Era miércoles y faltando solo dos días para el viaje, había pedido permiso a mis padres, les comenté del plan de ir a acampar y hacer deportes extremos con Amaya y algunos de sus amigos, obvié la parte en que los amigos eran la nueva conquista de mi amiga. Volviendo a decir mí segunda mentira en veinte años. La primera fue sobre el incidente automovilístico que había sufrido hace solo unos días y no mencionarles a mis padres.Estaba condicionada para con mi amiga sobre lo último. Tenía que ir costase lo que costase, por lo que acepté el que mi padre haya dicho que me llevarían ellos o Julio, el chofer, hasta el lugar.
El cual no estaba lejos de nuestra ciudad, inclusive, solo eran un par de horas en automóvil sin embargo, yo debía de avisar a los amigos de Amaya si iría. Ella había reservado un lugar para mí en el auto de su novio, Elios creo que era el nombre, pero tendría que persuadir a mis padres o simplemente encontrarme con ellos en el lugar.
Los siguientes días transcurrieron sin incidentes, las clases en mi facultad iban acabando y quedaba poco en el programa para desarrollar. En la tarde del jueves llegaron mis primos a la casa de mis abuelos desde Estados Unidos, por lo que hicimos una reunión familiar en la noche, donde invité a Owen y a Ella para que me acompañasen al campamento que iría, aceptaron encantados y supuse que no tendrían otra cosa que hacer, más la niña que apenas había terminado la escuela y estaba como loca por querer recorrer todo el mundo. Gracias a tía Liv ambos sabían español, no obstante hacíamos alguna que otra conversación en inglés.
El viernes solo tenía una materia por la mañana en la facultad, artes del siglo XX, una clase que debía de tener sí o sí dentro de la carrera aunque la llamaran "optativa". Al medio día y una vez en casa, mis primos ya estaban cada uno con un pequeño bolso y me causó risa verlos todo con esa típica ropa de explorador.
Me reí.
-¿En serio visten iguales y esa ropa? –pregunté divertida.
-Soraya... -mi madre me llamó la atención pero la vi ocultando una risa.
-Dijiste que era una aventura. –me dice el rubio de Owen. Sonrío.
-Sí. Iremos al cerro, o montaña como lo llamarías tú. Es como una reserva natural y hay para acampar, hacer tirolesas y todo eso. No irán a buscar animales en peligro de extinción ni grabar un documental al estilo Los Thornberrys. –rompí a carcajadas en cuanto Ella bajó su cámara filmadora.
-Bueno, entonces iré a cambiarme. –indica rápidamente mientras corre hacia el pasillo de las habitaciones.
-Whatever, luego me cambiaré de todos modos. –es lo que dice su hermano rodando los ojos. –¿Qué hora salimos?
Esa misma tarde que debíamos partir, mi padre tuvo que resolver algo en la universidad sobre papeles de sus exámenes próximos para finalizar el año y mi mamá se ofreció, apropósito, a acompañarlo para que Julio, nuestro chofer, se encargara de mí y del resto, que nos llevaría hasta el destino donde nos dejaría para encontrarnos con el novio de mi mejor amiga. Es lo que obtuve en cuanto mencioné que mis primos irían. Tía Liv y tío Dustin nos despidieron junto con la madre de Amaya al salir del barrio.
En el trayecto, que duraría casi dos horas, mis primos obtuvieron ambas ventanillas del Audi Q7 que manejaba Julio, Amaya iba en medio y yo de copiloto. Me encargué de la música y era mi amiga quien hacía las preguntas para tener conversaciones, Ella tampoco se quedaba atrás quejándose del calor infernal en pleno noviembre, sin embargo para nosotros era normal tener una temperatura mayor a 35 grados Celsius, estábamos en un país con estaciones del año diferentes al suyo, ademas de ser mas tropicales.
Reserva Chovy*, se lee un gran letrero en el camino que estamos llegando, horas después. De momento realmente me emocioné, podía sentir a mi corazón latiendo acelerado; nunca había hecho esto de acampar en el bosque, ni tirarme por las tirolesas o hacer algún deporte en general y me sentía enérgica. En donde sea que estábamos, al despedirnos de Julio, mi amiga Amaya empezó a darnos unos boletos.
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La estrella más brillante
RomanceSoraya Galler resultaba ser demasiado bondadosa para la humanidad incluso para su propio bien. Ella expiaba tanta luz y ternura que nunca había dicho malas palabras o había siquiera mentido a sus, sobreprotectores, padres. Hasta cierto día. Con una...