| Libro 1º - SAGA ASTROS OSCUROS |
Miles de oraciones son elevadas al cielo, en busca de ser cumplidas, en busca de que por fin alguien más allá de las fuerzas humanas, pueda cumplir sus sueños. Pero aquellos mismos ruegos caen en busca de un mejor...
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Aquel día siguiente la vi nuevamente, portando consigo una de las armas más poderosas de todo el templo, la misma que mi madre le había mostrado, la valentía. Su rosto en alto desafiando el brillo incesante de la aurora. Sus ojos llevaban sentimientos encarcelados, todo por su propia seguridad, su alma estaba asegurada, recluida, llena de temor y a la vez osadía. Caminaba lento, pensando cada paso que sus pies daban, sintiendo el suelo que la mantenía en pie.
Su respiración se aceleraba al ver que estaba cerca y cuando pensó que nadie iría a por ella. Corrí con todas mis fuerzas, desterrando aquellos pensamientos de dolor y llenando mis ojos de un inmenso dolor, intentando se tan fuerte como ella me había enseñado, intentando ser un paladín más de la verdad.
—No te vayas, Gala —Sollozaba agarrando su mano en un eterno y cálido sentimiento de compasión y temor a dejarla—. No quiero estar sin ti. No quiero estar sin mi propia hermana. Por favor Gala no te vayas, no te alejes de mí.
—Oh Selene —Acariciaba colocando un pequeño mechón de cabello detrás de mi oreja. Podía notar el mismo sentimiento de pena, aquel que me invadía y quebrantaba poco a poco—. Has de ser muy fuerte Selene. Yo he de volver y te prometo que volveremos a hacer todo juntas. Como hermanas, querida mía.
—Pero ya no te veré ¿Cómo quieres que sea fuerte? Si sé que no estarás vigilándome en las noches, que ya no estarás conmigo para ocultarme todas mis travesuras. Para llenarme de besos y abrazos —Decía intentando parar a mis lágrimas, pero los lamentos eran más fuertes que mi voluntad ¿Acaso llegaría a ser lo suficientemente fuerte?
