Pequeño especial -Café y Leche-

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"Zoonosis" leyó el cartel. Con aquello le demostraría a Lizeth que se quedaría, porque teniendo una mascota, ya no podría irse tan fácilmente.
—Buenos días, ¿En que puedo ayudarte?
—Hola, buscaba un gato.
—¿Alguno en particular?
—¿En particular? ¿Hacen algo especial o algo así?
El veterinario sonrió.
—No, me refería si buscabas alguna raza.
—Ah, no, solo un gato.
—En ese caso, tenemos unos gatitos para regalar. Se encuentran vacunados y desparasitados, y son muy tiernos y juguetones.
—Okay, deme uno.
Lo miró con cierta desconfianza.
—Adoptar una mascota, es una responsabilidad.
—Lo sé.
—¿Y para qué quieres un gato?
—Es para mi novia.
Lo guió hasta una jaula de paredes transparente, donde había una camada de cinco gatitos maullando.
—Si alguno te gusta, puedes llevarlo.
—Mm, veamos —pronunció curioso, poniéndose de cuclillas.
¿Cómo saber cual sería el gato perfecto? ¿Cómo elegirlo? Era la primera vez que tendría una mascota, y no tenía idea de como hacerlo.
Y a veces, ellos te eligen a ti.
Un gatito marrón oscuro, se acercó a él, restregándose en su mano.
Sonrió divertido.
—Ow, creo que tú vendrás conmigo.
Lo acarició suavemente en la cabeza, y el lomo, y lo escuchó ronronear, haciéndolo sonreír una vez más.
Lo tomó en sus manos, y cuando estaba por irse, observó que en un rincón, había un pequeño gatito blanco, hecho una bolita.
—Oiga, ¿Ese está bien?
—Ha estado aquí desde hace varias semanas, es el único que quedó de su camada.
Miró al gatito de la esquina, luego al que ya tenía acurrucado en su brazo, ronroneando a gusto.
Quizás... Dos gatos eran la prueba suficiente de que ya no podría irse tan fácilmente.

-o-o-o-o-

La recibió con tiernos besos, a penas abrió la puerta.
La había estado esperando toda la tarde, y finalmente llegaba.
—Yo también te extrañé —le dijo sonriendo la rubia.
—¿Se nota tanto que lo hice? —le dijo él sonriendo, sin querer separarse de ella.
—Sí.
La volvió a besar, guiándola al sofá, y cuando Lizzie estaba por sentarse, él la detuvo.
—Espera, hay alguien ahí.
—¿Qué? —le dijo confundida.
Al girarse, observó a un gatito marrón, acurrucado sobre un almohadón de su mismo color.
—Es hermoso —chilló tomándolo en sus manos—. Oww, y tan pequeñito. Hola guapo —le dijo sonriendo, acariciándolo.
—Y no es el único.
Se giró para tomar al otro, pero ya no estaba en su almohadón.
—Bueno, debe andar por ahí.
—¿Cómo que por ahí? Luca vives en el piso quince, ¡y tienes las ventanas abiertas!
—Buen punto —le dijo comenzando a buscarlo—. Ven blanco, pst, pst —lo llamó.
—¿Blanco? ¿Y a éste como le pusiste? ¿Marrón?
—No tienen nombre aún, te estaba esperando a ti para nombrarlos.
—¿En serio?
—Sí.
—Eres tan tierno —le dijo tomándolo del rostro para besarlo.
Y el rubio no iba a dejar pasar un beso, la había extrañado... El gato podía esperar.
O quizás no para Lizeth, que al escucharlo maullar, se separó del muchacho.
—Creo que viene del baño —pronunció antes de alejarse de él y pasarle el que tenía.
Abrió la puerta, y se encontró con un gatito de ojos celestes, muy pequeño.
Se llenó de nostalgia al verlo y tomarlo, se parecía a Crema.
—¿Lo encontraste?
—Sí, encontré a Leche.
Comenzó a reír al escuchar como lo había llamado.
—¿Qué? ¿Leche? No puedo llamarlo así, ¿qué pensarán mis vecinos cuando me escuchen llamarlo?
—Pero dijiste que yo podía elegir sus nombres.
—Sí mi amor, pero no nombres de comidas, o bebidas.
—Pero es blanco como la leche.
—Podrían llamarse, no sé, limón y chocolate.
—Ya tengo un chocolate, y a mi me gusta más Leche.
—Sí, pero...
—Leche —le dijo haciendo un mohín—. Mira, tiene carita de leche.
Sonrió y negó con la cabeza, dándole un corto beso en los labios.
—De acuerdo, Leche, y él entonces... Será Café —pronunció mirando al que tenía él.
—Café y Leche, me gusta —sonrió Lizzie.
—Pero no tanto como tú me gustas a mi —le dijo Luca antes de volver a besarla.

...

¿Y si me dices que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora