CAPÍTULO 70
Cormac suspiró, se sentó y tamborileó con los dedos en la mesa de la biblioteca de Tiresias.
—Cormac— le dijo Llewelyn, tomando una silla y sentándose frente a él—, me llamaste en medio de la noche, me dijiste que era urgente... ¡Ya dímelo de una vez!
—No lo sé...—dudó Cormac.
—¿No confías en mí?
—No es eso.
—¿Entonces, qué?
Cormac no contestó. Se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro con nerviosismo.
—Cormac— intentó de nuevo Llewelyn con paciencia—, ¿qué fue lo que Madeleine vio? Tienes que decírmelo. Si su visión ayuda a aclarar el tema de Lyanna y el medallón...
—No— negó Cormac con la cabeza—, no ayuda a aclarar nada, solo complica más las cosas. Ni siquiera sé si está relacionado con el resto de las profecías, y sinceramente espero que no.
Llewelyn suspiró:
—Si no me crees capaz de lidiar con esto, si quieres esperar a que mi padre regrese...
—No sé si sea conveniente esperar, Llew.
—Entonces, deja ya de darle tantas vueltas al asunto.
Cormac se mordió las uñas.
—Está bien, está bien— dijo al fin—. Sacó un libro de un estante, lo abrió y retiró un papel doblado entre las hojas, entregándoselo a Llewelyn.
El hijo de Lug palideció al ver el dibujo.
—¿La visión vino con alguna frase? ¿Alguna pista?— inquirió Llewelyn, tratando de que no le temblara la voz.
—¿Necesitas pistas? ¡Es el maldito anillo de Marga, Llew! ¡Tú sabes muy bien lo que significa!— le gritó Cormac, exasperado—. Lo siento, lo siento...— se disculpó por el exabrupto.
—Esto es serio, Cormac— comenzó Llewelyn.
—¿Crees que no lo sé? Este es el peor momento para que surja esto.
—¿Sabes dónde está el anillo? ¿Qué hizo mi padre con él?
—No lo sé, él nunca habló del tema conmigo— se agarró la cabeza Cormac.
—¿Crees que lo destruyó? ¿Qué lo escondió?
—Si lo hubiese destruido, no aparecería en la visión de Marga, ¿no crees?
—Entonces, debemos asumir que el anillo aun existe y que alguien lo ha sacado de su escondite, alguien lo encontró— razonó Llewelyn.
—Quienquiera que sea, tanto si sabe de qué se trata como si no...
—Podría activar la conexión con Wonur— terminó Llewelyn—. ¿Hay algo más? ¿Algún indicio que nos diga si esto se relaciona con el medallón o con Lyanna?
Cormac sacudió la cabeza negativamente.
—No puede ser casualidad que Marga tenga esta visión justo ahora— insistió Llewelyn.
—Tu interpretación es tan buena como la mía— dijo Cormac, frenando su ir y venir y sentándose otra vez en la silla.
Llewelyn suspiró un largo suspiro:
—Tal vez, si la Perla está inactiva... tal vez el anillo sea inofensivo...
—No puedo creer que tú, de todas las personas del Círculo, pueda plantear una visión tan ingenua de esto, Llew. ¿Ya olvidaste que ese anillo aparentemente inactivo...?
—No— lo cortó Llewelyn—, no lo he olvidado. No podré olvidarlo por el resto de mi vida. Ese anillo me volvió un asesino.
—Por lo tanto, entiendes bien el peligro— le dijo Cormac.
—Sí, solo estaba tratando de...
—¿Minimizar las cosas o tratar de verles el lado bueno? No va a funcionar, Llew. ¿Sabes por qué? Porque Marga no tiene visiones sobre cosas inofensivas. Así que podemos meter la cabeza en un agujero para no ver la realidad...
—O podemos encargarnos de esto— asintió Llewelyn.
—Sí, el problema es cómo lo encontramos.
Llewelyn observó el dibujo del anillo por un largo rato, pensando:
—Tiene que haber una relación con todo lo demás— musitó.
—¿Pero cuál?— cuestionó Cormac.
—Tal vez necesitamos otra visión— propuso Llewelyn.
—¿Esperar a que Marga tenga más visiones?
—No, me refería a otra interpretación, tal vez necesitamos la opinión de alguien que vea las cosas de otra forma.
—¿De quién estás hablando?
—Alguien que es protagonista en todo esto, y a quién sin embargo nunca se ha consultado al respecto.
—¿Lyanna?— arrugó el entrecejo Cormac, poco convencido—. ¿Crees que eso es prudente?
—Ella está en el centro de todo esto, Cormac. Tal vez sea ella la que puede unir las piezas.
—Debes tener en cuenta que las profecías son mentalmente condicionantes. Revelarle a tu hermana estas cosas puede inclinarla a cumplirlas.
—Su claridad mental es superior a la nuestra, creo que vale la pena intentarlo.
—No me gusta esto, Llew, es peligroso.
—Solo déjame mostrarle el dibujo del anillo— pidió Llewelyn—, solo eso, no le hablaré de lo demás. Creo que ella puede ayudarnos.
A regañadientes, Cormac entregó el dibujo a Llewelyn para que se lo llevara a su hermana.
—Gracias, Cormac. Hablaré con ella mañana en la mañana.
Cormac contestó con un gruñido poco alentador.
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EL SELLO DE PODER - Libro V de la SAGA DE LUG
FantasyLa razón de existir de la Hermandad del Sello es llegar a realizar el Ritual Maestro Final de Liberación. Para eso necesitan dos elementos fundamentales: el Sello y la presencia del Marcado. Después de mucho tiempo, las piezas han comenzado a acomod...