XII - Ella es Elizabeth

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Otra semana estaba pasando de mis tardes en la concesionaria de Hunter, aunque la diferencia ahora era que mis padres se encontraban al tanto de mi destino y dónde me pasaba cuando salía de casa. Tuve que decirles en la noche del domingo pasado luego de que todos se hubieran ido, debido a una conversación que salió de alguno sobre qué me esperaban en el trabajo, me sentí un poco mal cuando mi padre hizo su frase célebre de "no había necesidad de mentir", sin embargo, con unas disculpas y abrazos me había perdonado. Pasado pisado y olvidado.

Hoy era un miércoles cualquiera, diez días después del almuerzo en mi casa; Hunter estaba algo ocupado en su oficina con Kevin, por lo que yo me encontraba en recepción junto a Sandra sin hacer precisamente algo.

Eran las 14:15, el aire acondicionado apaciguaba el calor que dejaba el sol radiante de verano al filtrarse por los cristales que hacían de pared en la entrada del edificio. No se percibía otro sonido que el de Sandra tecleando en una notebook algunos números de las facturas de compras que yo iba ordenando por fechas para cargarlas  a la par, eran para facilitar el trabajo a Elena con el tema del IVA de la empresa.

No sabía por qué no encendíamos la radio o dejar que reproduzca YouTube con alguna canción pero supongo que se debía a lo relajante que se sentía el lugar, a pesar del calor, o simplemente se nos había pasado.

–Este calorcito me da ganas de estar en una piscina ahora mismo. –Dice Sandra y le sonrío concordando.

–Sí, además mira el vientito que parece haber afuera. Estira todo. –señalo las palmeras de afuera que se van meciendo. Ella sonríe y deja de prestar atención a la computadora.

–Tengo un poco de helado en la cocina, traeré para comérnoslo mientras terminan su reunión. –yo asiento encantada porque otra cosas de las que me encantaban era el helado.

Me acomodo en la butaca donde ya estaba sentada y apoyo los codos en la mesada marrón con la palma de mis manos sujetando mi cabeza. Ya había pasado casi una hora desde que Kevin y Hunter estaban en la oficina de este último, fue inmediatamente luego de haber llegado de almorzar. Sí, fui a comer unas hamburguesas con Hunter luego de que él me recogiera de mi casa.

Cuando me dijo que vendría por mi, realmente no esperaba que él manejase el auto. Prácticamente después de que nos conocimos solo lo vi usando su auto propio una vez, o tal vez no se dio la casualidad de cada vez que me encontraba con él no lo usaba, siempre estaba o con Elena, o con Elios, o incluso yo había estado como conductora. No obstante fue genial subirse en la Mercedes Benz azul marino que tenía, con la que casi me había arrollado.

–Buenas...

Despierto de mi recuerdo cuando veo a una mujer caminando hacia mí en recepción. Me pongo un poco nerviosa y me acomodo correctamente en la butaca, miro hacia la puerta del personal esperando ver a Sandra salir pero no aparece, por lo que vuelvo a mirar a la mujer.

–Bienvenida, señora. –Sonrío aunque no es real. La noto observarme como si me conociera o si intentara recordar quien era yo.

Pero a mi vez nunca la había visto y tengo que echarle un ojo tambien, va vestida con jean oscuro, una camisa rosada que parece de seda y una cartera blanca con un sello de Louis Vuitton. Su cabello es de un castaño claro y la piel la tiene un poco bronceada, no es joven pero tampoco muy mayor.

¿Quizá viene por un auto?

–¿La puedo ayudar en algo? –pregunto amablemente. Ella sonríe y de verdad aquel gesto es contagioso por lo que esta vez le sonreí de verdad.

–Cariño, ¿tu eres... –espera mi respuesta mientras llega hasta mi por el otro lado del mostrador. La observo asombrada, logrando que ría por lo bajo.

La estrella más brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora