XI - Señor y señora Galler

1.6K 116 21
                                    


Sentía como que apenas cerré los ojos cuando ya hubo sonado el despertador avisándome que era hora de levantarme por la visita que tendría hoy. Al menos Amaya sería la invitada en el caso que Hunter y Elena no se presentarán.

Me di un pequeño golpe en la frente al volver recordar mis palabras antes de bajarme del coche de la mujer. Si tan solo hubiese enviado un mensaje disculpándome, no me estaría sintiendo tan incomoda.

-Buen día, buen día... -mamá susurra abriendo la puerta de mi dormitorio y se adentra. Me quejo mientras vuelvo a acomodarme por la almohada y con mi cobija. –Arriba, que tienes que limpiar la parrilla.

-¿No puede hacerlo Julio? –pregunto sin ganas. Mamá suspira.

-Di libre a Julio, no tienes de otra. –responde a mi pregunta. –Iremos con tu papá al supermercado ahora, cuando regresemos quiero ver limpio el quincho o al menos verte limpiándolo. Son tus amigos los que vienen. -continua diciendo y la escucho dejar mi habitación.

Tonta, tonta, Soraya.

Me levanto rápidamente de la cama para ir a desayunar, limpiar y alistarme antes de las once de la mañana, que fue la hora establecida los días pasados por todos.

A las diez treinta de la mañana, llega Amaya para ayudarme en algo, como se lo pedí hace ya una hora. Solo vivía en frente.

-¡Estoy aquí, no te preocupes! –habla mientras deposita una bolsa en la mesada de mármol en la cocina. La observo desde afuera, donde estoy limpiando la parrilla para el asado con rodajas de limón y hojas de periódicos en el pasto del fondo.

Luce radiante en una camisa verde bosque hasta por los codos junto con una falda blanca ajustada que favorece a su silueta curva, además sus sandalias de plataforma hacen justicia. Luego estoy yo, con mi remera amarilla de abeja y un short de algodón lleno de grasa negra al igual que en mis piernas y manos.

-Te diría que vayas a ducharte pero tendría que terminar de limpiar eso y no quiero ensuciarme. –me dice con una sonrisa perversa.

-Gracias. –exclamo con sarcasmo y me apresuro en terminar de limpiar esto. Solo faltaban unas cuantas hileras más y lo hago de mala gana pero nadie lo notará.

Mamá y papá llegan al momento que vuelvo a poner la parrilla en su base. Debo admitir que estoy realmente impaciente e intranquila cuánto más pasa la hora, no sé si mi mejor amiga sabe que fui algo ruda con Hunter y Elena, pensaba que cazador pudo comentar algo con Elios sobre si vendría o no y éste contárselo a Amaya, pero no tengo palabras ni agallas para indagar en algo.

Papá guarda una que otras cosas que trajeron en los almacenes, mientras que mamá empieza a sacar condimentos para preparar ensaladas del refrigerador. Aviso que iré a ducharme y Amaya me sigue, dejando de vaciar las bolsas del súper para mi papá.

–Elios me dijo que están en camino. –menciona mi amiga a la par que llegamos a mi recámara.

–Genial, ¿tienes alguna idea de que hacer? -pregunto evitando ir mucho hacia un tema en específico. Rebusco un atuendo en mi cómoda pensando en qué vestir, además.

–¿A que te refieres? –habla a su vez Amaya.

–A algún juego, ya sea UNO, Al Banquero, Tembleques...

Puedo oír la sonrisa de mi mejor amiga antes de verla; tomo un short de jean oscuro y una básica coral, además de panties y sujetador limpios.

–Los muchachos se encargaron de eso. –oigo a Amaya y la miro con una ceja levantada. –¿No te lo dijo Hunter?

Entonces esquivo su pregunta y su persona ocupando un lugar en el espacio. Solo niego con la cabeza y me encamino al baño, dejándola hablando sola. La oigo de fondo comentando algo pero no la escucho realmente, se me apretuja el pecho de los nervios y de que al parecer Hunter sí vendrá a mi casa.

La estrella más brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora