¿Y si me dices que sí?

Dieciocho

—¿Hola?
—¡Lucaaa! —chilló, haciendo que el muchacho se alejara el celular del oído.
—¿Tienes idea de la hora que es, Malika?
—Lo sé Lulu, pero estoy sola en el aeropuerto, y hay unas viejos babosos que me miran bien feo, ¿podrías venir a buscarme?
—Te has comido más de un viejo en tu vida.
—Pero no feos como estos —murmuró.
Río divertido al escuchar aquello, y con algo de dificultad, salió de la cama.
—Okay, en unos minutos estaré allí.
—Trae a Steph también.
—No estoy con él.
—¿No? ¿Por qué?
—Porque no estoy en su casa, estoy en mi departamento.
—¡¿Qué?! ¿Te compraste un departamento?
—Es una larga historia, cuando te vea, te contaré.

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—Quiero verte.
—No puedo ir ahora —susurró.
—Por favor, te extraño.
Cerró los ojos, maldiciéndose. ¿Por qué se habían vuelto tan débil a él?
¡Era inaudito! Así no era ella, y solo llevaban un día de relación.
—Lizzie, ven —le pidió—. Solo un rato.
—Pero Lu-
—Si no vienes, iré yo hasta tu casa, y le diré a tu padre que eres mi novia.
—¡¿Estás loco?!
—Por ti mi amor.
Rodó los ojos y se puso de pie.
—Okay, veré como hago para ir.
—¿Por que te oyes molesta? ¿No quieres verme?
—Por supuesto que sí, solo no quiero tener problemas con mi padre.
—Me duele el hombro, Lizzie. Creo que es grave.
—Ya, ya, deja de exagerar, dije que iré.
—Te espero —sonrió divertido.
No hizo más que llegar a la sala, que se encontró a su padre, entrando con un muchacho.
Lo observó sorprendida, su papá no solía llevar personas a su casa, y mucho menos, chicos de su edad.
—Lizeth.
—Hola pa.
—Lizzie, él es Kenneth Brown, el gerente de inversión de la empresa.
Su reacción fue inevitable al escuchar aquello. Primero, porque era un muchacho muy joven, y segundo, porque su padre le había destinado ese puesto a un desconocido.
—Hola —murmuró sin salir de su asombro.
—Hola —pronunció él con simpleza, pero sin apartar su mirada de ella.
—¿Estabas por salir?
—Sí, iba a ir al centro, ¿Puedo?
—Claro, no regreses tarde.
—No lo haré pa, gracias.
Salió rápidamente de la sala, y se sintió incómoda. La mirada de aquel muchacho era penetrante, fría, como la de su padre.

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—¡Que guapo está mi amigo! —exclamó abrazando al alto moreno.
Stephan sonrió, y también abrazó a Malika.
—¿Qué haces aquí? No sabía que vendrías.
—Bueno, no lo había planeado. Pero luego de enterarme de que Lu la estaba pasando mal, quise venir a ayudarlo, ¡Y ahora me entero que ya está de novio con esa chica!
—Sí, yo tampoco lo creo, es decir... Mi tía buscaba todo lo contrario a él.
—Tampoco le hechemos mierda al rubio. Es verdad que es un poco idiota, irresponsable, descuidado, pero tiene buen corazón.
—Sí, a veces. ¿Y en dónde está ahora?
—Fue a buscar a la novia, quiere que nos conozcamos. Espero no sea tan celosa como tu amiga.
—Descuida, Lizzie no es así.
—Hablando de ella, ¿La has vuelto a ver?
—No, sé que entre ésta noche, y mañana, vuelve a su casa. Pero por lo poco que hemos hablando, creo que no quiere verme.
—¿Y tú que piensas? ¿Crees que es lo mejor?
—No lo sé, Lika. Quiero mucho a Becca, nos conocemos desde niños, hemos vivido como familia.
—¿Alguna vez la viste como algo más que una amiga?
—Tal vez cuando éramos niños, pero luego... No.
—Bueno Steph, debes aceptar que eres un chico muy apuesto, y educado, no es la primera a la que le romperás el corazón.
Sonrió divertida, y le dio un golpe en el hombro.
—Incluso a mi también me lo rompiste, y fue traumático.
—Lo siento —pronunció con pena.
—Es que sí, encontrar a mi crush, comiéndose con otro chico, no es la imagen más bonita para recordar.
—Lika, ya —murmuró avergonzado.
—¿Se lo contaste a tus padres?
—Sí —Suspiró—. Luca estaba a mi lado, me apoyó, para mi... No fue fácil aceptar que fuera bisexual, pero ellos lo tomaron bien, normal. El problema son mis abuelos, de ambos lados, son bastantes... "conservadores".
—¿Crees que no te aceptarían?
—Creo que sí, pero sería incómodo para todos. Por eso, solo lo saben mis padres por el momento.

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No hizo más que bajar del taxi, que Luca la tomó de la mano, solo para jalarla a él, y besarla.
—E-Espera —le dijo tímidamente, separándose de él—. Estamos en la calle.
—Y que importa —pronunció el rubio tomándola del rostro, dándole cortos besos—. Te extrañé.
—Sí importa, además, dijiste que te dolía el hombro, yo te veo muy bien.
—Es que tu besos me sanan.
—Eres un idiota —sonrió divertida antes de darle un último beso, y tomarlo de la mano.
Caminaron hasta el ascensor, y una vez las puertas se cerraron, Luca habló.
—Lizzie, ¿eres celosa?
—¿A qué te refieres?
—Tu amiga es celosa de Stephan, ¿tú también lo serías?
—No, en la primera que me muestres que no puedes ser fiel, esto se acaba.
—Okay, me parece justo, ¿pero que hay de mis amigas? —le inquirió saliendo del ascensor.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Tengo una mejor amiga, Malika, ella es como una hermana para mi, ¿le tendrías celos?
—No lo sé, todo depende de como sea el trato con ella.
—Pues, Lika es muy liberal, sociable, y a veces le gustan hacer bromas pesadas, o hablar con doble sentido. Pero es una buena chica.
—¿Por qué me dices esto ahora? —le preguntó llegando ambos a la puerta del departamento de Luca.
—Porque ella llegó esta mañana.
Aturdida aun por lo que el muchacho había dicho, Luca abrió la puerta.
Y en el sofá de la sala, ya estaba su sobrino, y una hermosa chica de grandes ojos azules y cabello castaño.
No era la primera vez que la veía, ya que Becca le había enseñado varias fotos suyas, pero verla en persona, era otra cosa.
Malika era realmente una chica muy atractiva.
Ahora entendía porque su amiga le tenía tantos celos, o quizás...
Envidia.

...

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