CAPÍTULO | 10º | EDITADO

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     Aquellos ojos que un día habían prometido protegerme de entre todas esas amenazas, ahora solo yacían llenas de dolor y venganza, siendo consumidos por un eterno fulgor, un mismo brillar maligno. Tan solo a causa, de una injusta guerra sin ganador alguno. Mi alma caía rendida ante los rencores y ante aquel sentimiento de culpa. Aun la extrañaba y estaría completamente segura que mis pensamientos no dejarían que gala se apartase de mí y mis decisiones.

     Giré intentando desparecer mis ideas, sabía que si seguía indagando, no haría más bien a mí ser, no más que el daño que inculcó aquel ataque. Estaba segura que aun Gala podía sentir y aun yo, podía quererla. El corazón volvía a latir fuerte ante su presencia y la sangre nunca había recorrido tan veloz dentro de mí, pero aquello solo era un espejismo más y no caería tan fácil ante eso. Sus prendas eran purificadas por los rayos del sol y sus sentimientos ardían entre las llamas de la desesperación y redención. No era capaz de evitarlo, no quería ver, no quería sentir, no quería volver a sentir dolor alguno, el mismo que nunca se apiadaba al verme destruida por completo.

     Caminé entonces ante ella, intentando olvidar la presencia latiente del rencor y el dolor. Omitiendo las lágrimas que tanto derramé al volver a verla. Y sin embargo, cuando pensé que lo habría logrado. No habría más que penumbras y el infierno ante mis tenues ojos.

       —¿Gala eres tú? —Pregunté acercándome lentamente, aquella sombra no dejaba de llamarme y por alguna razón sentía como la presencia de Gala se acentuaba en el lugar. Un fuerte ardor recorría todos mis huesos, aumentando su ferocidad a cada infernal paso—. ¿Por favor, dime que eres tú?

POR DECRETO LUNAR | 1º © #WATTYS2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora