VEINTIOCHO

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—Se está desangrando, rápido, hay que estabilizarla.
—Llamaré al refugio.
—Dile a Noah que preparen la clínica —pronunció un muchacho pelirrojo, mientras intentaba inútilmente frenar el sangrado que presentaba la jovencita rubia.
Cerraron la puerta del helicóptero, luego de que Max digiera eso, y tomó vuelo.
El lugar era un caos, fuego, demasiado humo, heridos, y más de quince detenidos con vida, y leves heridas.

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—¿Qué? —preguntó desconcertado.
"—No es una mimetista, ni un androide. Es una humana artificial, y da con las características de tu hermana, Noah. Que Melanie está en la sala de operaciones. Tiene varias heridas por arma de fuego, y... Un profundo sangrado de abdomen, no sé si llegaremos a tiempo, pero que tengan bolsas con sangre de A."
—De acuerdo —murmuró sin poder salir de su desconcierto.
—¿Qué te dijeron? —preguntó Luca, que se había negado a dejar el refugio desde que el equipo de rescate se había ido.
Ni siquiera había querido hablar con Lizzie.
—Ellos... Dios, Luca. Esto es imposible.
—¿Era ella? ¿Cómo está? —inquirió aturdido.
—Herida, la están trayendo aquí. No puede ser posible —repitió sin poder creerlo.

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—¿Qué es?
—Desde el punto vista biológico, es Lizzie.
—Pero es imposible que sea ella.
—Es ella, o mejor dicho, una copia de ella.
—¿Qué quieres decir? ¿Un clon?
—Sí. Y no sé porqué lo salvamos. Iba morir pronto de todos modos. Ellos no viven mucho, al menos, no antes de suministrarle sangre de A. Ahora, quizás tenga una vida muy larga.
—¿Qué tan larga? —preguntó Noah mirando a la doctora, con quien estaba hablando.
—Tanto como la de una persona promedio.
—Y... ¿Qué se supone que hagamos con ella? —preguntó aturdido—. ¿Cómo es que sabía cosas, que solo la verdadera Lizzie sabe?
—Eso se debe a sus recuerdos. Todo depende del momento en que tomaron la muestra para clonarla. A partir de ese momeno, es hasta donde llegan los recuerdos del clon —explicó la médica.
—Yo... No sé que haremos,
—Habla con sus verdaderos padres, pregúntales si quieren conservarla con vida. Y si no quieren, la dormimos, Noah. Hay que pensar también en la verdadera persona, en su pareja, en su familia. El clon cree que es la verdadera, no sabe lo que es. Y aunque intenten explicárselo, no lo querrá creer. Ya hemos pasado por esto antes. Se crea una gran paranoia en estos sujetos, creyendo que todos conspiran en su contra, y que la verdadera persona, es la falsa.
—Pero es una vida, no podemos sacrificarla.
—No lo sé, Noah. Te dejo a ti decidir que quieres hacer con ella.

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—Luca.
La observó, y se sintió tan extraño. Esa era su Lizzie, su novia de hacía casi un mes y medio, aquella chica de la que siempre había estado enamorado.
Y la otra chica postrada en la camilla, recuperándose lentamente de sus heridas, también era Lizzie.
Era quien había acudido a él, era su misma voz, imagen, y... Amor.
—Hola rubia —sonrió levemente, envolviéndola entre sus brazos.
—Todo esto... Es tan extraño y enfermizo.
—Lo sé, Lizzie.
—Ahora están decidiendo que harán con ella.
—¿Qué? —Preguntó aturdido, separándola de él—. ¿Cómo que decidiendo que harán con ella?
—Luca, es un clon. Ella no es real.
—Lizzie, ella es real. Ella me llamó a mi, pidiéndome ayuda, porque su padre la ignoró. Tiene tus recuerdos, y tus mismos sentimientos. Siente y piensa como tú, es una maldita persona como tú o yo, ¿Cómo pueden estar decidiendo que hacer con ella?
—Porque es un clon.
Negó con la cabeza, y se alejó de ella, molesto. Entró a la oficina de Noah, donde se encontraban él, sus padres, y los médicos que habían atendido al con de Lizeth.
—Luca, estamos en una reunión importante —le dijo el moreno.
—¿Es verdad que quieren asesinarla? —preguntó sin rodeos—. ¡No pueden hacer eso, Noah! ¡Es una persona!
—Nadie la asesinará, niño —pronunció con molestia Max—. Estamos hablando sobre que haremos con ella. Lo mejor, es reprogramarla.
—¿Reprogramarla? Hablan de ella como si fuera una máquina, ¡Y es una persona! Y ustedes, que son sus padres —pronunció con rabia, mirando a Ann y Aiden—. ¿No harán nada? ¡¿Les da lo mismo?!
—Mejor cierra la boca, y sal de aquí —masculló Aiden, tomando la mano de su mujer—. Tú no eres nadie aquí, para venir a opinar.
—¿No soy nadie? Si no fuera por mi, ¡Ella habría muerto!
—Luca, ven —le dijo con calma, tomándolo del hombro—. Hablemos más tranquilos afuera.
Se liberó del agarre de Noah, y salió de la oficina, dónde estaba Lizzie también esperándolo.
Se acercó a él, y al ver la angustia en sus ojos, la abrazó.
—Tranquila —pronunció en un tono bajo.
—¿Y-Ya no me quieres?
—Por supuesto que sí, hermosa, te amo —sonrió, tomándola del rostro, y dándole varios besos cortos en los labios.
Noah se aclaró la garganta, incómodo. Especialmente porque sus padres estaban del otro lado de la puerta, y a Aiden no le iba a agradar para nada ver aquello.
—Escucha, Luca. No permitiría jamás que tomaran la vida de un inocente. Esa chica es solo una víctima de esos malditos enfermos. No la dormires, ¿De acuerdo?
—¿Y qué harán entonces?
—Hablaremos con ella como primera instancia, y si eso no funciona, lo mejor será reprogramarla.
—¿Le inventarán una vida? —inquirió indignado el rubio.
—Es lo mejor para todos, Luca. Especialmente para ella, pero confío en que comprenda la situación al ver las pruebas.
—Eso espero —murmuró inseguro.

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Apretó sus puños con rabia, realmente harto. Ya no esperaría más, ya dejaría de perder el tiempo. Hoy finalmente se vengaría de él, y a mano propia.
Observó como aquel hombre bajaba del auto, y esta vez, sus custodios no estaban cerca.
—Noah, Noah Cocks.
Se giró al escuchar la voz de un niño.
—Pequeño, ¿Qué haces aquí solo? —preguntó preocupado, acercándose a él.
—Escuché que tú ayudas a las personas.
—¿Y tus padres?
—Fueron asesinados, por un hombre malo.
—Ven, puedo ayudarte.
Asintió con la cabeza, y cuando Noah se giró para desactivar la seguridad del portón de su casa, su mano se quedó a medio camino del panel de control, al escuchar un disparo.
Miró hacia abajo, y en el centro de su pecho, comenzó a brotar una gran mancha roja.
—Has sido un maldito inconveniente desde que apareciste —gruñó la voz de un hombre detrás de él—. Hoy acabo con tu patética existencia —le dijo antes de disparar dos veces más, y huir.
Dejando moribundo, y desangrándose, al primogénito de Aiden y Ann.

...

¿Y si me dices que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora