mate... Haré todo lo que me órdenes... Y estaré a tu lado para siempre como tu pareja.... Pero por favor... Te suplico que no asesinen a mi hermano... Es la única familia que me queda... Le rogaría de rodillas de ser necesario...

-No.- Abel puso su mano sobre la mejilla de Selene.- No quiero que te arrodilles... Le perdonaré la vida a tu hermano.. Y a la otra humana... Si vienes a mi castillo conmigo.

-Acepto.- Selene dibujo una sonrisa en su rostro y bajo la cabeza.

El Poder Del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora