Cuarta Parte: LLEWELYN - CAPÍTULO 33

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CAPÍTULO 33

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CAPÍTULO 33

—¡Llew! ¡Qué grata sorpresa!— lo abrazó Dana—. ¿Viniste con Lyanna?

—No, mamá, vine solo, tengo que hablar con papá sobre un asunto— dijo Llewelyn.

El rostro de Dana se ensombreció al percibir la tensión de Llewelyn.

—¿Qué pasó?

—Nada, todo está bien, no te preocupes— trató de tranquilizarla Llewelyn.

—Si así fuera, no tendrías esa cara— le dijo su perceptiva madre—. ¿De qué se trata?

—Mamá, en serio, no te preocupes, no es...

—¿Llew?— lo interrumpió su padre que entraba a la cabaña por la puerta del fondo, trayendo unos troncos de leña para la chimenea.

—Hola, papá.

Lug depositó los troncos en el suelo y le dio un abrazo a su hijo:

—¿Todo está bien? ¿Lyanna?— inquirió.

—Lyanna está perfectamente— dijo Llewelyn, respondiendo al abrazo de una forma un tanto rígida.

—¿De qué se trata esta visita sorpresa? ¿Seguro que no hay ningún problema? ¿Qué hay de Augusto? ¿Está bien?

—Bien, sí— respondió Llewelyn.

—Oh, ya veo. Algo pasó con Augusto, ¿qué fue?

—Nada, ya te dije que está bien, papá— reafirmó Llewelyn.

—Llew, sabes bien que puedo detectar cuando alguien me miente. Algo pasó con Augusto, algo grave que te tiene preocupado, cuéntame— le pidió Lug, señalando una silla en invitación.

Llewelyn se sentó, suspirando.

—Prepararé algo de té— dijo Dana enseguida—. ¿Te quedarás a cenar?

—No lo sé, todo depende— dudó Llewelyn.

—¿Depende de qué?— preguntó su madre.

—Llew, explícame lo que pasó con Augusto— insistió Lug.

—No quieres saberlo, papá, y de todas formas ya está solucionado. No vine aquí por eso, vine por otra cosa.

—¿Qué cosa?

Llewelyn abrió su bolso y sacó la copia del plano, extendiéndola sobre la mesa:

—Quiero que me expliques lo que significa esto.

Lug arrugó el entrecejo, preocupado:

—¿De dónde sacaste esto, hijo?

—Eso no importa. Tú sabes lo que es, ¿no es así?

—Sí— admitió Lug.

—¿Tú ordenaste su construcción?

—Sí.

EL SELLO DE PODER - Libro V de la SAGA DE LUGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora