TREINTA Y DOS

5.2K 757 182
                                    

—Pasa —Pronunció en un tono adormilado, abriendo la puerta de su departamento, solo estando en bóxer.
—Gracias, perdón por despertarte. Pero... No quería volver a mi casa.
—¿Por qué? —le preguntó el rubio antes de bostezar y refregarse un ojo.
—Y-Yo —le dijo inseguro—... Estuve con Bill.
Abrió sus ojos sorprendido.
—Quieres decir que, ¿follaron?
—Sí... —murmuró.
Respiró profundo, cerró los ojos unos segundos, y asintió con la cabeza.
—Okay, iré a la cocina a preparar algo para tomar.
—Lu.
—¿Qué? —preguntó estando en el umbral.
—Gracias.
—No hay de qué. ¿Quieres hielo con tu café?
—No me gusta el café helado —pronunció extrañado Stephan.
—El hielo es para tu trasero.
Río bajo, y negó con la cabeza.

-o-o-o-o-

—Hola señor, ¿le puedo consultar sobre nuestra-?
—Ahora no, estoy ocupado —lo interrumpió, dándole la espalda para continuar caminando.
El muchacho frunció el ceño, y lo siguió por detrás, y antes de que el tipo pudiese reaccionar, le clavó una aguja en el brazo.
—¡¿Qué demonios?! —jadeó asustado, y sin poder reaccionar, su vista comenzó a nublarse.
—Lo tenemos —dijo llevándose su dedo índice hacia su oído.
Lo cargó por debajo de los brazos, y lo arrastró hacia su auto, dejándolo en los asientos traseros.
Rodeó el auto rápidamente, y se subió del lado del conductor, encendiéndolo.
—Tenemos diez minutos antes de llegar hasta el refugio, y que despierte, si es a quien estamos buscando —pronunció un pelirrojo, mientras extraía una nueva dosis de una ampoya, y se la inyectaba en el cuello al tipo inconsciente.
—¿Y si no es? —preguntó preocupado el conductor.
—Tendremos problemas...

-o-o-o-o-

Lo observó caminar hacia la cocina, y como cerraba sus ojos con algo de dolor, sin producir sonido alguno.
Sonrió divertido, mientras comía unas palomitas del tazón. Ambos estaban en la sala de su departamento, viendo una película.
—Ey, Steph.
—¿Qué? —le preguntó regresando con dos refresco, fingiendo que no le dolía sentarse a su lado.
—Te dieron duro, ¿eh? Puedo traerte hielo si quieres.
—Preferiría no hablar de eso.
—¿Te arrepientes?
—No, pero... No pensé que me dolería tanto.
—Auch, mejor, no hablemos más de esto —pronunció incómodo Luca.
—¿Te molesta?
—Por supuesto que no, solo que... Imaginarme a mi amigo, siendo penetrado.
Un escalofrío lo recorrió por completo, y negó con la cabeza.
—No, no quiero imaginar eso.
Stephan sonrió levemente, y suspiró.
—Después de eso lo pensé, y creo que lo mejor es que no intente nada con Becca. Ella se merece a un hombre que realmente la quiera.
—Sí, es lo mejor —le dijo el rubio mientras acariciaba a Leche, que había saltando a sus piernas—. Sólo terminarás dañándola más, y tú tampoco te sentirás a gusto con ella.
—Lo sé, y lo pensé. Mañana hablaré con mis padres. Creo que me iré un tiempo a nuestra casa en los viñedos. Alejarme de Becca, la ayudará para que me olvide.
—Mira Stephan, si quieres irte y alejarte de tu familia, debes hacerlo para mejor TÚ, tu vida, no la de otra persona. No es tu culpa que ella no pueda dejarte atrás. Ni siquiera fue tu novia, sólo son amigos. No tienes que renunciar a todo por ella. Si lo haces, hazlo por los motivos correctos. Y por tu bien.
—Yo creo que será lo mejor para los dos.
—Bien. Y aunque dije que no quería saber nada, ahora te pregunto una última cosa ¿Sientes algo por Bill? ¿O fue solo sexo?

-o-o-o-o-

—Despierta —pronunció serio, dándole una leve palmada en la mejilla.
Intentó abrir los ojos, y notó que todo comenzaba a girar a su alrededor. Estaba muy mareado.
—¿D-Dónde estoy? —preguntó confundido, aturdido.
—Estás en mi refugio.
Abrió los ojos al escuchar aquella voz, y observó al hombre que había creído que había asesinado un mes atrás.
Ahora entendía porque en las noticias no había salido nada.
—T-Tú, tú no eres real. Yo te asesiné. Debes ser un clon, o una copia de Noah Cocks.
—Yo soy Noah, y al igual que tú, soy una falsa unidad sintética. Me costó mucho encontrarte, pero tú peor error, fue el haber creído que me habías asesinado. El atacarme en frente de mi casa, aun sabiendo la vigilancia que la misma presenta.
—¿Eres qué? —preguntó aturdido—. ¿Tú también llevas sangre de ellos?
—No soy un mimetista falso como tú, pero puedo curarme de cualquier herida.
—¡Tendrías que estar muerto! —gritó de rabia, apretando las restricciones alrededor de sus muñecas.
—¿Por quieres asesinarme? ¿Por qué persigues a mi familia? Mientras estuviste inconsciente, observamos los cambios sobre tu cuerpo. Engañaste a mi padre usando la figura de ese muchacho, del que tanto confiaba. ¿Por qué? ¿Qué te hice yo o mi familia?
—Eres un hipócrita, un bastardo. A todos les muestras una falsa imagen. Nadie sabe quien es el verdadero Noah Cocks.
—¿De qué hablas?
—Tú asesinaste a mi mujer, a mi hijo, ¡Me arrebaste mi familia!
—Yo jamás hubiese hecho algo así —pronunció desconcertado.
—Cuando atacaste el Centro de Investigación Farrow, ¡Mi mujer estaba allí! Ella era inocente, jamás hubiese dañado a nadie. Sólo estaba allí... Porque quería darme la noticia de nuestro hijo.
—Yo jamás ordené atacar a los humanos, o androides. Ellos lo hicieron porque ustedes abrieron fuego primero. Lamento mucho la muerte de tu esposa o hijo, pero... No fue mi culpa.
Sus ojos se cubrieron de lágrimas, temblando de rabia.
—Ustedes solo fueron hechos para servirnos, son cosas, no personas. Y no importa que hagan conmigo, otro más continuará con mi lucha. Los androides y humanos artificiales fueron un error, y serán eliminados. Y creeme —sonrió con sorna—. Tu familia es la primera en la lista.

-o-o-o-o-

—Quiero muchos besos.
Sonrió y abrazó a su mujer, depositando suaves besos por su rostro, en sus labios, donde prefirió detenerse.
Le gustaba esa etapa de Ann, cuando estaba mimosa, y no llorona.
—Aiden, esta vez, me gustaría que fuera un varón.
—Debes pensar que no importa su sexo, sino que nazca sano, Ann.
—Lo sé mi amor, pero me gustaría mucho, mucho, que fuera un niño. Ese pequeño... que no pudimos tener con Noah.
Suspiró y acarició suavemente el vientre plano de la morena.
—Cuando Noah nació, creí que te perdería. Cuando Gisselle lo hizo, también. Sin contar con el miedo de perder a Lizzie con su leucemia. Ann, a mi realmente no me importa el sexo de nuestro bebé, solo que nazca sano, y que tanto tú, como él, estén bien luego del nacimiento.
Sonrió y le dio un beso corto en los labios.
—Te amo, mi amor. El bebé y yo estamos bien.
—Eso espero —le dijo acariciando suavemente su rostro y cabello—. Porque mi vida sin ti, aunque tenga a nuestro hijos, perdería sentido.

...

Últimos capítulos 💔😢

¿Y si me dices que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora