XIII - Estoy interesado

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–¿Me pasas el lente de sol? –pide Hunter una vez estamos en la avenida. Señaló la guantera por lo que rebuscó allí y se la paso en cuanto la encuentro y saco del estuche su Ray Ban de aviador.

Se los pone y continúa manejando. Estamos en una ruta muy transitada por lo que no vamos tan deprisa.

–¿Donde iremos? –quiero saber al rato, por las calles que empieza a tomar me percato que vamos en dirección al centro de la ciudad. Los edificios son cada vez más.

–La verdad no sé, solo estoy manejando. –responde, no digo nada ante su repuesta pero tampoco me molesta. La música suena en el vehículo pero no es lo suficientemente fuerte como para distinguir qué canción es, por lo que decido prestar atención al auto.

No logro escuchar algún sonido raro como para decir que no funciona y en el tablero tampoco indica alguna falla o que siquiera le faltase agua como para preocuparme sobre las palabras de Kevin o Sandra mas temprano.

–Lo siento, princesa. Solo necesitaba salir de ese lugar. –Hunter se mete en mis pensamientos, sacándome de allí. Y le sonrío en cuanto lo miro.

Tiene la mandíbula algo tensa y en verdad me gustaría que me contase lo que le sucede pero creo que todavía no llegábamos a ese punto de intimidad.

–Descuida. ¿Agua? –ofrezco, él se gira unos segundos en mi dirección y asiente con una pequeña curva elevada de sus labios. La botella ya tiene un pico, por lo que puede abrirla con los dientes y beberla como un biberón.

Nos estacionamos a un lado de una plaza llena de árboles, seguí a mi acompañante en cuanto se bajó del auto, caminó hasta una de varias bancas para sentarse y yo lo imitaba. Sí, en la ciudad había pequeños parques entre los edificios, así como un Central Park en Nueva York. Solo que aquí eran muy reducidos en tamaño. El lugar estaba algo vacío y supuse por el horario que eran apenas las cuatro de la tarde, además del calor exagerado que se sentía.

Hunter se encontraba realmente callado y yo no pude callarme más las ganas de saber que rayos había hablado con su mamá para que lo haya puesto así. Porque obviamente era debido a ella, antes de su mamá se encontraba de muy agradable humor.

–Si quieres puedes contarme qué te sucede. –sugerí poniéndome en su campo de visión, elevando una ceja para dar énfasis. Él me observa y se inclina un poco hacia mí tomando un mechón de mi cabello casi desde la raíz y lo acaricia hasta la punta.

Casi me ahogo al dejar de respirar.

–Mamá solo me dijo cosas que son ciertas, pero que no las quiero aceptar. –confiesa, y siento que me duele el corazón al pensar en nosotros.

–¿Es algo sobre nosotros? –pregunto por lo bajo, alejando mi cabello de sus largos dedos.

–Es sobre mí.

Espero que siga hablando y aunque no lo hace, tampoco insisto. ¿Qué sería de importante sobre él que lo pongan de un humor algo depresivo? Realmente me gustaría saberlo, pero como ya dije, creo que todavía no estábamos listos para tanta confianza y secretos.

Había pasado otra hora de que estuvimos sentados sin decir nada realmente allí en la pequeña plaza, no me sentía para nada incómoda en silencio junto a él, deseé que el se sintiera de la misma manera porque yo me sentía en paz a un lado suyo, incluso cuando el lugar estaba ya siendo transitada.

El cielo se iba tiñendo de a poco con nubes y el sol bajando ofreciendo tonalidades. Entonces cuando dieron casi las seis treinta, Hunter se levanta y mira su reloj.

–Vamos, tenemos una aventura pendiente. –sonríe tanto que olvido el momento de angustia que parecía haber tenido. Volvemos al auto y en el trayecto escribo un mensaje a mi mamá avisando que llegaré un poco más tarde para que no se preocupe.

La estrella más brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora