XXI - Un día agitado

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Estaba muy intranquila simulando que estudiaba en mi recámara mientras mis padres estaban cenando en la cocina.

He planeado el como decirles que no me estaba gustando la carrera, que ya no sentía la misma pasión por ir a la facultad como hace dos años cuando lo empezaría, que me estaba yendo en picada con mis ausencias. También quería hablar de eso, contarles que había estado faltando mucho últimamente y que estaba dispuesta a buscar a alguien que me ayudara a encontrar una vocación.

Estaba casi segura que se enfadarían pero también esperaba realmente que me comprendieran.

Así que cuando oí que ya estaban en su dormitorio, decidí ir hasta ellos con valentía, aunque con manos sudorosas y la ansiedad consumiéndome.

Tenía que decirlo ahora antes que empezara la temporada de exámenes, cuanto antes mejor. Mi conciencia me daba pequeños ánimos de apoyo.

Toc toc, toqué la puerta mientras ya la abría sin esperar respuesta de ellos. Mamá me sonrió desde su tocador en cuanto entré y papá estaba acomodando la cama.

–¿Puedo hablar con ustedes? –pregunté insegura, primeramente miré a mi padre, y pude ver que notó algo diferente conmigo, traía fruncido el entrecejo a medida que se recostaba por el cabecero de la cama.

–¿Pasa algo, cariño? –sin embargo era mamá quien habló. La miré y ella parecía curiosa. Me guiñó el ojo, como dando ánimos.

Estaba casi segura que ella pensaba que hablaría de Hunter.

–Es sobre la facultad, mamá. –comencé.

–¿Que pasa con eso? –preguntó papá.

Tenía que decirlo, ya y ahora. Cuánto más rápido más pronto acabaría. No me echarían de la casa por decir que me equivoqué de carrera.

¿Verdad?

–No me gusta. –fue lo que respondí a mi padre, por lo bajo, creo. El silencio nos consumió por unos eternos segundos, ambos se veían confundidos, mamá caminó hasta la cama junto a su esposo.

–¿Qué es lo que no te gusta? Habla claro, no murmures, pequeña. –continuó mi papá.

Inhalé aire, como llenándome de coraje, sacando el miedo que me estaba comiendo.

Proseguí.—No me gusta esta carrera, creía que sí, tengo buenas notas, le ponía ganas pero me di cuenta que eso es disciplina. No me apasiona la historia como a tí, papá, ya no más. Últimamente he pensado mucho, y no estoy segura de hacia donde ir pero de que quiero cambiar de carrera, quiero hacerlo.

>Estas ultimas semanas me he saltado clases, y de verdad siento mucho que ahora capaz no vuelvan a confiar en mí. Solo voy a tus clases, papá, para que no te des cuenta de que he estado ausentándome.

Me dolió el corazón tener que confesar que le he estado mintiendo.

>Y no digo que estoy tirando la toalla, solo necesito tiempo. No quiero dedicarme a algo que no lo siento como mío. Estoy dispuesta a ir con alguien que me ayude a descubrir qué quiero ser realmente en mi futuro.

Pienso en Hunter, en las horas que paso haciendo su contabilidad, pienso en sus palabras cuando dijo que también sería una buena terapeuta.

Espero respuestas de mi padres ante mi silencio, mamá me mira, realmente confundida y en sus ojos puedo ver la pregunta que tiene: "¿Por qué?" Pero no es eso lo que ella modula.

–Soraya, solo te faltan dos años para tener esa licenciatura, luego puedes seguir otra cosa, hija. –habló mamá, con suavidad pero se notaba su inconformidad.

La estrella más brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora