Tres

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—¿Vendrás?
"—Lo intentaré."
—Pero lo prometiste.
"—Lo sé Becca, pero me salieron inconvenientes, quizás... Vaya la semana que viene si no puedo ésta."
—Siempre es lo mismo contigo Stephan. Me prometes algo, para luego no cumplirlo, ¿Y qué es lo mejor de todo? ¡Que con ella te ves siempre!
"—¡No soy tu novio, ¿Okay?!"
—... Eres un estúpido —le dijo en un hilo de voz, sintiendo sus ojos aguarse.
"—Lo siento, no quise decir eso, es que tú... Me exasperas con tus celos. Ya te dije que Malika es solo una amiga."
—Mentira —sollozó.
"—No llores por favor, no quise gritarte."
—Adiós —le dijo cortando la llamada, antes de arrojar su celular contra unos almohadones, y echarse en la cama.

-o-o-o-o-

—Hola tía, ¿Y Steph?
—Arriba, cariño —le dijo Nina con una suave sonrisa.
—Okay, iré a ver si ya está preparado —pronunció Luca, subiendo las escaleras.
Abrió la puerta, y observó una maleta sobre la cama de su amigo, abierta.
—Ey, ¿Planeas irte de viaje o algo así?
Stephan salió del baño, desconcertando al muchacho.
—¿Qué haces así vestido? El partido es en una hora.
—No iré —murmuró guardando la última prenda, antes de cerrar la maleta.
—¿Qué? ¿Es una broma? Stephan es la final, no puedes dejarnos así.
—Lo lamento Luca, pero debo viajar.
—¿Qué es más importante que la final de nuestro club?
—Becca.
—Becca, Becca, Becca, ¡La loca celopata esa me tiene harto! —exclamó con rabia—. No es la primera vez que nos dejas por uno de sus malditos caprichos.
—No es su culpa que hayamos llegado a la final, le había prometido que iría este fin de semana.
—Y tampoco es culpa nuestra que tú no tengas los suficientes huevos para decirle no a nada —bramó molesto.
—Luca-
—Vete a la mierda Stephan, siempre es lo mismo contigo y ella. Lo único que conseguirás, es alejarte de todos. Ya ni a Lika quieres ver, para que ella no te haga una de sus escenitas.

-o-o-o-o-

—Stephan —pronunció sorprendida de verlo allí Tessa.
—Lamento llegar sin avisar, y más aún, a éstas horas, pero, ¿podría ver a Becca?
—Ella no está de buen humor, ha estado encerrada en su cuarto todo el día.
—Lo sé, es por eso que me gustaría verla, ¿cree que pueda subir? No me demoraré mucho, sé que es tarde.
—Claro, sube, pero no te aseguro que te atienda.
—No sé preocupe, ella lo hará —le dijo antes de dirigirse escaleras arriba.
Pasó por las diferentes habitaciones que habían en el piso superior, y cuando llegó a la puerta de la recamara de la chica, se debatió si golpear o no.
Había viajado seis horas para poder llegar a verla, y él tampoco se sentía bien anímicamente.
No solo por la discusión que habían tenido ellos, si no también, por haber dejado a su equipo en el partido final.
Abrió la puerta suavemente, y pudo visualizarla en su cama, de espaldas a él.
—Ya les dije que no quiero ver a nadie, vayanse —pronunció la castaña.
Se acercó hasta la cama, y se sentó en ella, tocando su hombro.
—¿A mi tampoco?
Al escuchar su voz, rápidamente se sentó en la cama, y al verlo, se lanzó a sus brazos, abrazándolo por el cuello.
—Steph.
Quizo sonreír, pero no pudo. No estaba feliz.
—Viniste, sí lo hiciste.
—Sí, vine por ti.
—Gracias.

-o-o-o-o-

Estaban ambos acostados en la cama de ella, viendo una película.
—Aish, siempre lo mismo, no sé porque no son sinceros con sus sentimientos, todo sería más fácil.
—Quizás por miedo.
—¿Miedo a qué? —le preguntó tomando un poco de helado en su cuchara.
—A lastimar a la otra persona.
—Tal vez, pero es mejor ser sinceros, ¿No lo crees?
—No lo sé.
Levantó la cabeza y sonrió.
—Estás muy serio, ¿Qué pasa?
—Estoy cansado, me levanté temprano, y... Hoy tenía un partido importante con mi equipo.
—¿Y cómo les fue?
—No lo sé, no pude asistir.
—Que mal.
Suspiró frustrado.
—Becca... Si no fuí, fue por ti, por venir a verte.
—¿Me quieres hechar la culpa? Yo no te obligué a venir.
—Sé que no lo hiciste, y no busco eso. Pero hay algunas cosas que debemos dejar en claro.
—¿Cuales?
—Yo no vivo aquí, mi vida está en otro lugar. Y yo te quiero mucho, eres mi amiga, pero no puedo venir siempre que tú quieras y lo dispongas. Yo tenga obligaciones también.
—Lo sé —susurró mirando hacia abajo.
—No quiero que te deprimas, me preocupas cuando te pones así.
—Está bien.
—Becca.
—P-Puedes irte si quieres —le dijo dándole la espalda, dejando el pote de helado sobre su mesa de noche.
—Por favor, no llores. Me haces sentir una basura.
—Es que no es justo.
—¿Qué no pueda venir cuándo tú quieras?
—No... Que a ti te dé lo mismo.
—¿Es una broma? Viajé seis horas para verte, dejé a mis amigos en un partido importante para nuestro club, era la final, y solo para venir a verte, para pasar tiempo contigo. ¿Y piensas que me da lo mismo?
—Tú no me entiendes.
—Intento hacerlo, pero tú también deberías intentar hacer lo mismo contigo, ser un poco más comprensiva.
—Mejor vete —le pidió en un hilo de voz.
Miró la hora en su celular, y suspiró.
—De acuerdo, si eso es lo quieres.
Pero no hizo más que ponerse de pie, para que ella lo abrazara, sollozando.
La abrazó, sintiéndose tan confundido.
—Tranquila.
—Quiero que todo sea como antes, como cuando éramos niños, y podíamos pasar largas horas juntos.
—Sí, sería lindo.
La separó de él, y secó suavemente las lágrimas de sus mejillas.
—Ya no llores.
—No te vayas.
—Ya es muy tarde, debo volver al hotel.
—Puedes dormir aquí.
—No creo que a tú papá le agrade mucho la idea.
—Puedo convencerlo —sonrió.
Él también sonrió y negó con la cabeza.
—No, está bien. Además ya he pagado la habitación.
—¿Hasta cuándo te quedarás?
—Dos días, quizás tres.
—Bueno, eso es mejor que nada —pronunció bajo.
—Pero los pasaré contigo, solo tú y yo.
—¿Y cuándo volverás?
—¿Aun no me he ido, y ya lo preguntas? —le inquirió con una sonrisa.
Lo miró a los ojos, y sin pensarlo, lo besó, tomándolo por sorpresa.
Y él no le correspondió, solo la separó con delicadeza.
—Becca-
—No digas nada por favor.
Desvió la mirada, y asintió con la cabeza.
—Está bien... Te veré mañana —le dijo antes de salir de la habitación, sin volver a mirarse ninguno de los dos.
Se llevó una mano a los labios, y luego cerró los ojos, maldiciéndose internamente por la estupidez que había hecho.

...

¿Y si me dices que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora