Nueve

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—Becca, debemos hablar.
Lo miró preocupada, eso nunca significada nada bueno.
—¿Qué pasa?
—No podremos ir a nuestro viaje.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Escucha, lo pospondremos por un tiempo.
—¿Por qué? Quiero que me des una razón. Hace tiempo llevamos planeando esto, ¿Y de la noche a la mañana cambias de opinión?
—Es por ti, por lo que tú sientes, por como te comportas conmigo. Becca —pronunció frustrado—. Yo te quiero, eres mi amiga, nos conocemos de niños, y en serio la paso bien contigo, pero últimamente... siento que me asfixias.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar eso, y apretó sus labios entre sí, no quería llorar.
—¿A-Ah sí? ¿Eso te hago sentir?
—Eres muy celosa y posesiva. Debes entender que tú no eres lo único en mi vida, yo-
—Vete Stephan —le pidió sin poder contenerse más, secándose las lágrimas de sus ojos.
—Becca-
—¡Que te vayas! —le gritó comenzando a llorar—. No quieto verte, largo.
—No quiero irme así.
Negó con la cabeza y se acercó hasta la puerta, abriéndola.
—¿Quieres que nos tomemos tiempo? Perfecto, te daré todo el espacio que quieras, vete.
—Lo siento —murmuró con pesar.
—¿Lo sientes? Mejor vete ahora, no quiere verte.

-o-o-o-o-

Estaba acostado en su cama, escuchando musica con los auriculares puestos, y los ojos cerrados.
No había podido hablar con Noah aún, y desde que había vuelto a su casa, se encontraba, ¿Como decirlo?
Sí, apagado, como Malika lo había dicho, así se sentía.
Sintió su celular vibrar sobre su pecho, donde estaba descansado, y lo tomó.
Videollamada de RubiaHermosa ¿Desea responder?
Observó sorprendido aquella notificación, y deslizó su dedo, aceptándola.
—Hola —saludó la muchacha.
Ella al igual que él, estaba en su habitación.
—Que sorpresa que llames, más aun, por vídeo —sonrió—. ¿Qué pasa? ¿Ya me extrañas? —bromeo.
—Quiero explicaciones.
—¿De qué?
—De esa tarde, del collar, ¿Por qué no estabas tú en la playa?
—Creo que fui bastante claro en el último vídeo, a menos que no lo hayas visto.
—Sí lo vi, pero yo te esperaba a ti, no a Colin.
—Bueno, eso es una sorpresa, a menos que fuera para mandarme a la mierda por haberte hecho perder el tiempo.
—Tú no entiendes nada —le dijo en un tono molesto.
—No soy tan inteligente como tú.
—No digas estupideces.
—En fin Lizeth —suspiró—. Lo hice solo para disculparme contigo. Supongo que no fue fácil para ti tener que soportar mis bromas estúpidas.
—¿Solo por eso?
—¿Debería existir otro motivo?
—No lo sé, dímelo tú.
Giró en la cama, poniéndose boca abajo, y tomando el celular con ambas ambos.
—¿Qué quieres que te diga?
—Lo que sea —murmuró.
Sonrió y cerró los ojos por un momento.
—Okay, pronto comenzaré a trabajar con tu hermano.
Ella se acostó en su cama también, de lado, teniendo su celular con una de sus manos.
—¿Y qué se supone que hagas?
—Lo único para lo que sirvo, traducir textos, documentos, archivos, tratar con extranjeros. Te dije que los idiomas son lo mío.
La rubia lo observó curiosa.
—¿Cuántos idiomas hablas?
—Vaya, es la primera vez que estás interesada en mi —sonrió divertido—. Debería regalarte cosas más seguido, así querrías hablar conmigo.
—No fue por lo que me regalaste, no hagas que me arrepientas, Luca.
—Creo que es mi don, hacer que me detestes. Es por eso que creo que deberías estar hablando con Colin, y no conmigo.
—Sí estoy hablando contigo, es porque así lo quiero. No creas que lo hago por lástima, o compromiso.
—Hablo francés, alemán, italiano, inglés, español, y manejo bastante bien lo que es el japonés, ruso y el mandarín.
—¿En serio?
—Hablo fluido el francés, después de todo, fue el primero que aprendí desde niño,  y viví dos años en Francia. Es como mi segundo idioma.
—Y así conociste a Colin.
—Sí, así conocí a tu amado francés.
Rodó los ojos.
—No digas estupideces.
—Okay, okay —sonrió.
—Luca.
—¿Qué?
—¿Por qué te fuiste?
—Tenía cosas que hacer aquí.
—Dijiste que te ibas a quedar más tiempo.
—Am... Sí, pero luego recordé que tenía algunos asuntos por resolver.
Lizzie miró hacia abajo, y se quedó en silencio, solo tocando su collar.
—¿Te gustó?
—Es hermoso.
—Uf, algo que me salió bien al fin.
Apretó sus labios entre sí, y miró la cámara, frunciendo el ceño.
—Quiero que vuelvas.
—¿Qué? —pronunció sorprendido.
—Me debes una cena en la... Sex on the Beach.
Río bajo, divertido.
—¿A sí? ¿Y por qué no vienes aquí? Hay muchos lugares que podría enseñarte... Entre otras cosas.
Miró hacia abajo, sonriendo.
—No puedo, mi papá no me dejaría viajar, mucho menos para estar con un chico.
—Tu padre, que problema... Bueno, podrías venir a casa de tu hermano.
—Tal vez —lo pensó, sorprendiéndolo.
¿En serio lo haría?

-o-o-o-o-

Entró a la oficina que había en su casa, dónde a veces sus padres trabajaban juntos, como aquella tarde.
—¿Y qué hay de estos archivos, Aiden? Creo que, oh, cariño ¿Que ocurre? —preguntó con una dulce sonrisa Ann, al ver a su hija mayor.
—Ma, pa, quería pedirles algo.
Aiden se quitó lentes, y la observó expectante.
—¿Qué cosa?
—¿Podría ir a casa de Noah?
Ann abrió los ojos sorprendida.
—¿Por qué?
—Pues... En una semana termino mis clases, y me pareció que sería buena idea salir. Despejar un poco mi mente.
—¿Y por qué a la casa de Noah? —preguntó Aiden—. ¿O existe otro motivo?
—N-No, pero conozco su casa, y además podría salir con Steph.
—Hasta dónde sé, Stephan se irá de viaje con Becca.
Ann sonrió y negó con la cabeza.
—Ya mi amor, Lizzie pronto cumplirá los dieciocho años, además, aun falta una semana para que termine sus clases, y Steph no sé irá tanto tiempo con Becca.
—Te recuerdo que para año nuevo, se fueron dos semanas con la sobrina de Ángela.
—Bueno, pero es diferente.
Lizzie miró con pesar a su papá, sabía que no la dejaría.
—Está bien, no importa —murmuró.
Salió de la oficina, cerrando suavemente la puerta.
—Aiden, nuestra hija ya es grande —le recriminó Ann.
—No lo es.
—Sí lo es, lo suficiente como para viajar sola a casa de su hermano. Nos está pidiendo ir a casa de Noah, no de viaje con otro chico, solos.
—Puede ir a casa de Noah con nosotros, en un mes.
—Sí, pero también podría ir sola, demuéstrale que confías en ella. Lizzie siempre ha sabido comportarse bien.
—No lo sé Ann, lo pensaré...

-o-o-o-o-

—¿Qué haces? —preguntó curioso Josh al llegar a su casa, y ver que su mujer estaba preparando unas maletas.
—Nos vamos.
—¿A dónde?
—De vacaciones Josh. Becca no está bien, siento que hemos dejado de lado a Paul, y... Nos henos distanciado como familia, necesitamos pasar más tiempo juntos.
Asintió con la cabeza y se dirigió a su armario, cerrando las puertas.
—¿Qué haces?
—No necesitamos nada de esto, ve y busca a los niños, nos iremos ahora mismo.
—Pero, debemos empacar.
—Compramos las cosas allá.
Sonrió divertida.
—¿Y a donde iremos?
—No lo sé, a donde sea mi amor, tomamos un mapa, y elegimos al azar. Llama a los niños.
—Los niños tienen dieciocho y diez años —sonrió—. Ya no son tan "niños".
—Para mi siempre serán mis niños —sonrió el castaño—. Andando, ¡Ya quiero estar en la playa!
Sonrió y negó con la cabeza, segundos antes había dicho que irían a cualquier lado, y ahora ya había elegido que sería en alguna playa.
Así era Josh, impredecible como el tiempo.

...

¿Y si me dices que sí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora