—Si pudieras cambiar algo en tu vida, ¿Lo harías?
Miró hacia arriba, pensativo.
—Mm no, supongo que no. Creo que todo lo que nos ha pasado, sea bueno o malo, nos ha dejado una enseñanza.
—¿Pero no hay nada que te haya marcado?
—Sí —murmuró—... Cuando encontré a Iliana, ahí supe, comprendí, cuan importante y valiosa es la misión que tiene mi padre en la comunidad para la vida artificial.
La castaña miró hacia abajo, arrepentida por haberlo hecho recordar aquel momento tan traumático.
—Pero de todos modos, no cambiaría el hecho de haberla conocido. Por más duro que haya sido, su llegada cambió mi vida, la percepción que tenía de las cosas.
Iliana era una niña androide, que Stephan habían encontrado moribunda en un callejón, agonizando, desnuda y maltratada entre la basura.
Desechada como un juguete roto, el cual su dueño tiró luego de romperlo.
—Ella ha sido una niña muy fuerte.
—Sí —murmuró el muchacho en un tono ido.
Jamás olvidaría ese día.-o-o-o-o-
—Stephan.
—Hola Josh —saludó con simpleza el muchacho, dándole la mano.
—¿Y tú padre?
—Debe estar en mi casa —sonrió—. Ellos no han venido.
—Así que sólo viniste tú.
—Así es, le prometí a Becca que pasaría tiempo con ella.
—Dime algo Stephan.
—Claro, ¿Qué cosa?
—¿Cuáles son tus intereses con mi hija?
Lo miró sorprendido, realmente no esperaba que Josh le preguntara algo así.
—Becca es mi amiga, no sé a que se refiere con eso.
—Ella no te ve como su amigo.
Suspiró y miró hacia abajo, negando con la cabeza.
—Ella es mi amiga, yo no puedo verla de otro modo.
—No quiero ver sufrir a mi hija por alguien que no siente lo mismo. Deja de confundirla.
—Yo jamás le cree falsas esperanzas —pronunció con el ceño fruncido Stephan—. Siempre le he dejado en claro lo que ella significa para mi.
—Quizás... No deberías seguir viniendo.
—Le prometí que viajaríamos juntos.
—Es una lástima que ella no vaya.
Apretó sus dientes y no dijo nada, sólo asintió con la cabeza.
Después de todo, Josh era su padre, no podía contradecirlo.-o-o-o-o-
—Lizzie, ¿Qué te pasa? Te estoy hablando y estoy segura que ni escuchaste nada de todo lo que te dije —se quejó la castaña, cruzándose de brazos.
—Lo lamento —murmuró la muchacha tocando la piedra de su collar—. Mi mente está en otro lado.
—Duh, ya me di cuenta, ¿En que piensas?
Se quitó el collar y se lo enseñó a Becca.
—Wou, ¡Es hermoso! ¿Quien te lo regaló?
—Me lo compró Luca, pero me lo dio Colin.
—¿Qué? ¿Por qué? No entiendo nada.
—Yo tampoco, ya no sé que pensar... O sentir.
—¡¿Te gusta Luca?! —chilló emocionada.
—No grites —pronunció molesta—. Y no, solo me ha demostrado, que no es como creía.
—Acepta que te gusta —le dijo con una sonrisa traviesa.
Rodó los ojos y tomó una galleta, ignorando a su amiga.-o-o-o-o-
—Ey, estás muy callado.
Sonrió y le dio un sorbo a su cerveza.
—Sí, solo pienso que haré.
—¿Con qué? ¿Qué hablaste con papá? —le preguntó curiosa Malika, sentándose junto al rubio.
—Tu papá me había ofrecido un puesto en su empresa, pero creo aceptaré el de Noah. Me parece que se adecúa más a lo que yo sé.
—¿Qué pasó? Volviste muy extraño, estás como... Apagado, no lo sé.
—Hay alguien que no puedo... Sacar de mi cabeza.
Tomó un cigarrillo y se lo llevó a los labios encendiéndolo.
—¿Estás enamorado?
Le dio una profunda calada, y negó con la cabeza, soltando lentamente el humo.
—No es amor, es atracción simplemente.
—No creo que una simple "atracción", te tenga así. Cuéntame de ella —le pidió con una sonrisa.
Miró su lata de cerveza, y se llevó una vez más el cigarrillo a los labios.
—¿Qué te puedo decir? Odia a los fumadores.
—Auch, un punto menos a tu favor.
—Ella sueña con tener a un tipo "perfecto" a su lado. Buen trabajo, buenos modales —sonrió terminándose el cigarrillo—. Un idiota aburrido, pero eso si, con ambiciones en su vida. Quiere a alguien que ya haya planificado su futuro como ella... Como si las cosas pasaran como uno las deseara.
—Vaya ¿Es de una familia de bien?
—Sí, todos correctos. Ni hablar de su padre, un completo desgraciado.
—No hables así —rio—. Es el papá de la chica que te gusta.
—Eso no cambia que sea un desgraciado...-o-o-o-o-
—¡Steph!
Sonrió acercándose al niño, desarreglado su cabello castaño.
—Hola Paul.
—¿Vienes por Becca? Ella está en su habitación con Lizzie, dijo que no quería que nadie la molestara.
—¿Sí? Bueno, en ese caso vendré luego —pronunció pensativo.
—O podrías quedarte un rato conmigo hasta que mi hermana se desocupe —sugerió sonriendo.
Stephan sonrió y asintió con la cabeza.
Sabía que el niño se aburría solo, más aun porque no tenía con quien jugar.
—Okay, ¿que te gustaría hacer?
—¡Naipes! He aprendido un nuevo juego, pero no tengo con quien practicarlo... Mi hermana dice que es aburrido.
—Ve, traélos y vemos que tal me va —le dijo guiñándole un ojo.
Emocionado, subió las escaleras hacia su habitación.
No tardó mucho en aparecer Becca con Lizzie, bajando ambas las escaleras, hablando.
—¡Steph! —chilló emocionada la castaña al verlo.
Sonrió levemente, sabía que iba a estar muy molesta cuando le dijera que su viaje se suspendía.
Aunque no le diría que era por su padre.
—No sabía que habías llegado tan temprano, ya casi termino de empacar, Lizzie me ha estado ayudando.
—Hola Steph —lo saludó la rubia, sonriendo—. Yo debo volver a casa, le prometí a Gisse que la ayudaría con su tarea.
—Saluda a los abuelos y a Gisse de mi parte —le dijo Stephan.
—Aquí están —pronunió emocionado Paul, llegando junto a ellos.
—Paul, ve arriba, hablaré con Stephan.
—Pero él dijo que jugaría naipes conmigo —se quejó el muchachito a su hermana.
—Es verdad —reafirmó el moreno—. Le dije a Paul que jugaría con él, y si quieres, tú también puedes.
—Los dejo jugar a los tres —sonrió divertida Lizeth—. Adiós.
—Tú siempre quieres acaparar toda la atención de Stephan, él también es mi amigo.
—Claro que sí, ven, enséñame como es el juego —le dijo sonriendo, sentándose en la alfombra en frente a una mesa de vidrio pequeña que había en la sala.
—¡Sí! Mira, el juego consiste...
Becca los observó molesta, cruzándose de brazos.
No le parecía injusto, siempre alguien llegaba para interrumpirlos.
—Becca, ven —la instó con una sonrisa el muchacho—. Juguemos los tres, parece divertido.
—No, gracias, no me gustan los naipes.
—Pero si te encantaban cuando éramos niños.
—Yo ya no soy una niña —le dijo molesta, antes de irse.
Suspiró e ignoró la reacción de la castaña... a veces, aunque no quisiera, terminaba dándole la razón a Luca con respecto a Becca.
Era demasiado celosa y posesiva de él, y eso lo abrumaba....
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¿Y si me dices que sí?
Teen FictionBecca ha estado enamorada de Stephan desde que eran pequeños, incluso, podría afirmar desde el primer día que se vieron. ¿Pero Stephan? ¿Qué sentía por Becca? Bueno... El muchacho no lo sabía con exactitud, solo que ella era importante. Pero no era...