TREINTA Y CINCO

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—Meses después—

—Oiga, ¿podríamos hablar por un momento?
—No me trates de usted —pronunció con fastidio, y el ceño fruncido.
—De acuerdo, Aiden. Hoy es un día especial para Lizzie, usted más que nadie lo sabe. ¿Podríamos intentar llevarnos bien? Aunque sea fingir que le caigo bien, o que me acepta. A ella le importa mucho lo que tú piensas. Aunque no lo demuestre, le afecta todo esto.
—No puedo fingir algo que no siento.
Suspiró y negó con la cabeza.
—Está bien, en ese caso, intentaré no estar cerca de ustedes. Quiero que para Lizzie sea un buen día.
Lo observó detenidamente por un momento.
—¿En serio te importa tanto?
—Llevamos seis meses juntos, la amo. Aunque tú no lo creas, y está bien. Supongo que si tuviera una hija, sería igual.

-o-o-o-o-

Observó a la niña, y se acercó nervioso a ella. La pequeña morena estaba acomodando unos pequeños floreros sobre las mesas que ocupaban gran parte del patio trasero de su casa.
—Hola, Gisse.
—Paul —Sonrió ampliamente—. ¿Me ayudas? Le dije a mi mamá que podría hacerlo sola, pero si me ayudas, quizás termine antes.
—Claro —asintió tomando otra caja.
—Las rosas lilas van a la izquierda, las blancas a la derecha, y las rosas en la fila del centro.
—De acuerdo... Em... Oye Gisselle —murmuró colocando las rosas de la izquierda—. ¿Q-Qué pasó con Gerard?
—Mi papá no me dejó ir por un helado con él —recordó afligida.
—¡Que bien! —exclamó con plena gratitud.
Pero al ver el rostro de la niña, se retractó rápidamente.
—L-Lo siento, quise decir... Que bien que tú papá te cuide, y... Eso...
—Claro —susurró insegura, continuando acomodando las rosas.
—¿Y no hablaste más con él?
—Sí, a veces. Pero sus papás han tenido que mudarse por trabajo, por lo que ahora sólo nos vemos por videollamadas.
Y aquello, no podía poner más feliz al pequeño Phoenix.

-o-o-o-o-

—Ann, te ves preciosa con esa pequeña pancita —le dijo Nina sonriendo.
—Gracias —sonrió la morena, acariciando suavemente su vientre, ya notoriamente abultado.
Estaba de casi siete meses, y ansiosa por conocer a su bebé.
—¿Ya saben lo que será?
—Aún no, Aiden y yo queremos esperar a que nazca.
—¡Que emoción! —chilló sonriendo—. En serio, Ann, no te imaginas lo dichosa que eres de poder traer al mundo otro bebé. De poder llevarlo en tu vientre, y sentirlo crecer.
—Nina —le dijo en un tono bajo, tomándola de una de sus manos—. Gracias. Sé... Lo que esto significa para ti.
Sonrió levemente, y apoyó su mano libre sobre el vientre de Ann.
—No pensemos en cosas tristes, es un día muy especial para Lizzie.
—Sí, mi niña ya será mayor de edad.
—Y Luca ya no podrá ir preso si Aiden decide denunciarlo —bromeó, haciéndola reir.

-o-o-o-o-

—Oh por Dios, que princesa más hermosa.
—A-Amor —sonrió tímidamente Lizzie.
—Pero si es la verdad —le dijo tomándola del rostro con una de sus manos Luca—. Eres hermosa, amor.
—Te amo.
Se inclinó hacia adelante para besarla, pero cuando estaba por hacerlo, se detuvo a escasos centímetros de sus labios.
—¿No te quitaré el labial si lo hago?
—No —sonrió.
—De todo modos, iba a besarte igual —le dijo divertido, antes de hacerlo.

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—Oye, ¿estás seguro que a tu tía no le molestará? Yo no estaba invitada.
—No te preocupes, Lika, Lizzie estará encantada de verte.
—¿Y qué hay de tu amiga? No quiero arruinarle tampoco el cumpleaños a Lizeth. Mejor te espero en tu casa, y cuando termine el cumpleaños, me llamas.
—Nada de eso, vamos —sonrió tomándola de una de sus manos, y caminando ambos hasta la casa de su tía.
Tocó el timbre, y la puerta no tardó en ser abierta.
Luego de varios segundos, Lizzie salió a recibirlos, en compañía de Luca. La rubia miró sorprendida a la joven castaña junto a su sobrino, y luego sonrió.
—Malika, que gusto verte.
—Feliz cumpleaños —le dijo dándole un beso en la mejilla—. Espero no te moleste que haya llegado sin ser invitada.
—Nada de eso, es un placer tenerte aquí.
—Y así tampoco me sentiré tan sólo —bromeó Luca acercándose para saludarla.
Estuvieron hablando por unos minutos, hasta que Lizzie tuvo que disculparse e irse, a recibir otros invitados.
—¿Ahora están juntos? —preguntó divertido el rubio.
—Ya quisiera yo —bromeó Lika—. Pero no, sólo quise acompañar a Steph aquí, y a verte a ti, porque desde que tienes novia, te has olvidado completamente de mí.
—Oh, Lika, como olvidarme de ti. Sabes que fuiste —sonrió y susurro—. Mi fantasía durante toda la adolescencia.
—Mejor ni recuerdes eso frente a tu novia.
—¿Por qué? Sólo era un crío. Además, ella ahora ocupa ese lugar.
—No lo han hecho aún —sonrió divertido Stephan—. Quien lo diría, te tienen en celibato.
—Sacrificios que uno hace por amor.
—¿Y sabes cuál es el más importante que has hecho? —inquirió Lika.
—¿Cuál? —exclamó curioso.
—El haber dejado los cigarrillos. En serio debo agradecerle eso a Lizzie. Años intentando que lo dejaras, y solo bastó que una tierna rubia se cruzara en tu camino.
—Y no fue fácil —admitió con pesar—. Tuve que usar parches, chicles... Pero finamente, desde hace tres meses, estoy libre.

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Lo besó, tomándolo por detrás de la nuca, mientras él la conducía a la cama, y la acostaba suavemente, antes de subirse encima, sin dejar de besarla.
Se separó un momento de sus labios, sólo para poder mirarla a los ojos, y la rubia le sonrió tímidamente.
—Entonces, ¿Hoy tendré suerte? ¿O lo dejamos aquí?
—Y-Yo... Creo que p-podríamos intentarlo.
Sonrió emocionado, como si fuera su primera vez también.
—Seré cuidadoso, lo prometo, Lizzie —le dijo volviéndola a besar.
No quería arruinarlo, no quería ir rápido para no asustarla. Pero tampoco lento para que se arrepintiera.
Sin contar su primera vez, ya que estaba ebrio y a penas tenía vanos recuerdos, esta era la primera vez que tendría sexo con una virgen.
Y... Al ser Lizzie, y principalmente lo que sentía por ella, sería su primer vez en hacer el amor con una chica.

...

Amores... El próximo es el último 💔😢😢

¿Y si me dices que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora